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-¡Randi se lo ruego! ¡Le juro que no habrá una sola queja o mala conducta pero por favor por favor por favor por favor deme ese puesto, se lo suplico!- Le suplique mientras me colgaba de sus rodillas y lo abrazaba fuertemente. Llegar a situaciones extrañas todo el tiempo era lo que menos le gustaba de si misma, pero no podia evitarlo. Hacia lo primero que se le cruzaba por la mente, lo que no es bueno. Todo el mundo le decía que estaba algo mal de la cabeza. Envidia, claro esta.

-¡Miller ya suéltame por la virgen santísima!- se cabroneo fuertemente el director mientras intentaba apartarme de el. Increible Atena, haz que te expulsen ¡sigue asi! Ya no habia vuelta atras, me console a mi misma y respondí apretando los ojos.

-No.-

-¡Atena miller suéltame en este instante!-

-No.-

-¡MILLER!- Resonó por toda la oficina.

-Si me dice que si lo suelto.- cerre los ojos y trate de negociar.

-No.- dijo serio

-Si.- le discuti.

-NO.

-Si.

-No.

-No.- trate de de engañarlo

-Si.- y su cara se torno de confusión. Yo lo solté emocionada y me limpie mi pantalón escolar, que ahora que lo veo tiene cierta mancha en la parte de las rodillas. Tendré que lavarlo a mano, pensé. Fastidiada volví a observar a Randi -Que por cierto estaba rojo- y le sonreí inocentemente.

-¡Bien! tienes ese puesto pero antes de que te emociones- Me detuvo al ver la sonrisa que partía en 2 mi rostro.

-Tienes dos condiciones.

–Número uno, no puedes volver a molestar a thomas.- Enumero con sus dedos.

–Y número dos, si el equipo pierde un solo partido, estas fuera.- Me miró malicioso.

Mi cara de horror debió causarle cierta gracia pues se río y me echó de su oficina. Me senté en la sala de espera y me puse a contar los pros y los contras de aceptar al desgraciado de Randi.

En la parte de los pros entraba que, por una maldita vez conseguí persuadir a Randi. En los contras un solo nombre parpadeaba en mi cabeza; ojos color mierda, Thomas.

Ese maldito haría mi vida imposible ¡Y yo tendría que quedarme callada! Pues de alguna manera nunca dejaba evidencia de las torturas dirigidas hacia mi y no podría acusarlo con nadie.

Después de media hora de razonamiento, decidí aceptar y tomarmelo como un reto. Irme de este lugar habiendo ganado en algo hasta al mismísimo director no se me hacía desagradable.

...

Atena estaba disfrutando de una buena cantidad de comida chatarra junto a Linda, que era una de sus cuantas amigas dentro de la escuela. Iban juntas a las clases de debate y a un club de artesanía. No es que le fascinará el arte, solo que ella era muy... Irritable. Moldear con arcilla hacía que todos estuvieran a salvo de su humor.

-¿Supiste lo de la vacante?. Habló con la boca llena Linda. Era muy buena compañía, tenía el pelo negro azabache y unos ojos avellana muy lindos, siempre portaba delineados exóticos y un estilo muy a la moda.

-En realidad fui la primera en verlo, azote la puerta del director en menos de 10 segundos. Río divertida Atena, prefirió estar segura de que su puesto duraría un buen tiempo antes de empezar a difundir su suerte. El que de callado las hace, callado las recibe señores. ¿O así no era el refrán? Lo que sea, no lo presumiría hasta que estuviera asegurada.

¡SI CAPITANA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora