Sentía un dolor agudo en mi coronilla. Me sentía débil. Cuando mi vista se despejó, pude apreciar que estaba echada en una cama y con un montón de cables que iban de mi brazo a una bolsa de suero y otras de medicamentos. Mi mente comenzó a recordar lo que había pasado. Pero porque mierda me dejaban viva. No podían dejarme morir feliz. De repente me encontraba muy cabreada.
-POR QUE COÑO NO ME HABEIS DEJADO MORIR- grité frustrada mientras intentaba arrancarme los malditos cables del brazo. Tuve que de haber gritado mucho ya que un chico con una bata como la mía entró corriendo por la puerta corriendo acercándose a mí para evitar el labor que estaba empeñada en realizar-QUE ME DEJES- grité dándole con los puños hasta que no aguante más y un sollozo salió de mi boca. Las malditas lágrimas ya se deslizaban por mi cara. Para evitar que el desconocido me viera en esas condiciones me tape con mis manos. Unos fuertes brazos me abrazaron, pasando las manos de arriba abajo por la espalda para tranquilizarme. Una vez más tranquila, me separé bruscamente del desconocido para echarle en cara porque me habían hecho esto, pero cuando mi mirada se fijo en su rostro me quedé helada. Era hermoso. Nunca había visto a nadie igual. Sus ojos verdes junto a su pelo rebelde rizo. Pero en sus ojos lo único que se podía apreciar era tristeza y en el instante que le toqué la mejilla de forma ensoñadora hizo una mueca de puro dolor. Eso me hizo separarla rápidamente y fijarme en que en esta tenía un gran corte. ¿Qué le habría pasado? ¿Por qué estaba allí? Mi mente se sentía confusa.
-¿Qué te ha pasado?- pregunté mirando su mejilla.
-Nada importante- me contestó relajado.
-Y entonces porque estás aquí. En el hospital o este sitio, me refiero-no pude decir mucho más ya que por la puerta entraron un medico acompañado por una chica muy preocupada.
-Harry- gritó esta para tirarse a sus brazos y darle un beso a este en todo los morros- ¿Dónde estabas? Fui a comprar algo a la cafetería y cuando volví ya no estabas.
El médico se acercó a mí y empezó a tocar unos botones de la maquina que se encontraba a mi lado y clavó una jeringuilla en uno de los tubos que estaban en contacto con mi brazo. De repente me empecé a sentir cada vez más cansada.
-¿Qué me has dado?- le pregunté asustada a este- ¿Qué has hecho?-Mis ojos empezaron a cerrarse. Me sentía débil. Asustada.
-Tranquila- me dijo este, sin mirarme a la cara- solo te dormirá un rato para que no intentes nada. Ahora descansa.
Mis ojos se cerraron, y lo último que escuche fue la voz del chico de antes. Junto a mí. Diciéndome “sé fuerte. Yo confío en ti”
*****
Sentía a mi cabeza palpitar. Tenía un dolor de cabeza horrible. Enserio, ¿Qué narices me habían dado? Lo único que yo había conseguido era un puto dolor que no se iba ni queriendo. Mis ojos recorrieron toda la habitación, en busca de algo que me hiciera salir de aquí, yo que se una ventana o algo. Pero mi búsqueda fue interrumpida por la presencia de algo, o más bien alguien. Era el mismo chico de antes.
-¿Qué haces aquí?- la pregunta salió de mi boca sin pensárselo dos veces. No era que no podía estar aquí.
-Me aburría y vine a verte- me dijo más relajado de lo que parecía. A lo mejor pensaba que me iba a despertar más tarde y me estaba vigilando. No estaba segura, pero su presencia junto a mi no me daba buena espina. Mis pelos se ponían de punta y sentía algo. Pero sabía que ese algo no era nada bueno.
- Y ¿Por qué? Si se puede saber, claro- le dije con un tono demasiado arrogante.
Él tan solo se dedico a elevarse de hombros. No entendía porque seguía allí. Ya le había pillado, ¿no podía irse o qué?
-Bueno ya que no vas a responderme, me puedes encender la tele y te puede ir por la puerta. Adiós- mis palabras fueron firmes y bordes. Estaba cabreada con el mundo. Yo, en el fondo, sabía que me estaba pasando y que después me arrepentiría.
-No me pienso ir- me dijo decidido- ¿después de que te hayas intentado suicidar? Ni de coña.
-Pero ¿A ti qué te importa lo que quiera hacer o haga con mi vida? ¡Eh!- ya me estaba cabreando.
De nuevo, solo se limitó a alzar los hombros. Estuve a punto de levantarme y estamparle la primera cosa que tuviera a la vista. Pero en ese momento entró mi padre por la puerta. ¡Oh! Mi padre. Se le veía desconsolado. Esos ojos tan bonitos que tenía se veían apagados.
-______ ¡Cómo puedes ser tan egoísta! ¡Eh!- me echó en cara mi padre. Pero ¿que…?
-¿Qué?- mi voz fue débil. Mi padre no me había gritado en la vida y ahora hacía esto.
-¡Eres una egoísta! ¡¿Por qué narices lo has hecho?! ¡Eh! ¡¿Es por mí?!- mi padre no paraba de gritarme. Las lágrimas estaban a punto de derramarse por mis mejillas.
-¡Qué! No no no- yo solo negaba rápidamente. No era por su culpa.
-Creo que lo mejor es que te vayas a algún internado. Que estar junto a mí te pone mal- en serio, ¿cómo podía pensar eso? No podía hacerme esto- Perder a tu madre ya fue bastante para ti, no tienes que aguantar a un viejo amargado- eso último me lo dijo con pena y dándose la vuelta para desaparecer por la puerta.
-¡Papá! ¡No! ¡Espera por favor!- mis gritos no le detuvieron. Se había ido y pensaba que todo esto era por su culpa. Me alejaría de su lado. No podía hacerme eso. Un sollozo salió de mi boca y me deje caer sobre las sabanas que al segundo estarían en mi boca amortiguando el sonido de mis gritos. Nunca me había sentido tan mal. Me estaba desmoronando.
Unos fuertes brazos me abrazaron. Era Harry o como quiera que se llame. Me pasaba la mano por mi espalda en forma de consuelo- Tranquila, todo se arreglará.
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Espero que os haya gustado.
Besitooos
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I need you (Harry Styles)
FanfictionAcerqué las manos al bolsillo pequeño de mi mochila. De allí saque lo que necesitaba para lo que tanto ansiaba. Sin pensar en las consecuencias que esto provocaría, acerqué la hoja afilada de la navaja a mi delgada muñeca. Con toda la rabia y frustr...