ORUGA.

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La suave brisa del bosque revoloteo con suavidad sus cabellos dorados.

Bajo una lluvia intensa, su cuerpo mojado experimento el frío.

Calando cada nervio corporal, su cuerpo y el de su hermana llacian en lodo a mitad del bosque.

Sus ojos estaban abiertos de par en par. No había emoción alguna, sólo la exprecion perpleja de una joven muerta en vida, la cual ni los sonidos airados de los fulminantes truenos escuchaba.

La lluvia y la sangre en su hombro izquierdo se funcionaron, haciendo la mancha más y más grande. La flecha aun seguía incrustada en su hombro, con la punta saliendo del otro lado.

El corte en su espalda, la flecha en su hombro, y otra flecha en su pierna derecha, fueron las culpables de que ella se detuviera.

En un principio ella quería que su hermana se fuera, sin embargo al igual que ella, la pequeña había dejado de razonar hacia unos minutos atrás.

Ambas tenían sus expreciones perdidas, la situación las había superado.

Ver a sus amigos ser desgarrados y masacrados fue el inicio de todo. El punto medio fue ver a su padre ser atravezado por una espada y el final, ver a su madre ser degollada mientras aun la veían a sus cálidos ojos.

En esas expreciones perplejas y ojos sin brillo, las lágrimas se escurrieron sin límite. No había llanto, tampoco gritos de agonía, sólo un dolor insesante y sofocante en en el interior.

La sensación de ser desgarrada nervio por nervio, el sentimiento de tu alma escapando por tu garganta, y al final, ese oscuro y fuerte vacío en tu pecho, fueron los causantes de dos muñecas vivas muertas.

Ellas no pudieron soportarlo y al final...

Lágrimas rodaron por las mejillas de enri. Al caer, el suelo las absorbió suavemente y no dejó rastro alguno de ellas.

Enri tenía una exprecion de horror y frustración en su joven rostro.

Tenía miedo.

Ella vio morir a su padre, después a su madre, y ahora la situación anunciaba que su hermana y ella morirían.

Ella presionó con fuerza su cuerpo con el de su pequeña hermana. Su hermana estaba igual que ella, su pequeño rostro estaba distorsionado en emociones de miedo, pánico y horror. Probablemente ya estava rota.

Una niña de 8 años que vio morir a su padre frente a ella para después escuchar los últimos gritos de su madre al comprarles algo de tiempo, sería una niña rota que se transformaría en un cascarón vacio muy pronto debido a la locura.

Ella se mordió el labio inferior hasta que este comenzó a sangrar.

La ira ardió en el corazón de Enri Emmott.

La joven campesina dulce que amaba pasar el rato en familia, sintiendo el calor de su hogar y dejando escapar risas dulces por algún chiste de su padre ya no estaba. Por su mente ahora pasaban todas las cosas horrendas que quería hacerles a los soldados que se atrevieron a romper su felicidad.

Ella no tenía poder, no tenía habilidad alguna para revertir su situación ni mucho menos alguna magia que hiciera eso, pero aun así, ella pagaría lo que fuera para ver algo de dolor en esos rostros sonrientes de los dos soldados burlones frente a ella.

Aun si el pago era su cuerpo, aun si el pago era su propia vida, que más le daba ya, si con eso su hermana viviria, si con eso algún ser demoníaco le mostraba su creatividad a estas personas entonces ¿porque no hacerlo?, ella le daría lo que el pidiese y con una grata sonrisa.

Sería lo que el pidiese que fuera, si aquel ser le pidiera que fuera un perro ella ladraria, si le pidiesen que fuera un cerdo ella oinkaria, fuese lo que fuerce ella lo haría con placer siempre y cuando ella pudiera ver la exprecion más agonizante y distocionada que aquel demonio pudiera expresar en los rostros de ellos.

Ella quería que eso pasará, oh cuanto lo deseaba.

Sin embargo, esta era la última oportunidad que el demonio tendría de tomarla si aparecía.

Si no se daba prisa ella moriría, la herida de su espalda y la flecha en su hombro eso es lo que decían.

Enri nuevamente presionó la cara de su hermana en su pecho, la exprecion de pánico que Nemu tenía era algo que ella quería borrar, por eso había echo eso, si el calor de ella pudiese borrar algo de ese miedo en su hermana Enri lo haría, por eso lo hizo, pero también había otra razón. Ella no quería mostrar el rostro que ahora estaba haciendo a su pequeña hermana.

Una sonrisa nunca antes vista en ella, una mirada que elaria la sangre de muchos y un odio tan palpable que rosaba lo hermoso era lo que ahora había en su exprecion.

Esta exprecion había nacido a causa de su imaginación, al imaginar cuanta cantidad de dolor  aquel demonio de su mente le había provocado a los soldados.

Por su puesto, todo esto era producto de su imaginación, pero el placer que crecía en su pecho era real.

Ella cerró los ojos nuevamente y allí lo vio. El demonio que le daría un placer más mayor a su mente.

El demonio era ella.

Ella quería venganza y al menos en su mente ya la había tenido.

La joven había llegado a su límite, la exprecion que mostraba expresaba lo serca que estaba de romperce.

Los dos soldados frente a ella siguieron avanzando hasta que estuvieron cerca de ellas, se detuvieron. Su vida llegaría a su fin.

El demonio no apareció.

El caballero en armadura levantó su espada, su objetivo era claro: matarlas, la exprecion de felicidad en su rostro respaldada su teoría.

La espada corto el aire...

...pero ella no sintió dolor alguno.

Levantando la vista ella abrió los ojos que mantenía fuerte mente cerrados, lo primero que logró ver fue la espada que se había detenido a mitad de camino. Y lo siguiente fue el que la blandía, el caballero había dejado de moverse, como si estuviera congelado. La atención del caballero ya no estaba centrada en la joven.
El estado completamente indefenso del caballero revelaba la sorpresa que sentía. Como si la mirada del caballero la guiara, la joven también volvió la mirada en la misma dirección. Entonces vio…
Desesperación.

Había oscuridad. Una oscuridad pura tan delgada como el papel, y sin embargo de una profundidad inimaginable. Había salido de la tierra en una forma ovoide con la sección inferior cortada. Era una escena que evocaba misticismo y un miedo indescriptible.

Lo primero que pensó, fue que su súplica había sido escuchada, el demonio había llegado.

Y entonces al fin salió.

El demonio con rostro de cabra había llegado. Entonces lo mínimo que ella podía hacer en agradecimiento era inclinarse...

...inclinarse y sonreír.

Eso hizo. Enri le sonrió. Ya estaba rota.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2023 ⏰

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