Asesino a sueldo

Capítulo III

Capítulo III

En contra de su voluntad y después de una pelea que duró un par de horas, había accedido a que Gulf lo ayudara con el rescate del señor Kanawut, o mejor dicho, el menor no se le había despegado prácticamente para nada. Literalmente.

Después de la cena, Gulf había montado una cama en el suelo de la habitación de Mew, no le preocupaba que huyera, no lo creía capaz, lo que no quería es que ese sujeto actuara por su propia cuenta y no lo dejara ayudarlo con el rescate de su padre. "Tengo el sueño ligero" le había advertido. Mew rodó los ojos, se acostó en la cama y durmió durante toda la noche sin despertar para nada y sin moverse de su posición.

Cuando despertó, se llevó la sorpresa de su vida al ver a Gulf esperando por él completamente aseado y con una vestimenta completamente diferente a como lo había visto ayer. Pero por nada del mundo iba a demostrar su asombro, así que siguió mostrando su imperturbable rostro.

- ¿Qué significa tu ropa? - preguntó Mew en lugar de dar los buenos días.

- Es lo más acorde que encontré para empezar a trabajar -

Mew aun acostado en la cama lo observó de arriba abajo. Gulf parecía... parecía... no tenía idea de lo que intentaba demostrar ese joven pero se veía... encantador, tenía que reconocerlo. Aunque sabía que "encantador" no era la palabra que lo describía.

Gulf usaba un pantalón de cuero color negro ajustado a sus largas y torneadas piernas, adornado en la parte superior por un cinto del mismo color y en la hebilla brillaban las letras GK en color plateado. Su camisa roja de seda era cubierta por una chaqueta de cuero del mismo color de sus pantalones, sus botas parecían las de un militar y en una de sus manos usaba un guante que dejaba al descubierto sus largos y finos dedos. Usaba un collar negro y su cabello lo había peinado de forma rebelde. Ese atuendo no tenía nada que ver con el jovencito que había conocido apenas dos días atrás. Con esa ropa parecía un chico listo para salir de fiesta completamente dispuesto a conseguir una cita.

- ¿Y en qué trabajas? ¿En un antro de mala muerte? - preguntó Mew quitándose la sábana de encima y dejando al descubierto su torneado cuerpo cubierto solo por unos bóxer color rojo. Gulf se dio la vuelta para no ver a ese hombre.

- Yo en realidad tengo mi propio negocio - afirmó Gulf ignorando el comentario hiriente de Mew -

- ¿Y qué tipo de negocio tienes que te hace vestir de esa manera tan... peculiar? - la voz del mayor aunque adormilada seguía siendo seria. Parecía enojado, a pesar de que no lo estaba.

- No me visto así para ir a trabajar - se quejó el menor - así voy a ir contigo, aunque te niegues voy a ir -

- ¿Y con eso quieres aparentar ser un chico malo? -

- Algo así - respondió Gulf con algo de duda.

- Escucha Gulf - se giró para mirarlo - lo que yo hago no es un juego, y con tu actitud infantil de querer jugar al héroe solo me vas a ocasionar problemas, si tanto quieres hacer esto ¿Por qué me buscaste, por qué no fuiste a salvar a tu padre tu solo? -

- No puedo hacerlo sin ti - aseguró el menor. Mew lo estaba asustando incluso mucho más que ayer. Apretaba los puños para aguantar la presencia de aquel hombre.

- No puedes hacerlo tampoco conmigo - regañó el mayor - yo no tengo "compañeros de trabajo", yo no hago equipo con nadie, así que déjate de estupideces y actúa con madurez - Gulf lo observó con miedo - Me contrataste para rescatar a tu padre ¿No es así?, entonces déjame hacer mi trabajo -

Caminó al baño sin ningún tipo de pudor, le importaba poco que el joven viera su cuerpo semi desnudo. Lo había puesto de mal humor, aunque no tenía nada en su contra. Sin embargo, habían varias cosas que le molestaban de él, como que quería acompañarlo a salvar a su papá, qué le diera órdenes ocultas en supuestas "invitaciones" o "sugerencias", y la que acaba de descubrir recientemente, que lo observara con miedo, algo en su interior se removió cuando los ojos de aquel joven lo miraron atemorizado, no quería causarle ese sentimiento.