Fantasmas

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Punto cero. 28 de mayo de 2020.

Ha sido difícil darse cuenta de que no hay nadie más aquí. Escucho el sonido de mi respiración y veo el vaho congelado salir de mi cuerpo. He pasado un tiempo prolongado, indefinido, creyendo que hay otros conmigo sobre el hielo, que no estoy rodeada de la soledad perenne.

Compartir la mente y el alma es imposible, inalcanzable.

Es este sitio donde me encuentro hoy. Donde he estado siempre.

No maldigo el Ártico, lo abrazo. En la soledad no hay abandono, no hay traición, no hay engaño. Es la propia mano la que provoca las heridas, es el tiempo el que causa los desgastes, es la nieve la que oculta bajo su pureza la putrefacción, la miseria, la muerte.

Es el hambre el motor genuino, el dolor del frío el que obliga a crear y creer que hay alguien más aquí.

No hubo nadie, nadie vendrá. Nadie lo entenderá nunca. No habrá fogatas ni vínculos, ni risas, ni susurros, ni miradas. Nada. Este sitio está vedado a toda humanidad, excepto la mía.

Han sido solo espejismos. No hay nadie más. Comprenderlo es más difícil de lo que recordaba. Pasan los fantasmas y dejan algunas huellas en la nieve.

Pero solo son eso, fantasmas.

Cartas desde el ÁrticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora