Me encontraba delante de ese edificio al que tanto trataba de evitar. Gotas de lluvia caían por mi pelo y cara empapándolos. No quería entrar allí. No quería sufrir más. ¿Por qué Dios no me escuchaba de una vez y me llevaba de este mundo? ¿Tanto le costaba? Esperaba ansiosa a que esa maldita alarma que hacía entrar a sus clases a los alumnos, sonara, así podría entrar tranquila sin miedo a que alguien se cruzara en mi camino. Mis oídos, por fin, después de media hora esperando bajo la lluvia, escucharon el deseoso timbre.
Me fui acercando lentamente a la puerta, después de comprobar que no había moros en la costa. Como cada día, me desplazaba por los pasillos vacios del instituto esperando que el profesor me dejara entrar sin reprocharme por mis cinco minutos tarde, aunque creo que ni se inmutaría, ya que era más o menos lo que pasaba todos los días. Al llegar a mi primera clase, llamé con los nudillos a la puerta.
-_________, pasa- dijo el profesor al otro lado de la puerta, deduciendo que era yo. Nerviosamente abrí la puerta adentrándome en la habitación con un montón de miradas situadas en mí. Sin levantar los ojos del suelo, por si las moscas, me dirigí al único sitio que quedaba al final de la sala. Mientras mis pies se dirigían al sitio, podía escuchar murmullos de mis compañeros. Sin importarme, seguí con mi recorrido hasta dejar caerme en mi silla correspondiente. De mi pelo caían gotas de agua, debido a que este estaba relativamente chorreando. Ni me preocupé en intentar secarlo para no coger una pulmonía, justo eso quería que sucediese. Me di cuenta que el profesor estaba explicando algo de trigonometría. De mi mochila saqué el libro de matemáticas y la libreta para poder realizar los ejercicios que nos mandaría el profesor después de explicar las razones trigonométricas de un triangulo rectángulo.
Me encontraba haciendo el último ejercicio de los que nos mandó unos minutos antes el profesor, cuando una bola llegó a mí. Sabía que en el interior habría algo malo, pero mi lado masoquista me hizo desenvolver el papel para ver qué como los demás se aburrían mucho. De mi boca salió un suspiro. Lo que suponía. En la nota ponía “Gorda a ver si desapareces de una puta vez y nos alegras la vida”. A ver, no comía mucho desde hacía varios años, ya que mi madre murió en un accidente de coche y la depresión que cogí junto con las burlas hizo a que me negara a comer muchas veces. Escusas como “Ya comí por ahí” o “No tengo hambre” son las que le daba a mi padre la mayoría de las veces.
Lo malo es que me lo hacían creer. Que estaba gorda. Y eso me acomplejaba bastante. No comprendo porque tienen la necesidad de meterse conmigo. Arrugué la hoja en mi mano con fuerza y la dejé caer al suelo. Justo cuando esta rozó la superficie, sonó el timbre. Recogí las cosas lentamente, esperando a que la gente desapareciese de la clase. Una vez despejada, me levanté dirigiéndome hacia la puerta. El profesor me estaba mirando con pena. Hasta los profesores sabían lo que me hacían y no eran capaces de hacer nada todavía.
Me dirigía a mi siguiente clase. Estaba a punto de entrar cuando una mano, me lo impidió. Me giré asustada, para ver a “las populares” mirándome con cara maligna. Ellas eran las típicas que hacían sentir mal a los demás para hacerse sentir mejor. Contra mi voluntad me llevaron al baño. Yo solo me dedicaba a suplicarles que me dejaran. Sabía que no tenían nada bueno en sus cabezas. Cuando la puerta del baño fue cerrada, me arrojaron de un empujón al suelo de este, con fuerza. Jadeé. Me había dado un buen golpe en el culo. Ahora me saldrían moratones.
-A quién tenemos aquí- dijo risueña Judith. Ella solía ser o hacerse pasar por mi amiga antes de lo del accidente. La miré con miedo. Era el único sentimiento que tenía hacia ellas. Miedo. Cada día rogaba por qué no se fijaran en mi y no me hicieran nada, pero mis suplicas siempre eran hechas en vano- No te han enseñado que las camisetas anchas te hacen G-O-R-D-A- dijo esto último un poco más alto deletreándolo, mientras miraba con asco mis prendas- ¿Chicas, no creéis que deberíamos recordárselo?-les dijo con un tono perverso en su tono de voz. Las demás asintieron divertidas.
Por inercia mis manos se situaron sobre mi cara, tapándola para evitar que me dieran en esta. Selene se situó sobre mí, quitando mis manos, sujetándolas sobre mi cabeza para darles vía libre a las demás. Cerré mis ojos con fuerza. No podía ver como cuatro chicas me pegaban sin remordimiento y si razón. Noté como un puño me daba en toda la mejilla, seguido de varios golpes. Cuando se sintieron satisfechas se fueron dejándome retorcerme del dolor en el suelo. No quería levantarme. No quería ver en el espejo lo que me habían hecho. Pero no me quedó más remedio ya que el frío que desprendía el suelo me estaba dando más dolor de cabeza del que tenia. Mis manos se agarraron al lavabo y como pude me puse en pie.
-Oh, no- dije horrorizada por mi aspecto. Estaba horrible. En mi frente, en la zona donde nace el pelo podía apreciar que salía sangre. Me sentía débil. No podía ni moverme. Como pude me lavé la herida y me dirigí al exterior, para a ver si me daba tiempo a llegar al menos a mi última hora antes del recreo, ya que me había perdido la segunda hora. La herida ya había dejado de sangrar aunque todavía me sentía un poco debilitada.
Me disculpé con la profesora de francés dirigiéndome al final de la sala. Se encontraba entregando los exámenes que realizamos la semana anterior. Iba diciendo los nombres. Cuando llegó al mío, me levanté y recogí el examen. Sin mirar la nota me dirigí al pupitre sentándome en el. Había sacado un 10. Eso me había alegrado bastante. Yo podría decir que en los estudios me esforzaba al máximo ya que quería sacar buenas notas para poder conseguir una beca para ir a una universidad lejos, muy lejos de aquí y así nunca más volver a ver a las personas que me hacían la vida imposible. Durante la clase estuve tomando notas y haciendo ejercicios ignorando el dolor de cabeza que tenía.
-Bueno, esto será todo por hoy- concluyó la profesora- Ya podéis recoger.
Todos recogieron rápidamente, para salir corriendo fuera, al recreo. Todos siempre deseaban que llegase ese momento del día. En cambio, para mí era la cosa que más evitaba yéndome al baño o quedándome en alguna clase deambulando. Como mi siguiente clase sería educación física, me dirigí a los vestuarios a esperar la media hora de recreo. Sentada en uno de los bancos saqué mi móvil con los cascos y comencé a escuchar "What now" de Rihanna.
I've been ignoring this big lump in my throat. I shouldn't be crying. Tears were for the weaker days. I'm stronger now or so I say. But something's missing….
La letra de la canción entraba por mis oídos. Percibiendo cada palabra. No podía dejar de escucharla. Me sentía identificada. No por el mismo motivo, pero me sentía rota y sin saber qué hacer. Cada día estaba más desconcertada y confusa. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. No aguantaba más. No podía más. No quería seguir más con esto.
Por mi mente pasaron imágenes de todas las cosas que me habían hecho y todas las veces que me encerraba en la habitación para llorar por su culpa. Todas las veces que me avergonzaron, agredieron o insultado. Todas aquellas veces que me rompía por dentro sin saber qué hacer, sin decir nada ante sus abusos. Por mi mente pasó algo que nunca me había atrevido a hacer. Había hablado con personas que sufrían como yo y me dijeron que eso te hacía sentir mejor, pero hasta ese momento nunca me había atrevido. Acerqué las manos al bolsillo pequeño de mi mochila. De allí saque lo que necesitaba para lo que tanto ansiaba. Sin pensar en las consecuencias que esto provocaría, acerqué la hoja afilada de la navaja a mi delgada muñeca. Con toda la rabia y frustración que sentía apreté el artilugio con fuerza deslizandolo por mi muñeca. Pero no solo una vez, sino, varias. Hasta que sentí un dolor tan agudo que hacia olvidar lo que sentía por dentro, no paré. Notaba como la sangre se derramaba en el suelo y mis parpados se cerraban. Mi tiempo había llegado. Antes de quedar completamente sin sentido pude apreciar unos gritos de susto y horror. Y después de eso me quede profundamente dormida en un sueño del que nunca despertaría.
O eso pensaba yo.
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Espero que os haya gustado.
Intentaré subir pronto.
Besitooos
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I need you (Harry Styles)
FanfictionAcerqué las manos al bolsillo pequeño de mi mochila. De allí saque lo que necesitaba para lo que tanto ansiaba. Sin pensar en las consecuencias que esto provocaría, acerqué la hoja afilada de la navaja a mi delgada muñeca. Con toda la rabia y frustr...