Capítulo 12

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NARRA LUZU

Luzu: ¿Tú crees que estará bien? Él es muy frágil, le pueden hacer daño muy fácilmente.-

Estaba preocupado por Doblas, éramos amigos desde hace muchos años y cuando nos mudamos a Karmaland hemos estado más juntos.
No es que él sea débil, solamente que si lo conoces bien sabes que detrás de este Rubén hay uno infantil y pequeño, alguien necesita protección.

Mangel siempre lo protegía, el problema es que lo hacía demasiado y ahora que Mangel pasa de él, pues me preocupa el niño.

Auron: No te preocupes Lusu, mi niño. Rubén sabe lo que hace, está enamorado de Vege. ¿Qué nadie se lo esperaba? Nadie. Pero cuando se miran, se nota que hay algo entre ellos, que hay algo más que amor.-

Aquello me tranquilizó, Auron tenía razón, se miraban de una manera especial, con un brillo especial en los ojos. Se miran como si estuvieran destinados a estar juntos. Podía confiar en Samuel, él es alguien muy responsable y que sabe lo que quiere en todo momento, va a cuidar muy bien de Rabis.

Luzu: ¿Se miran con el mismo amor que tú y yo?- Le miré desafiante, sé que Rubén y Sam se ama, pero se más que Auron y yo nos amamos más.

Auron: No sé, (me da un beso de pico en la boca) dímelo tú, (otro beso) mi amor.- Lo amo tanto.

Luzu: Te quiero...-

Hubo un silencio callado por besos, besos lentos y llenos de amor, un amor que si lo supiera el universo, le daría vergüenza de ser tan pequeño.

NARRA RUBÉN

Iba ya para casa de Samuel. ¿Qué pasará? A ver, mucho no iba a pasar, tenemos que hablar de lo anoche ocurrido, estaba muy nervioso. A lo mejor ni se habrá calentado la cabeza, iré, hablaremos y me iré a casa.

Llegué y toqué a la puerta. Tenía las torretas quitadas, un puntazo la verdad.

*Ding Dong*

Samuel: Vooooy.-

Abrió la puerta y allí estaba, Samuel De Luque uno de los chicos más apuestos que he conocido.

Samuel: Rubén, pasa pasa.- Pasé y me dió un beso en la frente.

Samuel: ¿Te apetece jugar a la consola antes de cenar?- ¿Había hecho de cenar? Eso significaba que me iba a quedar a cenar.

Rubén: Claro, muchas gracias.-

Samuel: ¿Jugamos a...- Estuvo mirando un rato.- ... plantas contra zombies WW2?- Era un juego de dos jugadores y me gustaba mucho.

Rubén: Síii.- Respondí como un niño pequeño, me miró muy tierno y me sonrojé.

Nos miramos y por un instante pensé que el tiempo no existía, al menos para nosotros dos. Nos acercamos y nos volvimos a besar, lentamente.

Samuel: ¿Jugador 1 o 2?- Nos habíamos separado de ese maravilloso beso.

Rubén: ¿2? Eres tú el anfitrión, tú el 1.- Asintió y estuvimos un largo rato jugando.

Samuel: Son las 22:00, ¿cenamos? He hecho varias cosas y como sabrás me se tus gustos así que... espero que te guste todo.- Dijo aquello con una sonrisa amable, se notaba que se había esforzado en preparar algo para mí.

Rubén: Ve-vegetta, no te tendrías que haber molestado.- Vale, entré a la cocina y había mil maravillas. Otra vez me sonrojé y él me miró tierno.

Le ayudé a poner la mesa y tal, como siempre que comíamos juntos. En la cena estuvimos hablando de futuras misiones que tenían pensadas los Dioses de Karmaland, también hablamos de tonterías varias. Me daba igual de que hablar, solamente, quería estar con él.

Rubén: Tienes muy buena mano en la cocina eh. Estaba todo riquísimo.-

Samuel: Pues espera al postre.- Trajo helado de chocolate con trozos de galletas en un bol.- No lo he hecho yo, pero sé que te gusta.-

Solté un simple y tímido gracias. ¿Cómo podía fijarse tanto en mis gustos? Es increíble este hombre, darme cuenta de ello tan tarde me ponía rabioso, pero de pensar que teníamos mucho tiempo por delante me calmaba. También pensaba que a lo mejor solo yo estaba enamorado y él solamente estaba siendo amable. Pero saldría de dudas luego, le preguntaría y tal.

