Capítulo 3

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-¡¿Qué todo se arreglará?!- le dije exaltada- ¡¿Quién narices te crees para decirme que todo se arreglará?! ¡Eh!- le grité empujándole fuera de mi alcance. No quería hablar con nadie y menos con un desconocido que no me conocía de nada. ¡De nada! Podría ser una borde, pero me daba igual, mi vida se había convertido en más mierda de lo que ya era. Tanto le costaba a Dios dejarme ir. Una más, una menos, no es que sea un dato muy importante.- ¡No tienes ni idea por lo que yo he pasado! ¡Ni puta idea! ¡¿Y ahora me vienes con que todo se arreglará?! ¡Muchas veces me han dicho esas palabras y ¿sabes qué?! ¡Yo no veo que las cosas mejoren! ¡Nunca mejoran para mí!

Harry me miraba callado, sin decir nada. Lágrimas de impotencia caían por mis mejillas. No había día que estas no se librasen de derramarse, de salir al exterior. Deseaba desde pequeña ser una chica fuerte, a la que nunca vieran llorar. Como mi madre. Pero eso nunca ocurrió,  y terminé siendo una chica débil que lloraba por todo.

-Vete- le dije en bajito pero en tono firme mientras me secaba con las manos las mejillas en un intento de dejar de llorar.

Harry al escuchar mis palabras se dio la vuelta y salió por la puerta dando un portazo.

Estaba frustrada. Al final Harry no me había encendido la tele y no sabía dónde estaba el mando. Mi mirada recorrió toda la habitación en busca del artilugio. No lograba visualizar nada con forma rectangular, alargada y con botones. Me estaba poniendo mala. ¿Tan difícil era dejar el mando en la mesilla para que los pacientes pudieran cogerlo sin ninguna dificultad? Seguía mirando todo tipo de espacio, cuando de repente, vi el mando casi engullido por el sillón, que para mi suerte (notase mi ironía) se encontraba más lejos de la cama.

Mirando mi brazo lleno de cables a los que conducía a una especie de barra que yo podría confundir fácilmente como un perchero, me levanté.

Mis pies notaron el frio suelo, a lo que di un respingo. No tenía zapatos y solamente una bata bastante corta tapaba mi cuerpo. Me sentía demasiado expuesta. Arrastrando la barra, me dirigí hacia el sillón lentamente. Me costaba horrores moverme. Notaba en mis músculos, la falta de movimiento de mi cuerpo en los últimos días.  Aunque me costara horrores, haría lo que fuera para tener ese mando. No pensaba quedarme todo el día mirando hacia la pared o al jarrón con flores que se encontraba encima de la mesa. No tenía a mi móvil, no tenía libros, ¡No tenía nada para hacer! Y la tele sería un buen entretenimiento aunque no hubiese nada bueno para ver.

Cuando llegué al asiento cogí rápidamente el mando y cuando este salió de la ranura del sillón, encima de este cayó un papel. Un papel doblado a la mitad. Y lo más curioso es que ponía mi nombre en uno de los dos lados, como indicándome que lo que tuviera escrito ese papel era dirigido para mí o para otra ____ que estuviese allí antes.

La curiosidad mató al gato, ¿no? Pues mi curiosidad era tan grande que no pude evitar cogerme el papel para mí. Todavía no lo iba leer, pero iba a estar bajo mi poder.

De nuevo, me dirigí hacia la cama, guardando el papel debajo de la almohada y colocando esta para echarme cómoda.

En la tele encontré una película que parecía tener buena pinta. Se llamaba “El diario de Noah”. Había escuchado muchas veces hablar de ella, pero nunca antes la había visto. Cuenta como un amor de verano llegó a convertirse en un amor verdadero a pesar de todos los obstáculos que se les interponía. Me pasé como la mitad de la película llorando. Había sido tan bonita. ¿Por qué no podría existir un amor de tal calibre en la vida real? ¿Tan difícil era?

Después de que acabase la película, estuve viendo dibujos animados toda la tarde.

Ya eran las ocho de la tarde y yo ya me había visto dos capítulos de Bob Esponja, uno de Hora de aventuras, otros dos de Los Simpson... Me encantaban los dibujos, me recordaban a mi feliz niñez.

Estaba ensimismada viendo The big bang theory cuando de repente se abrió la puerta, dejando ver a un chico joven. ¿Quién era y qué hacía aquí?

-Hola- dijo alegre entrando en la habitación cerrando la puerta tras de él. Esa voz me sonaba de algo, pero no podía recordar que- ¿Eres _____?

-Siii- dije alargando la i- ¿Y tú quién eres?

-Soy Niall- me dijo dejando su mano en el aire para que se la estrechase en modo de saludo.

-¿Y qué haces aquí?- le pregunté mientras no muy decidida le estrechaba la mano.

-Y… pues que soy @NiallOfficial en twitter, tu querido amigo al que tanto quieres.

-¡¿Niall?!- y sin pensármelo dos veces me tiré a sus brazos. Niall o @NiallOfficial en twitter, que fue como lo conocí, era como mi mejor amigo. Solo nos dedicábamos a mandar mensajes por Washapp, o nos llamabamos.  Nunca lo había visto en persona pero el siempre estaba para mí. Él era de Irlanda pero se había mudado a la ciudad contigua a esta y esa era la razón de nunca poder vernos. Y os preguntareis ¿por qué nunca habíamos visto una foto del otro? Por el simple hecho de que queríamos que nuestra amistad fuera verdadera sin necesidad de saber el aspecto del otro, de llegar a conocer a alguien de forma que la apariencia del otro no afectara. Pero verlo me había sorprendido bastante. No me lo había imaginado así. Él era guapo, demasiado, con el pelo rubio y unos ojos azules increíbles. Por fin podía comprender todos los problemas que me había contado por el tema de las chicas.- ¿Qué haces aquí?- le pregunté mientras le hacia un hueco en la cama para que se sentase.

-¿Te acuerdas que tenía una sorpresa para ti?- preguntó mientras se sentaba a  mi lado. Yo solamente asentí con la cabeza indicándole que siguiera- Pues la sorpresa era que mis padres decidieron mudarse aquí. Pero fui a darte una sorpresa a la dirección donde te mandé la carta por tu cumple y me encontré a un señor diciéndome que tú estabas en el hospital.-me dijo lo último con tristeza- Cuando llegué, pregunté a la recepcionista por tu habitación, me dijo que era esta y cuando entré por la puerta, no podía creer que fueras tú. Eres muy guapa y estas demasiado delgada. ¿Por qué me mentiste sobre tu aspecto? Bueno mejor no me respondas a eso. Solo quiero saber ¿por qué narices  intentaste suicidarte?- Niall hablaba de una forma tan rápida que casi no podía entenderle. Era adorable. Pero su última pregunta me dejo inquieta. Él sabía por lo que pasaba pero siempre me estaba animando y aunque últimamente había estado mintiéndole, diciéndole que estaba mejor, mi vida seguía igual que siempre o peor.

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Lo siento mucho por la tardanza, pero es que he estado super liadísima y encima que ahora empezamos con los examenes....

Espero que os haya gustado y si tenéis alguna sugerencia, pregunta o queja sobre la novela podeís decirmelo que no hay ningún problema.

Besitooos.

                                                                                  Laura.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2015 ⏰

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I need you (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora