EL MONOLOGO DE UN GUARDIAN DE AREA DESPEDIDO.

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-ahhhh.

Un suspiro cansado sale de mi no-boca.

Con pasos muertos me muevo por los pasillos hermosos de color carmesí del décimo piso.

La iluminación que cuelgan de las blancas paredes de este corredizo muestran mi poco colorido ser.

Ya no queda genialidad en mi, todo lo cool se a ido.

Me siento indigno de estar en un lugar tan espléndido como nazarick.

He fallado como guardián, e fallado como creación y le e fallado a mi creador.

-Si alguien me viera en este momento me pregunto que impresión daría.

Una duda asalta mi mente y la respuesta sale por reflejo.

Un guardián de área despedido.

La imagen de un asalariado recién despedido y cargando sus pertenencias es lo que verían.

Y eso es lo que soy. Entre mis manos esta un baúl de color cobre del más lujoso material lleno de mis recuerdos en la tesorería.

-¡Ahh pero que terrible!.

No puedo evitar lamentarme mientras posó trágicamente mi patética figura.

-Uwaaa.

El sonido de asombro escapó de los labios de una sirvienta.

Lose, soy genial. Sin embargo este no es momento para que te asombres. Ahora estoy en un monologo interno ¿no lo ves?.

Nuevamente colocó mis dedos largiruchos sobre mi rostro entrecubriendo mis ojos.

De nuevo, el asombro escapa, pero esta vez, logró enloquecer a la mayoría de las presentes y entonces me detengo a escucharlas.

-Uwaaa.

-Uwaaa.

-Uwaaa.

-Uwaaa.

-Uwaaa.

-Uwaaa.

Imposible, así no puedo autorreflexionar. Mi ser genial y super cool aun en sus momentos más opacos no puede dejar de robar suspiros.

Parece que sus ojos no son tan honestos como sus labios. ¡No!. Ellos si son honestos, esas miradas entrecerradas son por lo brillante que soy, mi brillo lastima sus pobres ojos incapaces de soportar tal nivel de brillantes.

-oh como lo siento señoritas. Sin embargo no lo puedo evitar. Así soy yo.

Mi corazón se siente lastimado. Ellas no pueden ver toda mi genialidad.

De nuevo, sus miradas parecen llenas de lástima. Las entiendo Bellas flores, yo también siento lastima de sus impotentes miradas.

Aun con la tragedia que ellas cargan, no dejan de verme.

- Oto... lo siento, parece que no me di cuenta. ¡La genialidad de mi ser roba su atención y no las deja trabajar!. Que poca atención de mi parte.

Ahhh. Que trágico. Debo irme, ya no puedo estar más barado en este lugar. Lo lamento por ellas, mi brillo ya no puede estar más con ustedes.

-Sayonara hermosas señoritas.

Paso mi mano derecha por mi rostro, en un intento por dejarles algo de mi esencia.

-Lo siento, es lo único que puedo hacer por ustedes.

La tristeza de nuevo se apodera de mi aura. Me siento triste por hacerlas sufrir.

OVERLORD: EL SER SUPREMO PERDIDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora