Capítulo 16.

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Octubre, 2015. 

Emilio dejó la música durante tres años. 

Ya no encontraba inspiración, ya no tenía letras ni melodías grabadas en su interior que quisieran salir ante los demás.

—Es un bloqueo, le pasa a todos. Estarás bien —le decía continuamente su mánager, con confianza.

Confianza que se fue desapareciendo conforme pasaron los meses y Emilio prefería actuar a cantar. Habían descubierto su vena actoral y era bueno. Muy bueno. La gente lo admiraba y le gustaba, y era fácil trabajar fingiendo ser alguien más; total, eso era su vida real de ahora.

Vivía para fingir y esconder su verdadera personalidad, asustado de dar un paso en falso y que todos descubrieran que por dentro estaba destrozado, sin posibilidad de regresar a ser feliz.

Después de que Joaquín lo dejó, apenas pudo cerrar su gira y huír a USA, a Los Ángeles, donde lloró lo que no se permitió llorar cuando despertó a la mañana siguiente que Joaco se fue. Había tenido una oferta de trabajo en un papel secundario en una serie de renombre de una plataforma de Streaming digital. Aunque sabía lo básico de actuación, se metió a un curso intenso de tres meses para prepararse. 

Fueron tres meses donde fue parte de la serie y aunque al principio fue un poco difícil de adaptarse, le gustó todo el proceso de entrar en personaje y crear un tipo alterego. Sin darse cuenta, había empezado a vivir en un alterego frente a los demás después que Joaco se fue. 

Era curioso ver lo fácil que se le hacía entrar en el papel de una persona ficticia y darle vida. Aunque tal vez era por eso tan bueno, era sencillo fingir ser alguien más que enfrentarte al mundo en tu propia piel, recibir todo el odio a sí mismo y el cansancio mental de estar siempre al pendiente de que alguien pudiera descubrir su sexualidad, exponerlo y que todo su arduo trabajo se vaya a la basura. 

Era un constante sentimiento de tener que ocultarse pero estar al mismo cansado de lo todo. Emilio creía que ya no podría más. Tanto secreto, tanto cuidar tus palabras, actos y acciones frente a los demás era…

Agotador.

Y luego las charlas con su mánager no ayudaban en nada. Entendía que él quería ayudarle, pero nada más lo volvía todo más oscuro, desesperante y agotador. Los constantes consejos de que debería ser visto con chicas para callar rumores de su sexualidad eran el pan de cada día. O el hecho de estar rechazando a cada rato la opción de que tuviera una novia falsa que lo ayudara en su carrera, según Alberto, claro.

— ¿Cómo tener una novia me ayudaría a tener una mejor carrera? —explotó Emilio cuando se cansó de escuchar la misma mierda de siempre. Estaban comiendo en el nuevo departamento en Los Ángeles de Emilio, donde estaba viviendo mientras seguía grabando una serie donde ahora era el antagonista.

—Te daría un nivel de exclusividad, al ver que ya estás tomado, entonces te querrían más.

Emilio miró la cara sonriente y expectante de Alberto y le lanzó una almohada, a lo que el hombre mayor alcanzó a agarrar con el ceño fruncido y sus labios en pico. 

—Eso no tiene sentido —se quejó Emilio, con una mueca irritada.

Alberto le regresó la almohada y Emilio no alcanzó a atraparlo a tiempo, dándole en el rostro por completo.

La relación que tenía con Alberto era mejor que al principio, se entendían más y el hombre le ayudó en su depresión después de lo de Joaquín. Había dejado de decirle lo de las mujeres y las novias por un tiempo, y sabía que no lo hacía de mala fe, entendía su miedo y sus ganas de protegerlo, pero Emilio necesitaba a Alberto como su mánager, no publicista. 

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