Are you fucking kidding me?-Superintendente Jack Conway

D I E C I S I E T E

-¡Hola mamá!-la salude después de estar meses sin escuchar su melodiosa voz

-Hola hija, ¿que tal estás? Te echamos mucho de menos pos aquí-respondió con algo de tristeza

-Estoy muy bien, por fin he conseguido entrar al cuerpo de policía

-Me alegro tanto mi niña...siempre lo supe, naciste para esto-contestó

-No como papá, se empeñó tanto en que fuese como él que ni siquiera presto atención a mis sueños...-recordé- ¿que tal...está?-

-Bien...como siempre-

Un silencio invadió la llamada, sin saber que decir o hacer

-Y bueno hija... ¿tienes novio?-preguntó

Mi corazón se paro por un momento... ¿le diría?

-Y-Yo bueno...-reí nerviosa-p-pues yo...

Cogí una bocana de aire

-S-Si p-pero...-

-¡Que bien! Algún día nos lo presentaras, ¿verdad?

-¡No!-respondí rápidamente-Q-Quiero decir si, pero esta muy liado...ya sabes, también es policía, de hecho es el jefe

-¡Genial! Espero que algún día nos lo presentes cuando vayamos a visitaros a tu hermano y a ti

Cambie de tema y me quede hablando con ella por un rato más, después nos despedimos con alagos y más cosas, deseándonos lo mejor.
Tenía miedo ya que ellos no sabían que mi novio era el puto Superintendente Jack Conway que ellos conocían, de hecho les caía mal, pensaban que era un maleducado y estúpido.

Por una parte me hacía gracia, pagaría por ver la cara de mi padre al enterarse. Pero no me haría mucha gracia al ver que a lo mejor lo mata

Un mensaje en mi teléfono me saco de mis pensamientos

"Gustabo"

-ola ninia-

-El día que sepas escribir bien te voy a invitar a unas copas-

-Cállate, vamos a ir a insultar a algunas personas con un amigo nuestro ¿te vienes?

-¿Donde hay que ir?-

(.....)

-Pinche joto quieres que te parta a madres o que vergas-un acento mexicano me saco de mis pensamientos

-¿Y este quien es?-pregunté

-Oh hola señorita no la había visto-cambio drásticamente-Soy Emilio-cogió mi mano y dejó un pequeño beso, haciéndome reír

-T/N-respondí y nos montamos en el coche

Horacio empezó a hacerle trucos de magia a mucha gente, a algunos les metía un navajazo y a otros les daba una rosa, haciendo que nos fuéramos con el coche a toda velocidad.
Era un poco raro que yo sea policía y les dejase hacer eso o les ayudara, pero como estaba fuera de servicio lo dejé pasar por esta vez.

Emilio era jodidamente gracioso y amable, me empecé a hacer muy amiga de él, incluso me dio su número de teléfono, aunque sinceramente no se lo pedí, y me incomodaba un poco que estuviera todo el rato cerca mío.

Nos bajamos en un restaurante, ni siquiera era caro ni nada de eso, pero teníamos hambre y nos daba pereza hacer la comida.