❁
❝Aveces el mundo decide hacerte una jugada muy sucia❞
❝¿Cuánta probabilidad hay de que personas vengan de otra dimensión a estas? Y todavía, al mismo tiempo❞
❁
🅓🅐🅣🅘🅣🅞🅢
• 𝙻𝚊𝚜 𝚒𝚖𝚊𝚐𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚗𝚘 𝚜𝚘𝚗 𝚖í𝚊𝚜.
• 𝗡𝗢 𝚜𝚎 𝚙𝚎𝚛𝚖𝚒𝚝�...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
C
on saltos lentos y al mismo tiempo rápidos, el varón de coleta baja mira la dirección de su objetivo final; sosteniendo entre sus brazos y por la espalda, a unos jóvenes infantes de un parentesco extremadamente terrorífico a ciertas personas que logra reconocer a simple vista. O eso es lo que su mente puede deducir, pues nisiquiera con sus técnicas tan avanzadas pudo ver perfectamente dentro de las mentes de esos niños. Dándole dos importantes advertencia, las cuales son: están siendo protegido por algún senjutsu de alto nivel, y por último, no pertenecen a este plano universal actual. Información que lo asusta en cierto modo, en especial viniendo de el mismo; que no tiene una forma de confirmar el segundo punto, pero una corazonada pareciera indicarle que se encuentra en lo correcto.
-Auh...
La hermosa joven de piel pálida empieza a moverse con lentitud sobre la espalda del varón, siendo, con sus delicados dedos; la calidez de ese cuerpo que la sostiene, acomodándose por inercia en el cuello de su acompañante para sentir más de ese sentimiento familiar que abarca su pecho cuando pudo presenciar el olor del varón. Una fragancia tan fuerte pero al mismo tiempo gentil como el de lirios mezclado con café.
Aún así, sus necesidades fisiológicas no se hicieron esperar, comenzando a salivar más de lo normal para dar un poco de humedad a su garganta y sus labios.
-A-agua...- Susurra la menor.
El azabache, que previniendo de esa futura reacción de la menor; ya tiene en la mira un pequeño riachuelo de agua clara dónde el sol refleja de una forma exagerada. Con un respiro suave, toma a los bebés con un fuerte agarré y da un pequeño salto sobre una piedra que se encuentra muy cerca del cúmulo de agua.
Con delicadeza, se inclina para dejar a los bebés en el césped bien envueltos en sus mantos y poder ayudar con más paciencia a la joven que ya se encuentra con los ojos semi-abiertos, mirando al cielo con total calma como si se encontrará en un trance. Reposa el frágil cuerpo previamente curado - de forma superficial - de la mujer, envolviendola con su capa mientras coloca sus mangas de malla juntas para formar una pequeña almohadita que, con cuidado de no dañar a la niña, deja debajo de su cabeza. Acerca los pequeños recién nacidos hacia la fémina, dejando que está los envuelva con sus brazos en forma de protección mientras los cubre con la capa.
