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Tomás:

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Tomás:

Estaba en mi habitación, escribiendo en una vieja libreta que tenía, mientras mordía mi labio para evitar que las lágrimas salieran, aunque era consciente de que no funcionaba, ya que sentía como algunas viajaban por mis mejillas.

— Ya me cansé de ti, me cansé de quererte y saber que no me quieres tanto como yo. — susurré para mi, me sentía tonto.

¿Cómo es que algo tan insignificante me hacía sentir mal?, Olivia había salido con un chico y me canceló al último momento, Justo cuando había tomado el valor de decirle todo lo que sentía, todo se fue a la mierda. Un ruido en mi ventana me hizo sobresaltarme un poco, dirigí mi vista hacía ella, topándome con Olivia esperándome en mi ventana, me limpié las lágrimas rápidamente y suspiré, para después dirigirme a abrirle.

— ¿Puedo pasar? — dijo susurrando y asentí, ella entró y yo cerré la ventana.

— ¿Por qué estás aquí? — no respondió y me abrazó fuerte, al instante sentí jadeos de su parte, dándome a entender que estaba llorando, sentí como mi corazón se aplastaba, la abracé aún más fuerte. — ¿Qué pasó? — pregunté y acaricié su cabello, ella se separó y pude ver el rímel corrido, sus ojos un tanto rojos al igual que sus mejillas.

— É- él me to-tocó. — mi puño se cerró con fuerza, sentía como mi cuerpo hervía y mis ganas de golpear al hijo de puta que le haya echo esto crecían.

— ¿Quién fue? — ella negó mientras las lágrimas recorrían. — Dime quién mierda fue Olivia, para hacerle pagar. — sentía mi sangre hervir, hasta que las manos de Olivia tomaron las mías y logró tranquilizarme, abrió mis puños, dejando ver cómo mis uñas se habían marcado en mis palmas, ella las acariciaba suavemente, haciendo que sintiera paz.

— Tomás, tranquilo, lo bueno es que estoy bien. — negué viéndola confundido, ella posó sus manos en mi cara, acariciando mi mejilla derecha. — sólo quiero descansar, contigo, tú me haces sentir segura y en estos momentos lo único que quiero es estar contigo, tranquila. — dijo y acto seguido se acostó en mi cama, hice lo mismo que ella, sólo que tomó mi brazo y lo pasó sobre su cintura, por instinto la acerqué un poco más a mi, ella acariciaba la palma de mi mano.

— Olivia.

— ¿mmhm?

— ¿Me quieres? — escuché un suspiro de su parte, y aunque no la esté viendo, me la imaginaba haciendo la media sonrisa que siempre hacía.

— Nah.

— Oh, perdón. — una risa salió de ella y se giró hacia mi, quedamos frente a frente, nuestras respiraciones chocaban y mi pulso se aceleró.

— Te amo Tomás Campos, eres el mejor amigo que alguien podría tener. — acarició mi mejilla y después se acostó sobre mi pecho, lo comenzó a acariciar y yo la rodeé con mi brazo.

— También te amo Olivia, no te imaginas cuanto.

— Me gustaría quedarme así por siempre.

— A mi también. — suspiré. — Yo ah... me gustaría algún día ser más que tu amigo. — no recibí respuesta y dirigí mi vista hacia ella, percatándome que se había quedado dormida y no escucho nada de lo que dije. — buenas noches. — dije, para quedarme viendo el techo.

Daba igual si ella no sentía lo mismo por mi, prefería tenerla como amiga a no ser nada de ella.

Daba igual si ella no sentía lo mismo por mi, prefería tenerla como amiga a no ser nada de ella

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𝐎𝐥𝐢𝐯𝐢𝐚 | 𝐂.𝐑.𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora