w h i t e .

224 19 9
                                    


   Había dos constantes en la vida de Jungkook, las declaraciones de impuestos y Park Jimin; sólo odiaba una de ellas.

   Las declaraciones de impuestos no era tan mala cosa, a decir verdad.

   "Como si alguien como tú necesitara preocuparse por las declaraciones de impuestos", Jimin se quejó estando extendido en el suelo de la habitación del pelinegro, con bolígrafos y lápices esparcidos por la prístina alfombra blanca.

   Doblado sobre un montón de papeleo, él era la imagen de un adulto completamente no preparado para cargar con la aplastante realidad del capitalismo.

   Aunque, honestamente, Jeon no bromeaba sobre ayudar a Park a pagar sus préstamos estudiantiles. Pero si había algo en él con lo que Jungkook siempre pudo contar, era con lo trabajador que era.

   Durante años había rechazado el dinero del azabache, y probablemente continuaría haciéndolo hasta que fuera hospitalizado con un riñón defectuoso porque habría vendido el otro en el mercado negro por trescientos mil dólares. Sólo entonces, tal vez, permitiría el apoyo monetario de alguien dos años más joven que él.

   Jungkook se rascó el puente de su nariz con el dedo anular, mirando al mayor por el borde de su escritorio. "Sabes, puedes sentarte en mi cama si quieres. No puede ser cómodo en el suelo."

   Jimin puso los ojos en blanco. "No puede ser cómodo en el suelo, dijo, sobre una alfombra más gruesa que mi trasero", murmuró. "Jeon Jungkook, mi rollo de canela demasiado rico para este mundo, demasiado privilegiado, cuando te sientas en el hormigón desnudo todos los días durante dos años seguidos porque prefieres escatimar en muebles de verdad y gastarlo en comida, cualquier cosa es cómoda."

   Así que al menos las declaraciones de impuestos no le daban al nombrado una mala imagen.

   No, él no era un prodigio adolescente. No era un magnate de un imperio. Ni siquiera trabajaba en un club de striptease, pero tenía el presentimiento de que si lo hiciera, probablemente podría doblar su salario.

   No, Jeon Jungkook tenía un modesto trabajo en la gestión de inversiones, ganando seis cifras enormes al año, y Jimin lo miraba con ojos solemnes a veces, y decía: "Realmente estás viviendo la única fantasía digna de Cincuenta Sombras, en la que consigues un trabajo justo después de la universidad. Excepto que ni siquiera has salido de la universidad. ¿Qué carajo es esto?"

   Había llegado en forma de una apuesta financiera tambaleante cuando Jungkook apenas tenía dieciséis años. En ese entonces, acababa de empezar a hacer prácticas en la empresa de inversión local.

   Pasó sus días llenándose la cabeza con estrategias de negocios y estadísticas y terminología de marketing, comiendo bagels y queso crema con café aguado en la cocina. Era difícil, estar rodeado de gente que le llevaba la delantera a pasos agigantados. Lo menos que podía hacer para mantenerse al día era aprender el triple de lo que sabían e intentar el doble para llegar la mitad de lejos que el resto.

   Y valió la pena, en cierto modo. A los dieciséis años, seis meses, veintiséis días y ni un segundo más, Jeon Jungkook se convirtió de la noche a la mañana en la persona más rica de la provincia de Gyeongsangnam-do, y desde entonces su vida nunca había sido la misma.





 A los dieciséis años, seis meses, veintiséis días y ni un segundo más, Jeon Jungkook se convirtió de la noche a la mañana en la persona más rica de la provincia de Gyeongsangnam-do, y desde entonces su vida nunca había sido la misma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

n/a: ah shit, here we go again..

Aesthete | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora