Noche de otoño, las ramas acarician los cristales de su alcoba. Incluso si encoge su pequeño cuerpo de gusano, el frío en la carne no se extingue; por el contrario, la cama parece crecer para convertirse en un hueco descomunal, monstruoso, una pesadilla abisal. Se siente caer, el cuerpo huesudo y pesado; se aferra a las almohadas luchando por no morir de asfixia en la tina de moho negro que lo absorbe. Tampoco es capaz de cerrar los ojos, presa del temor al viento; ese que asemeja a aullidos de mujer y presagia su llegada. La oscuridad, las sábanas heladas y vacías, una latente sensación de inseguridad: Juho sabe que le espera una velada terrorífica de insomnio. Después de todo, el otoño siempre fue para él una estación siniestra. Piensa en cuerdas. Silencio, silencio, es presa de una abominable quietud. Y de pronto se quiebra con el sonido de la ventana del corredor que se abre.
Su espalda se eriza, el pánico se apodera de su nuca indefensa e incluso sus extremidades parecen engarrotarse. Oculta la cabeza bajo las sábanas, escucha los pasos acercarse despacio. Asoma los ojos fijos en la puerta que apenas distingue en medio de la inminente oscuridad. Suavemente las bisagras truenan y vislumbra una figura bajo la luz de la luna. La mujer horrible, larga, cadavérica, encorvada, de cabellos hasta el suelo, lo mira con la cruda impiedad en su único ojo. Ante el terror del hombre petrificado, sonríe, tres o cuatro dientes viscosos; el resto, la encía desnuda. Camina renga, rodeando la cama. Se arranca las hebras negras que son artificiales y deja al descubierto una cabeza calva, apenas con unos cuantos mechones que escurren por su columna vertebral.
Él observa cómo ella se despoja de sus vendas, de ese kimono viejo y gastado similar al de una muerta. Contempla las costillas marcadas, los pezones caídos, los moretones y cortadas en su cuerpo entero, lánguido. Mientras se acerca a él, algo duele, algo ahoga; la saliva, las lágrimas escurren. Ella se trepa en la cama y lo acaricia cual madre, con sus uñas largas y ese ojo hundido que refleja falsa misericordia. Acerca su rostro con la cuenca vacía. El sentimiento de hueco, de un hoyo, siempre le provocó horror. Lo ve en su cabeza calva, en su boca, y cree desvanecerse cuando ella toma su mano y la coloca en esa grieta... Lame aquí ¿sí? Introduce tu dedo, así.
El hombre camina por la calle, en la zona roja. Es un mediodía gris, como cualquier otoño, y más para quienes representan las vergonzosas escenas teñidas de sangre y lodo. Ambos se miran, se reconocen. La mujer del parche en el ojo izquierdo peina sus largos cabellos y sonríe con la boca roja. Una pierna huesuda se asoma bajo su falda. Él se acerca; sin decir nada, le paga. Ella agradece. Incluso conversan y se abrazan antes de que él parta como de costumbre hacia su casa. Desde que la vio por primera vez en ese cuarto de paredes descascaradas, húmedas, pactaron sus encuentros cual ritual imposible de postergar o mancillar. Ambos se han repudiado siempre; ella con su inmundicia, él con sus desviaciones. De alguna forma son iguales, pertenecen a las cloacas y sus carencias se asemejan.
Para ellos, el insomnio a causa del horror ante las cavidades corporales y espirituales, siempre será más soportable que el dolor por una esposa colgada y un hijo abortado. La cama, el vientre, ya no están vacíos.
[Notas de la autora: He manejado un concepto extraño, de parafilia. No sé, hacía tiempo que tenía las notas para redactarlo, pero sólo hoy que me sentía sucia pude hacerlo. Con el tiempo lo iré corrigiendo. Es el tercero que publico seguido que comienza con la letra H. Más adelante los separo ¿vale? ¿Hay una temática en específico que les gustaría leer? Para la próxima puede que publique algo fantástico o weird. Ya veremos. Mientras tanto, gracias por leerme. Se aceptan comentarios. 🌊]
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Suspiros
Short Story「Suspiro: aspiración fuerte y prolongada seguida de una espiración, acompañada a veces de un gemido. Suele denotar pena, ansia o deseo.」 Serie de encuentros con la luna y lo sagrado; relatos breves e imágenes dispares entre sí. Aquí verás lirios ent...