Cuando era más joven, Natalia tuvo maestros, de los cuales siempre asumió que vivieron las vidas más aburridas del planeta. Que llegaron a un instituto en ruinas y repetían las mismas palabras una y otra vez, año tras año a personas a las que les importa una mierda. Eso era verdad en parte, pero la realidad es que era demasiado aburrido. Siempre había alguien haciendo algo que no se supone, hay una montaña sin fin de papeleo que parecía estar criando en su oficina, sin importar los ensayos que tenía con las animadoras, escribir sobre las formas correspondientes de hacer una pirueta y cuales no se debe utilizar en una rutina. En medio de todo este trabajo se preguntó cómo ella, la otra Natalia, incluso había tenido tiempo para llevar a cabo una aventura, el día a día era agotador.
Durante el almuerzo estaba a punto de desmayarse en la mesa de la sala de profesores cuando Miki llegó, se dejo caer junto a ella y golpeo la mesa, "¡Hey señorita, tengo un regalo para ti!"
Sus ojos legañosos se giraron hacia él y trataron de concentrarse, "¿es una cama?"
"¿Por qué eso me da a pensar otra cosa?" dijo moviendo sus cejas sugerentemente.
¿Es el primo de Damion? Natalia no tenía la energía para decirle sobre el número de niveles que no iba a suceder, "¿Cuál es el regalo?"
"¡Voîla!" exclamó dejando caer una caja de DVD en su escritorio, en el cual la cubierta era un retrato de Noemí Galera firmada por ella misma.
"¿Por qué diablos iba yo a querer esto?" preguntó por la imagen.
"Es su rutina para los Nacionales, mi sobrino va a al instituto la Voz y su novia está en el equipo, Galera está vendiendo copias de su "rutina ganadora", dijo con orgullo.
Natalia lo recogió y casi se echó a reír, eso era tan obviamente una de sus estratagemas, era incluso triste, "Voy a estar ansiosa de verlo." Lo tiró a un lado y se preparó para dormir a la derecha de la mesa cuando otro splash visual a la cara se unió a ellos. Giselle Smith.
Bueno. Justo lo que necesito ahora. Perfecto, pensó ácidamente.
"Hola Miki," Giselle ronroneó.
Él infantilmente la saludó: "Hola."
"Natalia, ¿cómo estás hoy?" preguntó volviendo sus ojos grises a la pamplonica ahora completamente despierta.
"Estoy bien. Mejor que nunca, en realidad. Tiene mucho que hacer, así que me tengo que ir," y se levantó para irse.
Giselle se quedó con ella, "No hay prisa, hay algo que me gustaría hablar contigo."
Era muy consciente de que Miki estaba escuchando cada palabra, "No tengo ni el más pequeño segundo para hablar contigo. Te diré algo, Nia sabe mi horario mejor que yo, habla con ella y así solucionaremos tus dudas." Con eso salió corriendo por la puerta, decidida a hacerse invisible hasta el final de la comida.
Cuando comenzaron las clases de nuevo Natalia acababa de tomar una siesta de media hora en el armario del conserje y se sentía muy descansada, tal vez era la siesta, tal vez fue porque esquivó con éxito a la profesora, tal vez fue porque ella ahora olía a Pine-Sun.
Cualquiera que sea la razón, la segunda mitad del día era como una brisa de aire fresco.
Se las arregló para finalizar la práctica a tiempo y fue directa a trabajar en la clasificación de los ensayos, en un momento de alegría, descubrió que en realidad era Nia quien hizo la mayor parte del trabajo así que se limitó a mirar por encima de ellos y decidió que las ideas de todos eran utilizables. Terminaron a las seis y Natalia recogió sus cosas y se fue a casa sintiendo que por primera vez había sido un día sin problemas. Con este sentimiento aún con ella mientras se ponía en su camino hacia la entrada vio un coche que no reconoció, se preguntó quién podría ser con un poco de temor; lo que si se suponía que debía conocer a esta persona y no tenía idea de quién era.
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Deslumbrar
Fanfic¿Qué pasa si una mañana te despiertas y todo es diferente a cómo era la noche anterior? Adaptación de un fanfic que leí hace mucho tiempo.