Realeza

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Originalmente iba a publicar esto el lunes, pero pensé: ¡A la mierda, puedo actualizar más seguido!

Además, este capítulo me encantó, aunque no suelo escribir sobre escenas eróticas, soy más de lo dulce y delicado; soy de las que le gusta escribir de personaje que toman té en tazas de porcelana mirando el atardecer, hablar sobre la textura de la piel comparándolo con los pétalos de una rosa, hablar de peonias y animales, o algo así... Cosas cursis.

Es mi placer culposo.

En mi mente tenía a este Damian más duro (Antes de la película), pero como ahora es una galletita cuando está con Raven, supongo puede encajar un poco con Damian... Un poco. 

En cualquier caso, doy el aviso sobre clasificación M y que nada me pertenece. 

*** 

El reino de Nanda Parbat está ubicado en el corazón de las montañas, apartado de la sociedad con una pequeña población, sin embargo, tienen un poderoso ejército, cuyos guerreros son tan eficientes que podrían pelear con seis hombres al mismo tiempo. El líder se hace llamar ''La cabeza del demonio'', un anciano estricto y rígido había reinado por más de cincuenta años.

Recientemente, había asumido su nieto, un joven que siguió los pasos del líder anterior y puso como prioridades enriquecer su reino mediante la toma por la guerra, obtenido una expansión hacia el norte, según había investigado las nuevas tierras trajeron un fructífero negocio en el cultivo de arroz y el control de las rutas comerciales con los países vecinos.

Ella finge interés en la información sobre Nanda Parbat escrita en el pergamino cuando uno de sus tutores revolotea por el pequeño salón que usan para darle lecciones. Habían intentado instruirla en política, historia, tenía una lección de árabe por tres horas diarias y procuran enseñarle su religión, todo esto a base de golpes.

La barra del maestro golpea con suavidad sus manos y le da una mirada aguda, como si le estuviera recordando lo que podría pasarle si no colabora.

Raven no es bien vista en el harem del palacio, es una extranjera que fue traída desde la Francia revolucionaria en una conquista, tenía antecedentes involucrada en grupos rebeldes en su tierra conspirando para la caída del monarca déspota y corrupto; ella no fue criada con sus costumbres, no adora a los mismos dioses (Ni siquiera está segura de creer en uno), no habla con fluidez el árabe, no posee los rasgos que se consideran atractivos en las mujeres en Narba Parbat y no tiene el carácter ni el comportamiento que amasan en las señoritas desde temprana edad.

Su primer día en Narba Parbat había sido triste y confuso. Camino desde su país esposada por soldados que apenas le dan miradas de reojo y murmuraban en otro idioma cuando la observaron por primera vez. Estaba temerosa porque le hicieran algo y ya extraña a sus amigos, ellos estaban bien, lo sabía en su corazón y eso le trae alivio. El monarca había caído, Richard y la agrupación rebelde construirían algo mejor, era cuestión de tiempo para que la cabeza del demonio se retirará y podrían resurgir de las cenizas.

Solo está enojada por no estar ahí para ver eso.

Cuando observó por primera vez el reino pensó que de verdad ya no estaba en su tierra, no había el humo de las chimeneas, ni las grandes extensiones de bosque, no hay señores nobles abusivos a los cuales responder y ese musgo verde que es imposible de sacar de las paredes; todo es muy limpio, ordenado, hasta el clima es un subordinado, ya que es cálido y su ropa fabricada con la lana de las ovejas comienza a pesar en su cuerpo. Una gota de sudor cae desde su frente.

Fue arrastrada, atada por cuerdas alrededor de sus manos que sostiene un soldado vestido completamente de negro, del que distingue solo sus ojos rasgados, es forzada a caminar cuando los hombres se suben a un carruaje empujado por un burro.

Semana Damirae (En edicción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora