Capítulo IV

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Una enorme disculpa por no haber actualizado ayer, pero resulta que el lunes es mi cumpleaños y mis amigos me organizaron una "mini fiesta" sorpresa (con eso del COVID-19 solo nos reunimos siete personas) y pues no pude negarme a ir y llegué a mi casa después de media noche. Así que de verdad lo lamento. Pero él día de hoy habrá dos capítulos que espero les gusten. 

Capítulo IV

Gulf se removía en el sillón del departamento de Mild mirando a todos lados. Mientras Mew se había encerrado en una habitación para cambiarse de ropa, él y Mild se habían quedado en la sala entre un silencio incómodo.

- ¿Cómo hiciste para sacar a Mew de prisión? – preguntó de pronto Mild.

- Tengo los medios necesarios... - dijo sin dar más explicaciones.

- ¿Y cómo es que Mew te permitió que lo llamaras por su nombre? –

- No... no entiendo... - respondió Gulf confundido.

- Mew no permite que nadie lo llame por su nombre – dijo Mild – todos lo llaman Suppasit y si alguien se atreve a llamarlo Mew seguramente le dará la paliza de su vida ¿Qué te hizo a ti? –

- Nada – contestó – no sabía que no debía llamarlo Mew... -

- ¿No te hizo nada? – Mild no podía creerlo.

- ¿A ti te golpeó? – preguntó Gulf pues había notado que cuando llegaron él también lo había llamado por su nombre.

- No – Mild se rió – yo soy medio hermano de Mew, y los de la familia podemos llamarlo así, la familia y Tong –

- ¿Tong? –

- Es algo así como su salvador... yo diría que mejor amigo, pero Mew no tiene amigos, según él –

Ambos guardaron silencio cuando escucharon que el mayor se acercaba a ellos. Observó a los dos con su típica mirada de indiferencia y se sentó en el sillón que permanecía vacío.

- Necesito que averigües dónde se encuentra Mean – dijo de pronto Mew – y que consigas armamento para mí – se recargó en el sillón y volteó ligeramente a ver a Gulf – él se quedará contigo, no quiero que sean un obstáculo para mí ¿Queda claro? –

- Si – respondió Mild.

- Pero yo quiero ayudarte – fue la réplica de Gulf. Mild volteó a ver a Mew para ver como reaccionaba ante la rebeldía del joven.

- Acordamos que te quedarías con Mild – respondió impasible.

- ¿Y qué se supone que voy hacer aquí? –

- Lo que Mild te diga – respondió Mew.

Mild estaba seguro que ese hombre que estaba sentado delante de ellos no era Mew. Pues al mínimo signo de sublevación por parte de Gulf, su medio hermano se hubiera puesto fúrico, Mew no toleraba que sus órdenes no se cumplieran o que alguien renegara de las mismas, pero con ese joven parecía ser el sujeto más paciente y calmado del mundo.

- Yo quiero ir contigo Mew – insistió Gulf.

- Y yo quiero que me dejes hacer mi trabajo – respondió el mayor – entre más rápido lo haga, más rápido puedo hacer mi vida lejos de este lugar –

- ¿A dónde piensas ir? – preguntó el menor.

- Eso no te importa –

- Eres... - Gulf lo pensó dos veces antes de hablar, ya había tenido una muestra del enojo de Mew y sencillamente no quería volver a sentirlo.

Asesino a sueldoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora