Compatibilidad Inexistente [Fillie]

02

─¡Dios mío, Madds!. ─Digo rápidamente y la abrazo.

Hace unos segundos Sophia volvió a chasquear los dedos, y como si fuera por arte de magia, mi mejor amiga reapareció.

Mentiría si dijera que verla hacer eso no es fascinante.

Luce desconcertada, no tengo idea de en donde estuvo todo éste tiempo y me atemoriza la respuesta.
Su pelo rubio está revuelto y se le han hecho varios rulos por lo despeinada que está, si éste no fuera el caso quizás me burlaría de su aspecto.
Sus ojos azules están inyectados en sangre, ¿Acaso...?

¿Estuvo llorando?.

Sacudo un poco mi cabeza. No, es imposible, en toda mi vida no he visto a Maddison Ziegler llorar, nunca. Ni cuando se cayó de su bicicleta a los ocho años y mucho menos cuando se fracturó la pierna, ni siquiera cuando su hermano murió hace unos años. Y eso fue lo peor que le ocurrió en la vida, aún así, no derramó ninguna lágrima y solo se distanció un poco de la sociedad.

Una de mis manos va a su cabeza y la aprieto contra mi pecho mientras oigo su respiración entrecortada y el coraje renace en mí.

─¿Qué le hicieron?. ─Pregunto mirando hacia donde se encuentran ellos. ─¡¿Qué demonios le hicieron?!.

─Ella está bien. ─Es lo único que dice él mientras sigue observandonos.

¿Así que así serían las cosas? ¿Ellos siempre manipulandome de ésta forma?.

─No quiero que vuelvan a hacer algo cómo eso. A ninguno de mis conocidos. ─Remarco y me concentro en el estado de la rubia.

He conocido a Maddie desde siempre y sé que si esto no le afectara no estaría de esta forma. Parece imposible despegarla de mí y está comenzando a alarmarme cada vez más lo que le pudo haber pasado en el otro lado.

¿Qué demonios le hizo Sophia?.

●●●

No tengo ni la más mínima idea de que hora son y no quiero voltearme y agarrar mi celular para saberlo. Estoy en la pose perfecta y muy, pero muy cómoda.

Hace un gran rato obligaron a Maddie a volver a casa. Sophia dijo que era peligroso tenerla aquí sabiendo que mi energía de Nephilim se sigue percibiendo cómo una y podríamos tener visitas inesperadas en cualquier momento.

Prometió dejarla en casa sana y salva, mientras tanto, dejó a Finn para "cuidarme", aunque realmente lo único que ha hecho es revisar cada una de las cosas que tengo en casa.

Mamá y papá no han salido en ningún momento y sé que es porque esa es la regla de la casa esta semana. Nadie puede salir de sus habitaciones por su propia seguridad.

Finn ha estado dibujando en una hoja blanca y con unos plumones que le di. El afirmó que cosas cómo estas no se veían mucho en su hogar. También exigió que le muestre un dibujo mío para que trate de imitarlo. Sin embargo, minutos después de dibujar, se levantó de la silla y abandonó el escritorio.

El pelinegro que se encuentra en mi habitación se pasea y mira un gran estante que tengo, justo donde se encuentra mi televisor y unos que otros chuches.
Su dedo índice se pasea por los títulos de libros en un tacto suave y tímido, luce realmente asombrado a todo lo que está viendo y soy consciente de que es porque la mayor parte del tiempo la pasa en su mundo. Literalmente su mundo.

─¿Qué rayos es esto?. ─Pregunta tomando una alcancía color celeste en forma de elefante. Su rostro luce sorprendido y al mismo tiempo asqueado.