Las 22:45 hs, de una cálida noche de verano, me terminaste hace unos segundos, pero no sabes, qué soy un mal perdedor, así que ni bien te diste la vuelta, estabas a punto de abrir la puerta, me acerque, te golpee la cabeza con una pala.
Ya estabas tirada en el suelo, bañando el piso con sangre, te tomé el pulso, pero la fuerza que usé, fue suficiente para matarte, sonrío, porque estoy seguro de que nunca te irás.
Arrastro tu cuerpo a la cocina, prepararía tu comida favorita, pero está ocasión noche cenaré tu insensible corazón para tener nuestra cena romántica, no fue como lo imaginé, éstas muerta, tienes el cráneo desecho, pero no importa, éstas aquí.
En la cena, te conté todas mis inseguridades, mis miedos, te conté hasta mi secreto más profundo, fue nuestra primera conversación honesta, después de tan agradable velada, te arrastré hacía al living, te senté, miramos mis peliculas favoritas, me recosté en tu regazo, te abracé, me manche de sangre, pero fue un lindo momento, tenía pensado llevarte a la cama, dormir juntos, pero llegando el amanecer, ya deberías estar bajo tierra.
Eran las 03:45 hs, estaba en el patio cavando tu eterno descanso, tenía que hacerlo despacio, para no despertar a los vecinos, tres metros bajo tierra no es tarea sencilla, agradezco tanto que haya llovido ayer, gracias a eso, la tierra es tan bellamente blanda, que romántico.
Terminé de cavar, luego, te dí un beso apasionado, luego empecé a enterrar tu cadaver, antes de que el sol me descubriera.
Después de tanto tiempo, por primera vez en toda nuestra relación, ya me siento seguro, ya no hay nadie de por medio, ya nadie te podrá mirar, no te encontraré en los brazos de alguien más ya que a tres metros bajo tierra estás, lo mejor de todo, es que nunca te irás.
