"Dónde Chaeyoung le cuenta a su pequeña Dubu sobre Mina, su esposa que ha permanecido en coma desde que dió a luz y de Tzuyu, la frágil bebé sietesima que lucha por su vida en el hospital"
La vida es un antibajo de emociones, sin embargo, cuando se...
Caminando tomadas de la mano, las hermanas Myoui regresaban del parque e iban directo dónde descansaban sus madres. El transcurso al lugar no fue tan largo, de hecho se sorprendieron de lo cerca que estaba del hogar de su abuela Jihyo, quien al verlas pasar frente a su casa las detuvo con un dulce llamado.
—¡Dubu, Chewy!— sonrió cuando sus nietas se acercaron a ella.
Dahyun de ahora ocho años ya no era esa pequeña revoltosa y Tzuyu de tres la bebé frágil del hospital, las hermanas cambiaron con el pasar de los años aun si fuera lo más dolorosos y difíciles de su vida; siguen juntas, tal como sus madres esperaban.
—¿Dónde piensas llegar a tu hermanitas, Dubu?. — pregunto cargando a Tzuyu y poniéndole aquella bufanda que acababa de terminar, la menor sonrió abrazando el cuello de la anciana. — Se hace tarde, Nayeon y JeongYeon las vendrán a buscar pronto.
—Quiero llevarla con ellas, por favor abuelita Thomas~ — suplico juntando sus manos y formando un puchero, la mayor pareció pensarlo. — Solo unos minutos, lo juro.
—Bien, las buscaré. — con eso dicho dejo que las hermanas siguieron su camino.
Dahyun cantaba las canciones que su madre Chaeyoung cantaba para ella en las noches antes de dormir, aunque su voz no fuese tan hermosa como lo era la de ella disfrutaba hacerlo para su hermanita, que se canso de caminar y no le quedó de otra que cargarla hasta la entrada del cementerio, uno muy bonito y arreglado para ser verdad.
Las placas con los nombres de sus madres permanecían adornadas y limpias gracias a Park, que iba todos los días a llevarla flores y mantenerlas impecables. La niña de tez más pálida tomo asiento frente a las placas y palmeo un lado para que su hermanita también lo hiciera, pronto la duda le invadió.
—¿Que ed eto?— pregunto con dificultad señalando el frente, Dubu la sentó en sus piernas y la rodeó en sus brazos.
—¿Recuerdas la foto que te enseñe anoche?. — la menor asintió jugando con sus manitas. — Bueno, ahí están mami Mina y mami Chaeyoung.
—¿Pod qué?. — Pucherio cuando sus ojos vieron las fotos de ambas en medio, quiso alcanzarla pero sus bracitos eran tan corto que no podía. — Dame, dame. — chillo y Dahyun hizo lo que dijo.
—¿Sabes? Casi no las recuerdo, pero si el cuanto nos amaban.
—¿De verdad?
—Si. — afirmó acariciando la foto que sostenía Tzuyu, sus lágrimas no tardaron en aparecer. De repente, el recuerdo de su madre coreana hablándole sobre Mina en su juventud le llegó a la mente y con ella la felicidad que sintió en aquel momento. —O-Oye Chewy ... ¿Quieres escuchar una historia?.
—¡Di!— estiró sus brazos con felicidad.
Con eso dió inicio la sesión de historias DaTzu sobre sus madres, que cada día las veían en su cuerpo espiritual y la esperanza de que nunca las olvidarán.
Puede que todo esté perdido y la oscuridad se apodere de tus decisiones pero ... Siempre habrá esperanzas que te den motivos de seguir adelante con una sonrisa.
Cómo la de Dahyun, que sin importar las desgracias que sufrió su familia en el pasado está agradecida de no haber quedando sola en ese mundo; es su turno de tener esperanzas y hacer feliz a Tzuyu, tal como su madre lo hizo con ella cuando niña.
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