Samuel: Ven, vamos a comernos el postre aquí.- Me llevó a fuera, a su jardín.

Estaba todo muy bonito, con luces colgadas, plantitas, decoración bonita y una manta con cojines en el suelo. Todo demasiado simétrico.

Rubén: Jo, es todo muy bonito.- Le miré muy tierno, como diciéndole que me moría por comerle a besos.

Samuel: Está noche... hay lluvia de meteoritos, ¿te apetece quedarte y la vemos? Va a ser más tarde, si quieres luego te puedo acercar a casa.-

Rubén: Si, me encantaría.- Hubo un silencio cómodo, terminandos nuestros helados, sentados en el suelo uno al lado del otro.

Terminamos el helado y lo dejamos a un lado, seguíamos en silencio, mirando al cielo estrellado y en un momento nuestras manos se unieron.

Rubén: Si quieres, no tienes por qué acercarme a casa...- Yo seguía mirando al cielo con una sonrisa y él me miraba a mi.- ...puedo quedarme todo el tiempo que quieras... Cuando estás con la persona adecuada el tiempo pasa volando y... Pues eso.- Me puse nervioso, no era muy de mostrar sentimientos y ahora los había echado de golpe.

Me miraba perplejo por lo que dije.

Samuel: ¿De verdad te quedarías todo el tiempo que quiera? Anoche dormiste aquí...-

Rubén: Está bien, no me importa, es más me encantaría repetir.- Le corté la frase, yo seguía mirando el cielo y él a mí.

Samuel: ¿Cuál de las dos cosas de anoche repetirías?- Le miré, cruzando nuestras miradas.

Rubén: ¿Ambas?-

A partir de hay hubo un silencio más, de aquellos que abundaban hoy en la noche, aquellos que eran cómodos y decían todo por nosotros. Mirándonos a los ojos, sonriendonos y diciéndonos te quiero con la mirada.

Estábamos de la mano, pero ambos teníamos una libre, me acarició la mejilla y echó para atrás un par de mechones de pelo.

Samuel: ¿Con que amabas, eh? Pues pueden ser las dos... Todas las veces que tú quieras...- Le miré con ilusión, el me amaba por lo que decía.

Anoche me lancé yo, cosa que no suelo hacer, y no me rechazó. ¿Por qué me rechazaría ahora? Con esa pregunta, la idea se descartó de mi cabeza y me volví a lanzar.

Nuestros labios se volvieron a unir en un beso lento, para separarnos seguidamente. Nos acabamos tumbando y nos volvimos a besar. Él se puso encima mía y seguíamos besándonos, pero ahora con más pasión y destreza. Me metió la mano por dentro de la sudadera y me la quitó, siguió besando mi cuello y torso.

Yo le quité su camiseta e hice igual, besando y marcando todas aquellas partes por las que mis labios pasaban. Volvimos arriba y nos volvimos a besar en los labios, mordiendo yo los suyos.

Rubén: Te quiero.- Joder, se lo he dicho.

Samuel: No más que yo.- Le volví a besar con más pasión todavía.

Acabó ese beso y me abrazó, nos tumbamos a ver las estrellas abrazados, yo con mi cabeza en su torso rodeado por su brazo. Vimos dos meteoritos.

Samuel: Mira, esos son como tu y yo.- Pasaron ya.- Qué lejos están las estrellas, no?-

Rubén: Yo tengo una muy cerca y a mi lado...- Susurré aquello con el fin de que él no se enterase, pero lo hizo.

Samuel: Cuando mires las estrellas, acuérdate de mí.- Le miré y nos volvimos a besar.

Rubén: Ya lo hago...-

Como deseaba este momento, la verdad es que llevaba un tiempo esperandolo. Después de un rato subimos a la habitación y dormimos, juntitos.

Eres Tontito😌 [Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora