—Creo que no vamos a poder ir a tu graduación, Lili, —me estaba diciendo mi madre a una distancia de miles de kilómetros.
Me acerqué el teléfono al oído, mirando hacia atrás para asegurarme de que ni Cole ni Jana aparecieran por sorpresa. Por lo general no contesto a llamadas personas en el trabajo, pero mi madre me había llamado tres veces en los últimos dos días y no había tenido la oportunidad de devolverle la llamada. Y temía que a mi hermano le estuviera pasando algo que yo tuviera que saber.
—No pasa nada, mamá —dije, sin poder ocultar la decepción en mi voz.
—Es que han recetado a Sam una nueva medicación y el seguro se niega a pagarla. Llevamos semanas discutiendo con ellos. Mientras tanto, tenemos que pagarla de nuestro bolsillo y estas cosas son súper caras.
—Lo sé, mamá. La salud de Sam es lo primero.
—Me siento muy mal porque eres el primer miembro de nuestra familia que se gradúa de la universidad.
—Lo sé. Pero escucha, pediré a alguien que me saque un montón de fotos y las llevaré para enseñarselas cuando vaya a casa ese verano.
—Lo siento, Lili. Estamos muy orgullosos de ti.
—Lo sé.
Aquello agravó aún más el nudo de lágrimas que tenía en el fondo de la garganta. Corté la llamada y me giré para encontrar a Cole de pie frente a mi escritorio, observándome.
Me froté los ojos, tratando de ocultar mi cara detrás de una cortina de cabello mientras fingía estar ocupada con una montaña de papeleo que esperaba mi atención en el escritorio.
—¿Malas noticias? —preguntó.
Sacudí la cabeza. —¿Necesitaba algo?
Podía sentir sus ojos sobre mi. Me senté un poco más recta y me retiré el cabello de la cara, girándome hacia el ordenador como si tuviera tanto trabajo que hacer no podía siquiera hacer caso al jefe.
—Sólo quería comprobar lo de las llamadas. ¿Ya han parado?
Miré hacia arriba, un poco sorprendida de que me hubiera escuchado, y ya ni hablar de que recordara tanto tiempo como para comprobarlo dos días después. Y lo cierto era que las llamadas se habían reducido hasta desaparecer durante los últimos días.
—Sí.
—Bien —se crujió los nudillos sobre mi escritorio y se giró. Pero entonces dudó, girándose rápidamente—. ¿Te apetece ir a cenar esta noche? Podríamos ir a ese sitio nuevo francés en el centro.
No podía creer que me estuviera pidiendo salir de nuevo. Levanté la mirada, preguntándome qué era lo que hacía que estuviera tan decidido a invitarme a salir. Tenía que ser aquella mentalidad de "quiero lo que no puedo tener" que tenían tantos hombres como él.
—No puedo. Ya tengo planes.
Inclinó la cabeza ligeramente. —Valía la pena intentarlo.
En realidad sonreí al verle marcharse. Era como un niño en una tienda de golosinas sin un centavo en los bolsillos: podía mirar, pero no tocar.
Me marché del trabajo una hora más tarde, intentando recordar cuánto dinero quedaba en mi cuenta bancaria. Aún quedaba una semana para que me pagaran, pero mi cocina estaba prácticamente vacía. Mi amiga Camila me había invitado a cenar, pero tenía un trabajo que entregar al día siguiente que aún no había empezado. Si iba a casa de Cami, probablemente acabaría tan metida en la conversación que no me quedaría tiempo para trabajar. Y no podía pasarme la noche despierta trabajando otra vez, puesto que al día siguiente tenía tres clases y después debía ir a trabajar.
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ʟᴀ sᴇᴄʀᴇᴛᴀʀɪᴀ ➵『 sᴘʀᴏᴜsᴇʜᴀʀᴛ 』《ᴏ.s》ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴅᴀ TERMINADA
Hayran Kurgu《HISTORIA ADAPTADA》[HISTORIA TERMINADA] Cole Sprouse no acepta un no por respuesta: es uno de los hombres más poderosos de la ciudad, y siempre persigue lo que quiere. Y aunque podría elegir a cualquier mujer, pone sus ojos en Lili, su nueva secreta...