-Hola Hewin.
-Gera, Adriett, sé lo que estabais haciendo allí dentro y pienso hacer como si nada, no tendría sentido quejarme ahora. Así que, damas mias, vayámonos, nos estarán esperando.
Llegamos a la sala donde se haría la reunión. Todos estaban ya sentados por lo que fuimos rápidamente a nuestros sitios. Nos hicieron esperar un poco mas así que Gera y yo comenzamos ha hablar en susurros; ella no dejaba de decirme que pronto Hewin se me declararía, y es cierto, llevaba tiempo esperando a que lo hiciese ya que él me había demostrado desde niños que yo le atraía. Pero yo acababa de tomar una decisión la cual iba a hacerla sola, y puede que tardase demasiado como para que Hewin esperase mi llegada. Pero mis pensamientos se vieron frenados cuando entró Razille y comenzó a hablar.
Se situó en el centro de la sala y empezó con la reunión.-Buenas noches proximos rangiroas, me hallo aquí con la esperanza de daros un futuro mejor, de demostraros lo superiores que somos respecto a las demás especies de nuestro querido mundo. ¡Traédle!-por la puerta que había aparecido antes Razille traían la jaula en la que Ren se encontraba.- Observad, queridos, que especies inferiores han deseado parecerse a vosotros y no lo han conseguido, eso sí, en cuanto tengais vuestras partes todo será distinto, sereis superiores a esto, y nadie más que los dioses podrán alzarse por delante.
Todos comenzaron a aplaudir y miraron con cara de asco a Ren, que se revolvía y lanzaba pequeños gritos. Estaba sufriendo, por nuestra culpa. En ese momento decidí a llevar a cabo el plan que tanto me rondaba, liberaría a Ren y le acompañaría hasta su pueblo.
Razille continuó durante una media hora más demostrando y diciendo cosas del agrado de todos y cuando acabó, todos aplaudieron y se fueron hacia su casa. Excepto yo.