Prólogo

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"Nunca nos llegamos a entender

Repitiendo y repitiendo viejas conversaciones

Pensando demasiado en cada palabra y lo odio

Porque no soy yo (porque no soy yo)

Y cuál es el punto de esconderse

Todos saben que tenemos asuntos pendientes

Y me arrepentiré si no digo

Esto no es lo que puede ser (no es lo que puede ser)"

-- Volver contigo

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"Sorpresa"

La simple palabra corta el silencio, obteniendo toda la atención de Penelope cuando alguien abre la puerta de su habitación. Ha sido un largo día. Demasiado largo y repleto sólo de decepción.

Los padres de Penelope han jurado y perjurado que este cumpleaños —su 16 cumpleaños— sería diferente del resto. Que no la decepcionarían como en otras ocasiones. No como en Navidades y otras vacaciones y momentos clave de su juventud en los cuales sus padres han estado convenientemente ausentes.

No. Esta vez será diferente. Los infames Víctor y Raquel Park tenían establecido llegar a la Escuela Salvatore, sin demora, a las nueve en punto para recoger a su única hija y llevársela rápidamente para celebrar su cumpleaños durante un día entero. Uno que incluiría un almuerzo en su pequeño restaurante francés favorito, seguido de una excursión de compras o, incluso, un viaje al spa más cercano para un largo masaje de tejido profundo.

Y Penelope se lo creyó, de verdad que lo hizo. Se lo creyó a tal punto que se rió de la simple idea de hacer otros planes o lo que sea para ese día. No importa cuanto le suplicó Josie que lo reconsiderase.

Pero llegaron las nueve en punto y el tiempo siguió pasando.

Y después las diez.

Y después las once.

No fue hasta casi la una de la tarde que los padres de Penelope tuvieron la decencia de comunicarse e informar a la escuela que debido a obligaciones imprevistas del trabajo no podrían venir a recoger a su hija, además de mandar saludos. Ni siquiera se tomaron el tiempo de hablar directamente con ella. Incluso eso era demasiado problemático para ellos.

Todo lo que Penelope obtuvo fue una segunda felicitación por parte de la secretaría de la escuela y que le dijeran que sus padres estarían en contacto con ella pronto. Eso era todo lo que valía para ellos... Al menos para la gente que se suponía que debía amarla incondicionalmente.

Después de eso, Penelope no podía volver a los dormitorios, ni tampoco a ningún sitio. Necesitaba estar sola. Lejos de las miradas curiosas e infinitas preguntas.

Así que Penelope apagó su móvil y se perdió por el bosque, deambulando sin rumbo con nada más que 16 años de valor y promesas incompletas que se reproducen en un ciclo de nunca acabar en la profundidad de su mente. Caminó por los alrededores escondida y reconfortada por los densos árboles hasta mucho después de la puesta de sol y de que las estrellas hayan hecho su aparición en el cielo. Penelope podría haber seguido así para siempre de no ser por el hecho de que la temperatura bajó tanto que podía ver su aliento con cada paso que daba.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2020 ⏰

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