Horace Slughorn

378 17 2
                                    

A pesar del hecho de que se había pasado cada momento que estaba
despierto en los últimos días esperando desesperadamente que
Dumbledore en verdad viniera a buscarlo, Harry se sintió extrañamente incómodo mientras se alejaban por la calle Privet Drive juntos. Nunca antes había tenido una conversación como Dios manda con el director fuera de Hogwarts, usualmente había un escritorio entre los dos. El recuerdo de su último encuentro cara a cara continuaba  molestándolo y hacía aumentar el sentimiento de vergüenza en Harry; había gritado bastante en esa ocasión, sin mencionar que había hecho lo posible por destruir varias de las posesiones más preciadas de Dumbledore.

Pero Dumbledore en aquel momento parecía completamente relajado.

Lily supo del incidente y regañó a Harry. Pero ella en realidad se sentía muy cómoda paseando con su director. La calma y tranquilidad que él proporcionaba al aura era refrescante para ella. Un poco de paz no me hacía mal a nadie.

-Mantengan su varita al alcance de sus manos, Lily, Harry- dijo con tono alerta.

-¿Pero pensé que no se nos permitía hacer magia fuera del colegio, señor?

-En caso de un ataque- dijo Dumbledore- les doy permiso de usar cualquier maldición o contra maldición que se les venga a la mente. Aunque no creo que deban preocuparse por ser atacado esta noche.

-¿Por qué no, señor?

-Están conmigo- dijo Dumbledore simplemente- Con eso bastará, chicos.

Se detuvieron abruptamente al final de Privet Drive.

-No han, por supuesto, pasado su examen de Aparición- dijo.

-No- dijo Lily- Pensé que debíamos que tener diecisiete.

-Cierto- dijo Dumbledore- Así que necesitan sujetarse firmemente de
mi brazo. El izquierdo, si no te importa Harry, ahora toma a tu hermana, bien. Como debes haberlo notado, el brazo de mi varita está un tanto frágil de momento.

Harry se sujetó del antebrazo que le extendió Dumbledore luego tomó la mano de Lily y la apretó con fuerza.

-Excelente- dijo Dumbledore- Bien, aquí vamos.

Lily sintió el brazo de Harry retorcerse e intentar librarse, y se
sujetó aún más fuerte; lo siguiente que supo, fue que todo se volvió
negro; estaba siendo apretada fuertemente por todos lados; no podía respirar, habían bandas de hierro apretándose alrededor de su pecho; sus ojos estaban siendo forzados hacia el interior de su cabeza; sus tímpanos estaban siendo empujados más adentro de su cráneo y entonces…

Tomó grandes bocanadas del frío aire de la noche y abrió sus ojos llorosos.

Se sentía como si acabara de ser forzado a pasar a través de un
muy estrecho tubo de goma. Le tomó unos segundos darse cuenta que
Privet Drive se había desvanecido. Ella, Harry y Dumbledore estaban ahora parados en lo que parecía ser una plaza desierta de un pueblo, en el centro del cual se erguía un antiguo monumento conmemorativo de
guerra y algunos bancos.

Su comprensión se puso a la par de sus sentidos, y Lily se dio cuenta que acababa de Aparecerse por primera
vez en su vida.

Lo odió.

-¿Están bien?- les preguntó Dumbledore, mirándolos con preocupación-Uno se demora un tiempo en acostumbrarse a la sensación.

-No logro imaginar porqué-murmuró Lily.

-Todo bien- dijo Harry, frotando sus orejas, que se sentían como si
hubieran abandonado Privet Drive a la fuerza -Pero creo que prefiero las
escobas…

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 01, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝗟𝗶𝗹𝘆 𝗣𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿 𝘆 𝗲𝗹 𝗣𝗿í𝗻𝗰𝗶𝗽𝗲 𝗠𝗲𝘀𝘁𝗶𝘇𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora