Capítulo 8

20 0 0
                                    

Zabdiel

Luego de un largo y cansado turno de trabajo salí del establecimiento hacia mi moto. Antes de que pudiera subirme a ella alguien me tomó de los hombros. Al voltearme pude ver ese egocéntrico rostro frente a mi.

Joel Pimentel...- susurré sin quitarle la mirada de encima.- ¿qué quieres? No tengo tiempo pa...- fui interrumpido por un golpe de su parte. Sentí el área de mi ojo derecho arder.-

Aléjate de Verónica imbecil.- Antes de que pudiera decir otra cosa le devolví el golpe, en realidad fueron dos. Uno en su rostro y otro en su abdomen. No dejaré que siga jodiendome, ya no.- ¿con que muy hombrecito?- habló como pudo. Lo ignoré por completo subiéndome a mi moto y encendiendo esta.- ¡esto no se quedará así De Jesús!- gritó a mis espaldas mientras me alejaba del lugar.-

-Luego de varios minutos sobre la carretera llegué a casa. Vi el auto de Verónica aparcado, lo que significa que aún seguía aquí. Opté por adentrarme a la casa. Iba directo a darme una ducha, pero la voz de Verónica me detuvo.-

Si, hola, buenas noches.- habló sarcástica a mis espaldas. Me volteé encontrándola a centímetros de mi.-

Perdón, Ronnie.- susurré soltando un suspiro.-

¿No fue un buen turno hoy?- tomó mi brazo haciendo que nos sentáramos en el pequeño sofá.-

Para nada.- reí con ironía recordando el turno de mierda que había tenido.- pero estoy bien.- le dediqué una sonrisa a lo que ella imitó mi acción.-

Oye, tengo que hablarte sobre algo...- se encontraba nerviosa. Iba a tomar la palabra cuando sus ojos chocolates se abrieron como platos.- ¿Qué diablos te pasó en el ojo Zabdiel?- sentí un tipo de corriente eléctrica al sentir su mano acariciando delicadamente mi rostro.-

No...no es nada...- ¿qué mierda me pasa? ¿Por qué tartamudeo? ¿qué es esto? ¡Necesito que se vaya ya! Ronnie sacó suavemente su mano de mi rostro para dirigirse a la cocina. Al volver tenía un poco de hielo envuelto en papel.- ¿qué harás con eso?- aparté de mi lo que traía, ella soltó una pequeña risa.-

Zab, esto ayudará con él hinchazón. No te hará nada.- volvió a sentarse a mi lado dispuesta a colocar eso en mi rostro.-

No, Ronnie.- mientras más cerca el hielo estaba de mi, más me alejaba.- no puedo tocar el hielo...

¿Por qué no? Es para ayudarte Zabdiel, no te hará nada.- insistía y más cerca estaba de colocarme el hielo.-

Tal vez a ti no pero...- un ardor horrible se hizo presente al sentirlo sobre mi piel. Al instante mi única reacción fue sacar el hielo que estaba sobre mi. Pasé mi mano por mi rostro haciendo que el ardor disminuyera.- ¡Verónica, te dije que no...- y fue ahí cuando la vi en el suelo tirada, la había lastimado.-

entendí... a las malas pero entendí...- susurró audible para mi y rió bajo.-

Maldición, Ronnie...- fui con ella ignorando su comentario.- ¿estás bien? Donde... ¿dónde te lastimé?- pregunté algo preocupado ayudándola a sentarse.-

Solo fue un pequeño golpe Zabdiel, estoy bien.- pude ver su rostro con claridad y ahora ella también traía un ojo morado. Pero lo más extraño es que a pesar de eso no estaba asustada, al contrario mostraba su sonrisa y tomaba la situación como algo gracioso, cosa que me desconcertó.-

Ronnie mira como tienes tu ojo...- susurré con la preocupación abundando sobre mi. Suavemente acaricié en donde se encontraba el golpe en su rostro, ella cerró sus ojos ante mi tacto y volví a sentir esa jodida corriente eléctrica.-

-Aun con mi mano acariciando su rostro, abrió sus ojos fijándolos completamente en los míos. Estos brillaban e inconscientemente sonreí. Colocó su mano sobre la mía mientras  me iba acercando a ella. Estando a centímetros de sus labios y sintiendo perfectamente su respiración nuevamente esa sensación extraña se apoderaron de mi, pero no iba a permitir que arruinara este momento. Si Joel quería que me alejara de ella tendría que esforzarse mucho para que suceda. Sin más preámbulos acortó la poca distancia que había entre nosotros uniendo sus labios con los míos. Mis manos se dirigieron a su cintura apegándola mas a mi. Ella colocó las suyas en mi rostro acariciando este delicadamente. La sensación extraña que sentía se duplicaron, pero la dulzura que me transmitía Ronnie pudo más. Por segundos olvidé todo. Sentí como algo dentro de mi se encendía y créanme era más fuerte que cualquier magia que pudiera existir.-

No...puede...ser...- habló una pequeña voz a nuestras espaldas haciendo que nos separáramos de inmediato.-

Aerina, linda...- sonrió Ronnie algo apenada mientras se levantaba del suelo.-

¡Se besaban!- exclamó emocionada dando brincos a nuestro alrededor. Aún me pregunto como siendo tan pequeña conoce tanto.-

Linda.- habló Verónica mientras reía un poco.- ¿qué tal si le contamos a Zabdiel sobre Sparkles?- dijo mientras se dirigía a la cocina.-

¿Sparkles? ¿Quien es Sparkles?- pregunté levantándome del suelo para poder sentarme en el sofá.-

Él...- dijo señalando a un perro que salía de la habitación. Iba a tomar la palabra pues, apenas podíamos cuidarnos entre nosotros y ahora tendríamos que cuidar a un perro.- pero espera, antes de que tomes la palabra...

Oh, sobre eso queríamos hablarte.- apareció Ronnie con un poco de hielo puesto en su ojo...-

La magia más fuerte (Zabdiel De Jesús)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora