Capítulo 11

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Miércoles: día 3

Corría por un pasillo familiar. Uno que hacía tiempo que no me acompañaba en mis pesadillas más tenebrosas. Corría hasta que las piernas me dolían, pero sabía que no podía detenerme. No podía, porque si lo hacía, algo muy malo iba a ocurrir. 

Por lo general conseguía despertarme antes de que él me diera alcance, pero esa vez no fue así. Me alcanzó. Y me hizo daño. Mucho daño. Y luego me tiró, como quien tira un pañuelo después de limpiarse.

Mis ojos se abrieron y miré a mi alrededor aliviada de que solo fuera una pesadilla. Me pasé la mano por la cara y estaba empapada en sudor... ¿O eran lágrimas? A través de la ventana vi que el cielo había empezado a clarear. Sería mejor darme una ducha que me despejase antes de empezar el día.

Elisabet todavía dormía, así que intenté ser sigilosa para no despertarla. Me encerré en el baño y mientras me desvestía observé durante unos segundos las cicatrices que tenía en algunos lugares escondidos, donde nadie podía verlas. Eran el testimonio silencioso de una época pasada que había superado hacía tiempo. O eso pensaba. Me pasé el dedo por una de ellas situada en las costillas, debajo del pecho y me estremecí. ¿Por qué ahora? ¿Por qué ese tormento venía a mí cuando estaba intentando dar un giro a mi vida?

—¿Becky? —escuché la voz de mi compañera al otro lado de la puerta. 

—!En seguida salgo! —exclamé mientras me metía en el pequeño cubículo de la ducha. Rápida y refrescante. En cuanto salí me sentí mucho mejor. Lista para un nuevo día. 

Al salir del baño, vi a Elisabet leyendo sus escrituras muy concentrada.

—Buenos días. —Sonrió alzando la mirada. —Hoy has madrugado mucho.

—Aunque te cueste creerlo, suelo dormir poco...

—Efectivamente, me cuesta creerlo —se rio mientras se adentraba ella en el baño.

Observé sus escrituras abiertas sobre su cama y me fijé que estaban llenas de anotaciones al margen y versículos subrayados. Así que esa era la consecuencia de hacer seminario. Tomé mi libro de mormón y pasé las páginas distraída. Me lo había llevado del despacho del obispo hacía dos semanas. Era, supuestamente, para que los misioneros lo regalasen. Ni siquiera me había molestado en escribir mi nombre, porque si se perdía me daba igual. Sin embargo, después de lo vivido recientemente, veía el libro con ojos diferentes. Era como si estuviese lleno de "consejos de sabiduría" especiales para mí. No... no era posible. Pero... ¿Y si...?

Decidí ponerlo a prueba. Esa sería mi señal absoluta de que las escrituras eran algo más que un libro escrito por José Smith. Había oído historias sobre gente que había recibido revelaciones al abrir una página cualquiera y leer la primera escritura que aparecía y siempre había tenido curiosidad por demostrar que no era verdad. Pero ese día algo me empujaba a hacerlo, y no eran exactamente mis ganas de demostrar nada. Era otra cosa. Un sentimiento diferente.

Observé el libro, olí sus páginas, que todavía olían a nuevo y empecé a hojear, hasta que me detuve en una página cualquiera. Eché un vistazo rápido y me detuve en un número que estaba en el centro de la página.

"Sí, venid a Cristo, y perfeccionaos en él, y absteneos de toda impiedad, y si os abstenéis de toda impiedad, y amáis a Dios con toda vuestra alma, mente y fuerza, entonces su gracia os es suficiente, para que por su gracia seáis perfectos en Cristo; y si por la gracia de Dios sois perfectos en Cristo, de ningún modo podréis negar el poder de Dios."

Cerré el libro de golpe y me quedé mirando su tapa azul marino durante unos instantes.

—No puede ser... —murmuré. Un cálido hormigueo llenó mi pecho, como un mudo testimonio de que lo que estaba ahí escrito era lo que necesitaba saber en ese momento. Era la sensación de que yo no estaba pasando desapercibida a Dios. Conocía mis dificultades y le preocupaba mi felicidad. ¿Acaso eso podía ser cierto? ¿Era posible que un Dios tan grande y omnipotente se fijara en alguien como yo? ¿O por el contrario no era más que la sugestión provocada por mi excesivo contacto con aquellos jóvenes?

Mi primera FSYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora