Rosas

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Me quedé frente a la vitrina de una tienda pequeña, venden accesorios y herramientas "artísticas" según su publicidad, como sea, lo único que había captado mi atención desde hace dos semanas era un pequeño kit de acuarelas, en las vacaciones me dediqué a pintar ya que era una manera de relajarme desafortunadamente se habían acabado mis cuadernos y mis frascos de pintura por lo que estaba muy emocionada.

Entré a la tienda y tenía un extraño olor a rosas, tomé las cosas: acuarelas, cuaderno, lápices y una pluma, estaba inquieta, además en mi nuevo empleo tenía permitido hacer lo que me gustase en mis tiempos libres.

Subí unas cuantas escaleras, tomé dos veces el ascensor y llegué a tiempo, en el bañe cambié mi playera de los Ramones a una que decía "music machine store"; trabajo en una tienda que vende todo tipo de cds, ordené mis cosas en el mostrador...

-Alex, hey... tengo noticias.

-Hola Gilbert -saludé mientras buscaba goma de mascar en mi mochila-

Gilbert es mi jefe, es extraño llamarlo así ya que solo es tres años mayor que yo; es un chico agradable, él y yo nos conocemos desde hace mucho, nuestras vidas se tornaron diferentes por lo que ya no salimos ni hablamos tanto como antes.

-Bueno Alex, luego de que Elisa renunciara pensé que necesitarías ayuda así que me tomé la molestia de buscar a alguien.

-Oye, no era necesario... estoy bien sola
-reí-

-De eso traía noticias, ya contraté a alguien, quedó de presentarse hoy en la tarde, tendrán el mismo horario, estoy seguro se llevarán bien.

-S - seguro...

*

El reloj marcó las 3 de la tarde y sonó la campañilla de la entrada, me apresuré y repetí mi discurso

-Bienvenido a MMS en que puedo ayudart...

Parado frente a mi, un chico con cabello rosa sonreía.

-Eh ja ja podrías empezar indicandome en donde está el baño para cambiar mi playera, después de todo acá se usa uniforme ¿no?
Parecía nervioso, inquieto pero no dejaba de sonreír mientras pronunciaba cada frase y eso me molestaba.

-¿Qué? -dije confundida-

-¿Gilbert no te dijo nada?

Su voz era apenas perceptible.

-Si sí, lo había olvidado... el baño está al fondo, soy Alex por cierto, mucho gusto.

Quise estrechar mi mano pero no puede.

-Mucho gusto, soy Max.

Rápidamente cambió su playera y se colocó junto a mi en el mostrador, ese día nos visitaron pocas personas así que me dediqué a pintar un poco.

-Hey es un pez koi - dijo susurrando

-Oh, sí ja ja, no soy muy buena pero me agrada pintar, mmm... -hubo un silencio- hey recuerdo haberte visto antes.

Él se quedó un momento paralizado, pensativo como fuera de sí, pero inmediatamente pareció regresar a su papel y sonrió, sus mejillas se pintaron de un rojo que me recordó a las cerezas.

-Yo sí te recuerdo, estabas en la clase de literatura, llegué tarde y ah seguro todos notaron lo que pasó -sonrió nervioso y rascó su cuello- no acostumbro a llegar tarde pero tuve una mañana agitada... soy nuevo -suspiró y continuó hablando con la mirada baja- siento que no encajo, que no soy yo y por mucho que me esfuerce ni siquiera puedo llegar temprano a una clase -hizo un puchero y recostó su barbilla en su manos- quizá debería cambiar el color de mi cabello... para, tú sabes, tratar de aparentar.

-Me gusta tu cabello -dije fingiendo no prestar demasiada atención-

-¿Eh?, g - gra- gracias aunque seguramente lo cambie por un tono verde -jugueteó un momento con su cabello- y ahora que nos conocemos podrías ayudarme con las clases.

Parecía que se esforzaba mucho por tratar de disimular que nada le hacía daño pero en esos ojos se escondía la desesperación, por supuesto todo estaba muy adornado con sonrisas gentiles, nunca entendí porque las personas que se sienten más solas son las que más animan la vida de los demás, qué egoistas son.

-Mañana traeré mis apuntes pero se puntual la próxima vez -le reproché-

Luego de eso Max no habló mucho, se concentró en conocer la tienda, observó todo de manera minuciosa y quedó hipnotizado por la ventana que está al fondo del pasillo frente a la sección de música clásica, apareció un atardecer rojo y esta vez mi sombra no era la única que se reflejaba en el suelo.

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