El efecto mariposa cap. 2/5

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Leía por encima intentando buscar un recuerdo que pudiera modificar, algo que pudiera quitar un poco de peso a los hombros de su hermano.

Mientras leía los relatos de su niñez se encontró con un momento que recordaba muy vagamente:

"Seto está llorando otra vez en su habitación. Creo que tiene que ver con lo de esta mañana, cuando nuestro padrastro lo llevó al jardín para enseñarle algo que lo volvería hombre, o algo así escuché. Luego se oyó un ruido muy fuerte, como si algo explotara, y desde ese momento ya no he visto al perro."

Las letras sobre el papel volvieron a moverse, mareando al joven pelinegro y se encontró jugando solo en la alfombra. Soltó el juguete que tenía en la mano y se dirigió al jardín donde sabía Gozaburo se había llevado a Seto.

—Te enseñaré a ser un hombre. Dame tu mano.

El niño con los ojos azules llenos de confusión y tal vez esperando alguna especie de maltrato físico, le dio la mano.

El hombre veterano la tomó abriéndola con cuidado y colocó sobre ella un arma de fuego. Con maestría la acomodó en las pequeñas manos poniendo los dedos en el lugar correcto.

—Será útil que aprendas a usar una de estas y que dejes de sentir piedad o lástima por otros. Afuera habrá gente que querrá destruirte y se aprovecharán del mínimo rastro de bondad. —Guió las manos del niño apuntando al perro ovejero que dormía tranquilamente en el césped—. Aprieta el gatillo Seto.

—¡No quiero! Suéltame, no lo voy a hacer —se quejó aterrorizado con lo que le estaba pidiendo.

Mokuba no conseguía ninguna idea rápida, para frenar esa situación delicada. Pero sin dudarlo corrió donde el niño.

—¡Seto, no lo hagas! —gritó, consiguiendo que el aludido se diera la vuelta para mirarlo, asustándose con su presencia y con las manos temblorosas que accidentalmente presionaron el gatillo.

—¡Mokuba! ¡Mokuba! —Este se puso de pie de un salto respirando con dificultad—

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—¡Mokuba! ¡Mokuba! —Este se puso de pie de un salto respirando con dificultad—. ¿Estás bien? Te desmayaste.

Miró a su hermano intentando entender qué había pasado.
A su lado en el suelo estaba el diario que estaba leyendo.

—¿Quieres qué llame al médico? —preguntó Seto.

—No, estoy muy bien. Tal vez me bajó la presión —se rio—. Lo arreglo con algo dulce.

—Vamos a almorzar juntos, ¿qué dices Moki?

Estaba sorprendido, su hermano mayor tenía tiempo para él y estaba sonriendo.

𝙴𝚕 𝚎𝚏𝚎𝚌𝚝𝚘 𝚖𝚊𝚛𝚒𝚙𝚘𝚜𝚊 (𝚈𝚞𝚐𝚒𝚘𝚑 𝚏𝚒𝚌)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora