Había pasado una semana desde que vi a Yoongi y lo de eso lo único que puedo decir es que no he dejado de pensar en él. Mi lobo y yo estamos completamente enamorados de ese omega.
Los días habían pasado tan lento sin saber nada de él, hasta ese día, cuando lo vi en la igleasia. Yo había acompañado a la señora Yokani a misa y al momento del coro, noté como sus guantes color celeste reposaban en el respaldar de la banqueta frontal a él.
Tan bonito
Su traje era en su mayoría blanco, con algunos contrastes celeste pálido, como su labial rosita que hacia resaltar sus finos labios llevandome a tocar mi mejilla en un recuerdo de cuando esos belfos se posaron ahí.
El no lo sabía, pero me tenía loco. Tanto como para recibir una mirada acusadora de mi jefa al momento que no dejaba de ver a Yoongi en medio de la eucaristía. Es que no podía evitarlo, él era tan precioso y me preguntaba como era que a su edad aún seguía soltero.
Necesitaba hablar con él y saber que era lo que pasaba por su cabeza. Se veía tan frágil y delicado cuando cerraba sus pequeños ojitos y se incaba mediante recitaba el Padre Nuestro.
¿Será que en realidad estaba esperando por un militar?
Negué con mi cabeza, mientras me ganaba otra reprimienda de mi jefa. Valía la pena. Una y mil veces sí de él se trataba. Incluso podría correr por todo el pueblo si el me lo pidiera, porque estaba dispuesto a lo que sea por Yoongi.
La misa terminó y mi corazón de encogió al pensar de que no sabía cuando sería la otra vez que lo vería. Ayudé a la señora Yokani a salir de la iglesia, mientras no perdía la mirada de ese precioso omega.
El parecía conversar con uno de los diáconos de la iglesia, mientras abotonaba su chaleco de seda y ajustaba su bronche color bronce. Como todo rico.
Sin embargo no me importó menos cuando lo vi caminar y la pequeña falda que sobresalía entre sus vestiduras danzaba cuando caminaba y no se pegaba a sus pantaloncillos.
Estaba tan perdido entre sus sonrisa, que no me di cuenta cuando ya estaba camino hacia su auto y empecé a mover mis pies, mientras me aseguraba que la señora Yokani estuviera charlando con alguna de sus amistades.
El se despidió de su amigo y estaba a punto de subirse al auto cuando caminar con más rapidez y poder detenerlo.
-Joven, Min. - le llamé y vi como se detuvo mientras se sostenía de la puerta del auto, para mirarme fijo y su rostro se llenó de curiosidad.
-Hola... ¿Eres, el de la carta? - preguntó y su tono de voz era dulce, similar a cuando voy a los campos de miel y el aire dulce te golpea el rostro.
-Sí... soy yo. - me detuve a posiblemente un metro de distancia. Yo soy una alfa y era lo más prodente si estabamos en público. - Me... preguntaba, sí podríamos conversar un rato. - me sonrió y yo me sentí derretir. Volvió a ver su reloj en la muñeca y asintió.
-Está bien. - cerró la puerta de su auto para acercarse un poco más y su aroma a vainilla volvió a embriagarme. - ¿Hay algú tema en especial que quisieras hablar? - preguntó mientras rascaba su mejilla con su dedo índice, que era cubierto por su guante.
-Tema... bueno, no es un tema en sí. Sino más bien una confesión. - Estaba muy nervioso, y sentía como mis piernas empezaban a temblar y mis manos, al igual que mi frente sudaba.
-Entiendo. Puedes proseguir - me miró fijo y sentía como sus ojos gatunos, color negro hacían el contraste perfecto con sus pecas que resaltaban por sus debajo de sus ojos y en casi toda la zona de su nariz.
-Verá. Yo sé que talvez sea un alfa mucho menor que usted y que no tengo nada que ofrecerle. Solo... que desde el primer momento que lo vi, he estado pensando demasiado en su belleza y en lo mucho que me gusta. - el cambió su semblante a uno serio, para abrir levemente su boca llena de asombro.
Parecía que se había quedado helado, ya que sus movimientos cesaron y se quedó quieto, por al menos medio minuto y unq burbuja llena de tensión se instaló entre nosotros.
Finalmente lo había hecho. Finalmente me había confesado ante el omega de mis sueños y estaba tan emocionado, que quizá no lo hice de la mejor manera, pues no dijo nada y solamente se dió la vuelta para dejarme ahí, como si nada.
Yo le observé, pero no podía dejarlo ir, ahora que ya sabía de mis sentimientos. No, claro que no. Él sería mío y nada cambiaría eso. Así que moví los talones de mis pies para ir hasta donde él y acercarme hacia la ventana de su auto, ya que él ya había subido a él.
-Yoongi, por favor. No me deje así. Perdón si no he sido lo suficientemente respetuoso. - me arrodillé y el volvió a abrir su boca en asombró para inclinarse y verme suplicar de rodillas, en el suelo.
-Ponte de pie. - ordenó, mientras veía hacia algunas partes de la iglesia - Estas llamando mucho la atención. - veía como suplicaba.
-Puede pasar su auto por encima de mí, pero no me moveré hasta que acepte salir conmigo a solas. Prometo que solo será una sensilla charla - mantenía mi mirada en el suelo, mientras juntaba mis manos, simulando una súplica.
-¿Por qué haces esto? Me estas dejando como un omega desalmado. Ponte de pie, por última vez. - el suspiró, mientras lo veía perder la poca paciencia y se asomó nuevamente a la puerta. - El jueves, cerca de la cosecha de fresas. No llegues tarde o me iré, lo juro. - lanzó y yo me levanté para ver como su auto emprendía camino y limpiaba mis rodillas por el polvo.
Tenía una oportunidad. Solo una y no la desperdiciaría.
***
Aclaración: el fic está basado en la epoca colonial. Donde la gente era muy religiosa y existían los pueblos y ciudades ricas.
Los omegas si querían se podían poner vestidos, ya que eran tratados como mujeres.
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Solo un poco indecente [Kookgi]
FanfictionJungkook es un alfa pobre que se enamora perdidamente de un omega de clase alta, uno que es doce años mayor que él. ¿Amor imposible? Talvez. Nota: Las edades son cambiadas debido a la temática del fanfic. -•Contenido Homosexual. -•Contenido Adulto. ...