Escalón

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Anne

Después de la boda de Bash y Mery no podía conciliar el sueño, no paraba de pensar en mi conversación con Gilbert, eran múltiples las sensaciones que me recorrían por el cuerpo al imaginarme una y otra vez ese momento.
Me llené de entusiasmo al escuchar que el año que viene se quedaba a estudiar en Avonlea, aunque todavía quedaba un mes de colegio me alegró saber que no se iba. Fue infinito el tiempo que mantuvimos la mirada, esa mirada de ojos verdes...Pero que estás pensando Anne, Gilbert Blythe es solo un amigo, más bien compañero de clase así que deja de pensar cosas sin sentido.

A la mañana siguiente me incorporé de la cama y me tuve que sentar de lo mareada que estaba, baje a desayunar con muy mal cuerpo, no había dormido en toda la noche y eso me estaba pasando factura ahora. Aún así intenté como pude hacerme la despierta para que Marilla no me preguntase nada.

- Buenos días Anne - me dijo.

- Buenos días Marilla, hace un espléndido día no crees - dije forzando una sonrisa.

Marilla se detuvo varios segundos a inspeccionar mi cara para luego decir.
-Mmm... sí estoy de acuerdo Anne -

- Me voy a ir hoy a casa de Rachel, la tengo que ayudar con unas cosas llegaré por la noche porque me ha invitado a comer. Mathew está en el pueblo no llegará hasta la comida, así que ya sabes que tienes que poner el pollo en la cazuela media hora antes de que os lo comais.
Puedes invitar a Diana a casa para no estar sola, ahora me pasaré por su casa para decirselo, pero no salgáis de la casa ¿entendido? - acabó Marilla.

- Oh Marilla me acabas de alegrar aún más la mañana no sabes la ilusión que me hace que mi extraordinaria Diana venga aquí a pasar la tarde -

- Vete arreglando hasta que venga Diana, porque mira cómo estás parece que te vas a caer muerta por las paredes - dijo saliendo de la casa.

Me terminé volando el desayuno y me subí a mí habitación. No sabía que ponerme. Marilla ya me había hecho varios hermosos y deslumbrantes vestidos que hacían que en los momentos como este me costará decidir cuál escoger. Me decanté por uno de color verde pistacho. Fui al espejo para recolocarme el pelo. Ya me había crecido por debajo de las orejas y me daba para hacerme dos pequeñas trenzitas, las terminé justo a tiempo cuando escuché el timbre.

Bajé corriendo por las escaleras, esto hizo que me tropezarse con el último escalón y me cayera de bruces en el suelo.

-Auch, eso sí que dolió- dije en voz alta.

- Estás bien Anne- dijo una voz conocida que no era Diana. Levanté la mirada y me encontré como no con Gilbert Blythe. Estaba mirando a través de la puerta. - No sabía que te interesase tanto como para que bajarás a esa velocidad - dijo cruzando esta y mostrando una de sus sonrisas.

Puse los ojos en blanco mientras cogía la mano que me había ofrecido para levantarme. - Siento decirte señor Blythe que esperaba a mí queridísima Diana, por eso bajé con euforia estás mortales escaleras - aclaré. Esperé a que me dijese porque venía ,pero como lo único que hacía era mirarme dije.

- Ejem, se puede saber porque has venido - dije interrumpiendo sus pensamientos.

- Ehhh... claro. Necesito canela, Mary quiere hacer uno de sus famosos postres y no nos queda más en casa -

Me fuí a la estantería y alcanzar el bote. - Aquí tienes - dije entregándoselo en la mano.

- Muchas gracias, la próxima vez disimula un poco - y con esto me giño un ojo y se fue por donde había venido.

Quién se cree que es pensé. Que no te digo yo que no sea guapo y listo pero se tiene que bajar un poco de las nubes algún día de estos. No iba a dejar que Gilbert Blythe me dejaste así pasmada así que salí corriendo de la casa y le grité.

Quién me diría que fueses tú - ShilbertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora