Capítulo 7

7 0 0
                                    

Todo parecía seguir sin rumbo. Una semana ya ha pasado y seguía sin encontrar alguna explicación a mi situación. Tal vez si estaba loco. Quizás sí había perdido la noción de lo que es real. Ya había perdido la capacidad de diferenciar la realidad de la fantasía.
****
Hoy es sábado, sentí ganas de recorrer las calles sin pensar en nada y quizás con la esperanza de comenzar a recordar o por lo menos, ha aceptar la vida acá.
Los minutos pasaban y pasaban. Llegó un punto en cual ya no sabía dónde iba o de dónde venía. Solo caminaba.
Antes de poder seguir, de repente escucho que alguien gritaba a mi persona.
"Hey! tú!, sí tú"; me gritaba.
No quise voltear, pero lo hice porque algo que pronunció, llamó mi atención. Mencionó el blog que yo había comenzado a escribir días atrás.
¿Será posible?, me pregunté. ¿Será posible que alguien haya podido escuchar mis plegarias?
Y fue así. Ella sí, aquella mujer que llegaría a cambiar mi vida había escuchado mi pesar.
Y ella sería la repuesta a mis problemas.
La seguí hasta una cafetería.
En ella estuvimos por unos minutos en silencio, mirándonos fijamente uno al otro.
Hasta que ella habló.
¿Así qué, según tú esté no es tu mundo?
Esa pregunta en voz alta sonaba algo tonta y hasta me hacía dudar sobre si quería o no responderla. Pero lo hice.
Le expliqué mi situación y cómo había podido sobrevivir hasta el día de hoy.
La mirada que ella tenía no expresaba sorpresa. No sé si porque no creía nada de lo que decía o porque simplemente lo sabe y no le hace sorpresa.
Finalmente acabé de explicarle todo. Ella movió el brazo hacia su bolso. Saco de ahí un archivero y una tableta.
"No eres el primero", me dijo.
"Muchos llegaron antes que tú, pero no tuvieron la suerte de conocer a alguien que creyese su historia o simplemente se les negó, encerrándolos en sanatorios o simplemente guiándolos hacia su muerte."
Terminado esas palabras, ella comenzó a mostrarme diferentes archivos de casos similares al mío. En ella una sobresalió. El de Jorge Castelli. Plasmada en un artículo de periódico. Una crónica que explicaba que él era un hombre, un soldado que había viajado de otra dimensión, pero que terminó encerrado y posteriormente suicidándose.
Por otro lado, también me mostró el logotipo, nombre y algunas fotos de algún tipo de empresa con gente encerrada. Una compañía llamada Hermes. Qué según ella, era una corporación muy antigua que había viajado a otras dimensiones e investigado sobre ello por muchos años.
Hermes había incluso estando relacionado con el accidente de Chernobyl de mi mundo.
Ahora Hermes se dedicaba a cazar saltadores " hijos de mercurio" como ellos nos decían.
Reclutados para cazar otros y estos utilizados para habilitar portales suficientemente estables para viajar entre mundos. Sin embargo, ello no fue lo que me causó terror.
Ella me explicó que una vez que viajas, el cuerpo viajante se une con el cuerpo de destino. Y el tú qué alguna vez existió en el mundo del cual partiste, desaparece.
Muchos desparecidos en el mundo son a causa de ello. La buena noticia es que también puedes volver, pero de igual manera dejarás sin el tú a otra dimensión.
Yo no podía creer todo lo que ella me había explicado. Ni siquiera sabía su nombre y si ella era una reclutadora o solo estaba jugando conmigo.
Lo único que hice fue levantarme de la mesa, histérico. Ella sujetó mi mano. Evitó que me fuera.
"Por favor, no sabes lo que me costó encontrarte, no soy yo a quien debes temer ¿crees que sobrevivirás sin mi ayuda?, déjame enseñarte a controlar tu don, por lo menos ello; y ya decidirás si te quedas o te vas."

No sabía qué hacer. "¿Cómo confiaré en ti si no conozco tu nombre", le pregunté.

"Yo soy Rebbeca".

El último círculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora