Bajo Tu Mirada...Weasley

5.-

- por aquí! - señalaba Harry y llevando de la mano a su amiga le mostraba todo lo que podía.

Ginny Weasley y Harry Potter, corrían por los pasillos como dos prófugos, iluminados por el fuego de cada  antorcha o en algunos lugares la misma luz de luna bañandolos, se sentían plenos, contentos y capaces de todo en ese instante.

- ¿Señor Potter?.– preguntaron y la silueta de la profesora McGonagall aparecía tras ellos, su túnica con cuadros verdes al estilo escocés bailaba mientras se les acercaba.

- nos pillaron!- se paró en seco.

- así que si es usted.- la maestra estaba a un metro de distancia cuando los miro.– señor Potter y...¿Señorita Weasley?.– no pudo evitar su tono de sorpresa al verla sonreír tímidamente que borró por todo un semblante serio.

- pro...fesora ¿Cómo está?.– intervino Harry.– estábamos por ir a la torre.

- ya veo, pero esa no es la dirección.- les comunico enojada, el toque de queda había empezado hace una media hora y sabía que no tenía que haber ningún estudiante por el pasillo rondando. Harry la miró apenado aceptando su responsabilidad.- sabrá lo que implica esto Señor Potter.

- si.- respondió bajo.

- vengan ¡Los dos! Ahora.– y dándoles las espaldas camino de retorno.

- cálmate Ron.– hablo Hermione leyendo un libro, se encontraba en la sala común de Gryffindor con pocos estudiantes expectantes.

- ¡cómo quieres que me calme?! a pasado más de una hora!- contestó rabioso.- ¡Y esos dos están felices!.- señalo a sus hermanos sentados en la esquina.

- está con Harry nada...

- por la misma razón que está con él!,  Pobre Harry yo tengo la culpa de mandarlo directo a la horca.

La castaña miró con sus ojos abiertos al pelirrojo y de un salto se paró.

- es tu hermana Ronald!.– le pegó con su libro en la cabeza.- bien dice Ginny que eres completamente un tonto.

Ron se sobaba el golpe que le habían dado <<se me hará un enorme chichón>> mirando a la castaña le abrió hueco para que sentará nuevamente en el sillón.

- es toda una fiera, no necesita ayuda de alguien más, en cambio Harry...- se mordió la lengua enseguida, recordando la foto en su celular, si su hermana lo descubría en estos instantes "El Magnífico Harry Potter" debía estar nadando con los peces en el lago.

- Harry no es un pan de Dios que digamos Ron.– se sentó en el lugar indicado por él.- ya vendrán.

- el toque de queda es a las 9:30 y mira el reloj ¡Son las 10! - enfatizó con sus cejas alzadas.- no quiero perder a mí capitán Mione.

Hermione hecho un largo suspiro mirándolo, negando con la cabeza <<¿Qué se supone que haga contigo?>> se acercó y pegó su mano a su rostro en forma de derrota contra Ron.

- primera noche y le encuentro merodeando por los pasillos señor Potter.

- las buenas costumbres nunca se van profesora.

Los dos chicos estaban sentados al frente del escritorio de McGonagall hechandose miradas arrepentidas. Mientras tanto la mujer mayor caminaba por su oficina en busca de algo, Harry y Ginny no se atrevieron a preguntar que era lo que le traía tan inquieta a si que solo se limitaron a observar.

- mira.- susurro Harry, Ginny no lo alcanzo a escuchar pero sabía que dijo algo a si que en acto unió su cabeza al hombro del moreno.

- qué cosa?.- miró para donde señalo.

- ahí.- dijo nuevamente  acomodandose para su amiga, la pelirroja miró a una mesa que tenía una botella de vino encima casi terminada, una copa que estaba llena más arriba de la mitad y por último una caja color plateado obscuro con pequeños bocadillos dulces.

- crees que se lo haya tomado ella sola?

- no sabes cuántas botellas por semana he visto que sacan de aquí.- sin dejar de mirar rieron juntos ninguno tenía la intensión de alejarse, querían seguir así mientras dure.

- Potter's.- susurro para si McGonagall mirando por el rabillo del ojo.- ¡Espero no estén hablando a mis espaldas!.- le sentenció. Acto seguido los jóvenes se separaron rápidamente apoyándose cada uno en sus espaldares respectivos, asustados, esa profesora tenía un radar para saber dónde estaban y si hablaban de ella.

El silencio empezó a surgir como grandes olas, Ginny no quería estar incómoda y en eso tomo la iniciativa, con su pie pegó el zapato de Harry, este la miró un tanto extrañado pero se topo con la sonrisa de la pelirroja Weasley y se enteró de su plan.
Comenzaba una guerra a escondidas que no daría tregua.

- ¡Ahu!.- reclamo Ginny, mirando a Harry y sobándose el tobillo.

- perdón pelirroja, no medí mí fuerza.-

- ni midi mí fierzi.- le remedo de mala gana.- ya verás Potter!.

Paso su brazo izquierdo por la cabeza del moreno y con su mano derecha hecha puño empezó a raspar su nuca, Harry no puso resistencia y se dejó llevar riendo aunque le doliera, Ginny reía muy bajo para que la maestra no se girará y les regañara, en acto tomo traición, Harry pasó su brazo derecho por la espalda de la Weasley y pellizcando suavemente su cintura hizo que dejara de hacerle fosforito, la pelirroja era demasiado cosquilluda y le soltó bajando su mano al cuello del joven.
Terminaron en una nueva pose, Potter estaba bajo la mirada de la Weasley en un tipo abrazo, sus corazones empezaron como grandes bombos a latir; ninguno daba crédito a sus ojos, Ginny que lo veía desde lo alto se quedó pasmada al notarlo, su cabello moreno despeinado con sus lentes redondos en la punta de la nariz y sus ojos completamente verdes esmeralda  comparo con una obra de arte, una GRAN obra de arte, por otro lado Harry que la observaba desde abajo notó sus bellas pecas, sus ojos marrones brillosos con su aroma envolvente de flores y vainilla, hacían que se imagine el mismísimo cielo, con los angeles a su alrededor volando y tocando el arpa, entonando una exquisita melodía para sus oídos, solo los dos embobados el uno por el otro en esas sillas poco cómodas perdiendo nuevamente la noción del tiempo.

- ¡lo encontré!.- gritó contenta McGonagall interrumpiendo nuevamente una escena de esos dos.

Ginny toda roja hasta las orejas fue la primera en separarse y Harry miró para otro lado absolutamente colorado.

Harry Potter no tenía idea de que le provocaba la pelirroja, en cambio Ginny Weasley se maldecía por seguir teniendo sentimientos por el moreno.

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