Capítulo 6

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Sus pensamientos volaron en el momento en que sintió el cuerpo desnudo de Alba apretado contra su espalda.

"¡Pero que -!" gritó, sorprendida por su estado de meditación.

Se dio la vuelta para verla allí de pie mojada, con un aspecto inconfundible en sus ojos.

"¿Todavía te sientes fuera de lugar?" preguntó seria.

Sí, más que nunca, como nunca en la vida, ¡nunca! "No", no estaba segura de qué había dicho hasta que las palabras salieron de sus labios.

Alba se acercó de nuevo, tomó la cara de Natalia en sus manos y la besó. En ese momento Natalia sintió un corriente tan sólida, y decidió que, dadas las circunstancias, tendría que hacer lo mejor que podía hacer, pero no porque quisiera, sino con el fin de hacer feliz a Alba. No sería bueno rechazarla de nuevo, sólo la lastimaría más. Esto no era porque fuera realmente lesbiana o bisexual, lo que estaba haciendo, lo hacía para mantener la paz y eso era todo. Cuando sacó las dudas de su mente, empujó a la rubia contra la pared y toco su cuello y sus pechos, sus manos vagando por todo su cuerpo. La respiración de Alba se volvió irregular y parecía querer decir algo, pero las palabras se perdieron en los gemidos que salían de su boca y Natalia no tenía suficiente interés en hablar. Mordisqueó más en el cuello de la mujer más baja mientras empujaba su rodilla entre sus piernas y luego sus dedos, saboreando la sensación familiar del cuerpo de la mujer.

Fingir que no disfrutaba la manera en como Alba se retorcía y gemía era bastante inútil, Natalia marcó un ritmo furioso haciendo que la rubia se aferrara a su espalda y juntara sus manos casi al instante. Su nombre estaba en boca de Alba mientras todo su cuerpo se tensó y su cadera se estremecía involuntariamente, Natalia levantó la mirada amorosa de su amante, una mirada de placer que se aferraba desesperadamente a ella, pero aún no había terminado con ese encuentro todavía. Con un tirón sacó la cortina de la ducha abierta y sacó a una tambaleante Alba para llevarla al dormitorio donde la tiro, aún mojada y húmeda, Rápidamente la siguió, montó a la rubia con una mirada que sólo podría llamarse depredadora. En algún lugar estaba consciente de que esto se había vuelto algo más allá de simplemente mantener a su mujer feliz, pero no quería pensar en eso, ahora tenía un deseo febril, tenía ardor a través de todo su cuerpo que no se le iba a pasar solo mirando a la mujer debajo de ella.

Natalia levantó una de las piernas de Alba, se colocó entre ellas y se movió. Fue como si un rayo la hubiera golpeado. Apretó los dientes y hundió la cabeza en el cuello de alba tratando de ahogar su siseo de placer. Esta vez Alba marcó el ritmo, era lento al principio y luego aumento gradualmente, ya que ambas encontraron una creciente necesidad de más fricción. Las manos de Alba encontraron el espacio sensible entre ellas y añadió sus dedos con talento causando que Natalia le mordiera el hombro de nuevo. No había tenido la intención de hacerlo demasiado fuerte, pero al mismo tiempo estaba probado la sangre de su boca, casi se salió de su frenesí, pero Alba dio un gemido gutural de placer y clavó su mano libre en el pelo de Natalia empujando su cabeza más duro en su hombro. Se movieron juntas en un ritmo perfecto que le recordó con facilidad su pasado adolescente, el toque de Alba era familiar y mucho más íntimo, claramente el toque de alguien que había llegado a conocerla mucho mejor en los diez años que pasó con su amante. La sensación de que estaba sintiendo era más intenso y real que todo lo que podía recordar de su vida en Madrid y deseó no tener preocupaciones en ese momento, pero su cuerpo la empujó fuera de sincronización cuando su orgasmo meció su causa a morder clavícula de Alba, escuchó a su esposa gritando su nombre por segunda vez.

Aún en la cama, Natalia seguía arriba de Alba, disfrutando del resplandor del mediodía. Natalia, sin embargo, se sacudió por la sensación paranoica de que Olivia estaba cerca, volvió la cabeza hacia la puerta repentinamente alerta y con un poco de miedo.

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