Confesión

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Están solos en casa y siguen viendo la serie que tanto le gusta a Jiyong. A él no le importa mirarla tampoco, no es de sus favoritas pero hace a Jiyong reír.



Le gusta ver a Jiyong reír.



Le gusta más de lo que debería.






Cuando Jiyong le contó la verdad, Seung no podía creerlo. Es decir, siempre lo supo, de uno u otra forma. Jiyong siempre le daba señales y escuchaba a sus mamás hablar. "Ella se lo contará cuando esté lista" escuchaba a la señora Kwon murmurar antes de que las dos guardaran silencio cuando él llegaba.

Seung ya tenía sus sospechas, la ropa le quedaba diferente y Jiyong nunca quería ir a nadar con sus amigos. También, siempre buscaba cambiarse a parte de sus compañeras de clase.

Bom siempre lo mantenía al tanto de eso, como si Seung fuera el tipo que tenía que hablar con ella para que no actuara tan rara. Pero a él no le importa, Jiyong es Jiyong y punto. Solo que es muy diferente creerlo que tenerlo confirmado.

De todas formas no es tan extraño si lo piensa, ya está acostumbrado. Su hermana y Dami siempre estaban metidas en mierda extraña sobre hombres besándose, de hombres bonitos y delicados vistiéndose como mujeres cuando tenían... Sexo.






¿Es algo parecido, no?






Seung traga fuerte y escucha a Jiyong reírse sobre algo que dice el presentador de la tele.

"¿Quieres algo de beber?" Escucha a Jiyong preguntarle y voltea a verlo.

Dios, Jiyong tiene los ojos más bonitos que alguna vez haya visto. De un bonito color marrón claro que van con sus hermosos y regordetes y rosados labios...




"... Te quiero a ti" se escucha murmurar así mismo antes de que pueda pensarlo dos veces, Jiyong se queda callado, con la sonrisa congelada y con sus ojos más húmedos de los que solía tenerlos segundos atrás.











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