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Estaba muy nerviosa al ir al trabajo al día siguiente. Tan nerviosa, de hecho, que no podía pensar en otra cosa mientras estaba en clase durante la mañana. Podía incluso haber suspendido el examen del que estaba tan segura antes de que Cole me hubiera pedido salir. Y no conseguía acordarme de si el trabajo que habían marcado en clase de historia era para la próxima semana o para la siguiente.

Eso era lo que Cole hacía a las mujeres. Hacía que se comportaran como estúpidas. Y yo que me había asegurado a mi misma que no me haría eso a mi. Pero supongo que era inevitable.

Estaba convencida de que llegaría a mi mesa y descubriría que me habían despedido. Nadie dice que no a Cole Sprouse. El hecho de que yo lo hubiera hecho, no podía ser bueno. Pero cuando giré la esquina para llegar a mi puesto, todo estaba exactamente como lo había dejado. Salvo por una excepción. Había un enorme ramo de rosas en la esquina de mi mesa.

Me acerqué, preguntándome si mi finiquito estaría colgando de algún lugar del ramo. En su lugar, encontré una sencilla tarjeta con la frase "Pensando en ti" impresa. En el interior estaban garabateadas las letras CS.

Cole Sprouse.

No sabía qué pensar de aquello. ¿Por qué iba Cole a enviarme flores? Hasta anoche, nunca se había molestado en mirarme siquiera. Y ahora... ¿me enviaba flores?

No conseguía encontrarle el sentido. Le hubiera preguntado a él, pero pasó todo el día fuera de la oficina.

Pero, por supuesto, sus amantes despreciadas estaban incluidas en el horario. Tres llamaron antes de mi pausa de la tarde y otra me llamó justo antes de que desviara las llamadas al contestador. Las reconocí a todas. A dos las había llevado a una cita la semana pasada. Una era la chica del día anterior. Y la última era una mujer particularmente persistente que había estado llamando todos los días durante tres semanas. Normalmente habría habido una nueva de la noche anterior, pero hoy no. Me pregunté brevemente por qué habría sido, y decidí que en realidad no me importaba. Ya había pasado demasiado tiempo pensando en Cole Sprouse. No tenía necesidad de hacerlo también en mi tiempo personal.

Llevar un ramo de rosas enorme en un autobús urbano es todo un reto, pero de alguna forma conseguí arreglármelas. Pero dentro de su jarrón de cristal el ramo era un poco alto, así que no podía ver muy bien subiendo las escaleras de mi apartamento. Y luego me tropecé con el último escalón, derramándome el agua sobre la blusa cuando me caí hacia delante. Si no hubiera sido por unas manos fuertes y hábiles que me agarraron de los brazos, habría acabado en urgencias con cristales clavados por el cuerpo.

—Gracias —murmuré, asumiendo que mi héroe sería alguno de mis muchos vecinos escandalosos, sinvergüenzas y fiesteros.

—No hay problema —respondió una voz familiar.

Una voz demasiado familiar.

—¿Cole?

Tomó el ramo de mis manos y me sonrió por encima de los aromáticos pétalos.

—Quería hablar contigo, y como he estado todo el día fuera de la oficina, pensé que podía pasarme y llevarte a cenar.

—¿De qué quería hablar conmigo? —pregunté, pensando: Ya está. Estoy despedida.

—De nada importante. Sólo quería conocerte un poco mejor.

No voy a mentir. Un pequeño temblor de emoción me recorrió toda la columna con aquellas palabras. Pero entonces mi lado lógico volvió y me recordó todas las llamadas telefónicas que había estado recibiendo de sus amantes descartadas desde que empecé a trabajar con él. ¿Valía la pena convertirse en una de ellas por una noche de diversión? No demasiado.

ʟᴀ sᴇᴄʀᴇᴛᴀʀɪᴀ ➵『 sᴘʀᴏᴜsᴇʜᴀʀᴛ 』《ᴏ.s》ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴅᴀ TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora