One in a Million [MDZS-BL]-Wangxian-

Capítulo IV

Aquel sirviente siguió soltando insultos por lo bajo mientras se dedicaba a llevar a XianLi devuelta con su madre, arrastrándolo del brazo. A Wei Ying de verdad le gustaría soltarse del agarre del otro, pero no tenía la fuerza suficiente así que solo pudo dejarse llevar.

Por mientras, el beta empezó a regañarlo como si tuviera algún derecho a hacerlo, siendo que el niño siquiera era conocido suyo. Qué cara había que tener para pensar que eres lo suficientemente importante como para disciplinar a otra persona.

—No vuelvas a acercarte ahí, o ese Omega loco seguro va a comerte como hace con todos los niños que se le acercan— dijo sin mirarlo mientras seguía arrastrándolo, aunque Wei Wuxian no le dijo absolutamente nada. Las palabras de ese sirviente eran muy extrañas, no entendía qué razones tenía para decir esas cosas sobre el otro chico que seguía escondido dentro de esa casa, pero los golpes que él tenía en el rostro y en el resto del cuerpo hablaban por sí mismos. Algo muy raro sucedía en esas propiedades.

No le dió mucho tiempo para pensar sobre eso porque ya habían llegado donde su tía y madre estaban; Dentro de la casa más grande, en una sala bastante espaciosa seguramente creada para recibir a las visitas, vió que sentadas estaban su tía y madre así que fue rápidamente a sentarse junto a ellas.  Su madre le sonrió ligeramente y pasó una de sus pequeñas manos por su cabeza, motivándolo a sentarse a su lado.

Percibió entonces tres otras presencias, siendo que habían tres personas más en el salón junto a ellos. Distinguió primero al hombre, por su nulo aroma determinó que era un Beta, su cabello era oscuro y estaba cuidado en un peinado bastante costoso, aquello y su estilo de vestir dejaba a relucir que era de la alta sociedad, o por lo menos parecía serlo, se mantenía completamente ajeno a la situación y se encontraba sentado unos metros más atrás  de la única mujer de los tres.

Ésta última, tenía ropas muy parecidas a las del tipo detrás de ella, pero parecía irradiar un aura de autosuficiencia mientras bebía su té con aparente calma, Wei Ying pudo notar fácilmente que era una beta bastante pasada en años, pues algunas canas blancas ya empezaban a adornar su cabello oscuro, junto a las arrugas de su rostro. Detrás de ella, al lado del hombre, había un joven de complexión algo rellena, sus ropas eran casi tan costosas como las de la mujer Beta que le daba la espalda, tenía una mirada altanera y mantenía sus brazos cruzados.

Saber quiénes eran fue bastante fácil; Era la familia principal de la Aldea, los Mo. Wei Wuxian debía decir que, por el prestigio del nombre de esa familia, esperaba algo más...humilde, puesto que anteriormente el Clan Mo era conocido por ser unos modestos y amables Maestros Tierra, pero ahora que veía a ésta generación, el renacido podía decir fácilmente que eran totalmente distintos a gente que se pudiera llamar amable.

—Ah, trajiste también a tu... hijito, hermana mía— dijo la mujer, echándole un vistazo al único niño del grupo. Wuxian sintió como ella lo analizaba con la mirada, viéndolo de arriba a abajo. Su voz parecía sonar pasiva, pero era muy obvio que solo fingía ese tono. —Debo decir que se parece mucho a ti. El mocoso se ve saludable—

Sintió como su madre se tensaba al escuchar la mención de su desaparecido esposo, así que fue el Wei quién tomó la palabra, haciendo una reverencia con falsa cortesía para dirigirse a ella —Me llamo XianLi, Madam Mo— se presentó, manteniendo una expresión seria.

—Vaya, el chico tiene modales. Creí que sería diferente, como YaHui es su padre, pero le enseñaste bien hermanita— soltó la beta dando otro sorbo a su té, pero luego puso una expresión algo molesta. —Seguro será un Alfa como tu marido—

—Hermana, no vinimos hasta aquí para hablar del hijo de Ning. Como ya habrás notado, las tierras cercanas a la Aldea Mo cada vez tienen más soldados de los perros Wen, es peligroso para A-Li quedarse ahí. Me gustaría si pudieras proveerles asilo— dijo ésta vez la tía de XianLi, a ella no se le había movido ni un pelo por el tono con el que Madam Mo se dirigía a ellos.