m i s t y r o s e .

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   "Oye, tú, rechazo de la fábrica de consoladores. Tienes mucho que explicar."

   "¿Ahora qué?"

   "¡Esto!", Jimin exclamó, empujando su Samsung entre la cara de Jungkook y su libro de texto de emprendimiento. El menor suspiró y dejó su bolígrafo para valorar cualquier nuevo descubrimiento que su hyung hubiera desenterrado. "¿Por qué no me lo dijiste? Me ofendes."

   "Oh", dijo el azabache en breve. Sí, eso. Estaba entrecerrando los ojos hacia su propio perfil de Tinder. "¿Por qué? ¿Estaba moralmente obligado a contarte?"

   "No, en realidad, ese no es mi punto", el bajo retrocedió. "Jungkook, odias cocinar. ¿Por qué demonios está eso bajo tus intereses?"

   "Como si realmente usaras Tinder para encontrar a alguien que te cocine", murmuró exasperado, devolviéndole el teléfono a Jimin. "¿Por qué? ¿Tú y Seokjin tenéis Tinder? Estáis saliendo. Oh, dios, mi jefe tiene Tinder. Espera, joder."

   El rubio miró al menor con las cejas alzadas mientras la información finalmente se asimilaba. "Tu jefe coincidió contigo en Tinder. Gritó y me tiró su teléfono cuando lo hizo. Fue encantador. Me dio un verdadero ojo morado."

   Jungkook observó la cara de Jimin. "¿Me veo bien?"

   Park, con la habilidad de un artesano practicante, lo ignoró, mirando su teléfono. Lo sostuvo en su cara, luego a la distancia de un brazo, y luego de nuevo en su cara, y concluyó, "quiero decir, supongo."

   "¿Qué carajo significa eso?"

   "No eres muy bueno con las selcas, Jungkookie."

   "¿Entonces qué se supone que debo usar?", como para probar su punto, Jeon sacó su teléfono. Jimin se encogió de hombros.

   "No lo sé. Está esa foto tuya en traje el día que saliste de la conferencia, ¿verdad? Ese día. Te veías bien."

   El azabache se estremeció. "No es tan reconocible, pero prefiero no hacerlo en caso de que alguien se dé cuenta de que soy...", hizo una pausa en la placa de alerta de la aplicación, "yo."

   "¿Qué?", el bajo se inclinó para mirar su teléfono. "Ooh. ¿Nueva pareja?"

   "Lárgate", gruñó alejándolo. La alerta era de una chica a la que deslizó a la derecha hacía un tiempo, pero eso no fue lo que lo hizo detenerse. Era una coincidencia sugerida. Taehyung, 21 años, decía su perfil.

   Su foto era un poco borrosa, como si hubiera sido tomada cuando estaba caminando, pero era obvio que era guapo, chaqueta negra, gorro verde, guiñando el ojo contra el fondo de un camino de entrada. Era tan moderno que Jungkook puso los ojos en blanco, y casi lo deslizó a la izquierda.

   Pero Jimin fue más rápido que él, con su mano que salió como una serpiente para coger el teléfono con los dedos. "Hmm", dijo, sacando la lengua y regodeándose del pálido, que lo miró desde su asiento, "veamos aquí..."

   "¡Devuélvemelo!"

   "No", espetó, bailando con el teléfono en la mano. No lo pensó muy bien, porque el otro era más alto que él. Al extender la mano para arrancarlo de los dedos de Jimin, éste optó por enrollarse en una bola y calzar el teléfono entre su pecho y sus muslos. "¡No, vamos! Déjame ver con quién te emparejaron."

   "¡Deja de tocar la pantalla! ¿Qué pasa si la cagas?"

   Jungkook le quitó el teléfono de las manos, saliendo victorioso, pero su agarre del teléfono estuvo suelto en el mejor de los casos y se le escapó de las manos. Observó como cayó, en cámara lenta, su pulgar dibujando sobre la imagen del perfil.

   Se arrastró a través de la pantalla de su teléfono, el tenue sello verde parpadeando mientras la imagen desaparecía. Luego su teléfono golpeó el suelo con un estruendo, boca arriba, con las palabras It's a Match! que aparecieron en cursiva blanca sobre sus iconos.

   Milagrosamente, la pantalla del iPhone 11 Pro Max de Jungkook no se rompió en un espectacular patrón de telaraña, a pesar de que ni siquiera tenía indicio de una funda que lo protegiera. La selección natural vendría por él un día. Hoy no era ese día.

   "Oh, joder", dijo con horror, sin moverse para recogerlo. "Joder, mira lo que me has hecho hacer."

   "Oh, dios mío", el rubio miró la pantalla antes de doblarse de risa. "Oh dios mío, no te hice hacer nada, niño. Fuiste tú."

   "¡Habla con él!", Jeon exigió, pateando el teléfono a Jimin.

   "¿Qué demonios? ¿Por qué debería hablar con él? ¡Tú eres el que lo aceptó!"

   "¡No lo hice!", protestó. "Fue un accidente..."

   "¿Pero lo habrías hecho?", preguntó Park, a sabiendas.

   "¿Disculpa?"

   "¿Lo habrías hecho?"

   "Ese no es el punto."

   "¿Por qué te pones así? ¿No estás buscando un polvo rápido? Eso es lo que todo el mundo en esa aplicación está buscando. Lo has conseguido. Sólo no hables con él si no te gusta, no es tan difícil", se inclinó hacia la pantalla. "¿Siquiera...?"

   "¡No!"

   Jimin miró hacia arriba desde donde seguía de cuclillas en el suelo cuando Jungkook le quitó el teléfono. Hubo un brillo en sus ojos que disgustó enormemente al menor, y el rubio aplaudió mientras se puso de pie como si estuviera golpeando polvo.

   "Bueno, dime cómo va, campeón", dijo, su guiño rebotando en la pared enojada de la mirada del pelinegro.

   Recogió su teléfono y salió despacio, evidentemente sólo para molestarlo. La puerta del aula vacía se cerró, antes de que Jungkook mirara su teléfono. Taehyung y tú se gustan, decía la pantalla de mensajes.

   Tocó a Seguir desplazando, apagó su teléfono y se olvidó de él.





   Tocó a Seguir desplazando, apagó su teléfono y se olvidó de él

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Aesthete | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora