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Es un día tranquilo, las clases ya habían terminado así que me encamine hacia el club de ciencia, lo más probable es que Senku ya estuviera ahí, aún teníamos que terminar el experimento que estábamos haciendo, la noche anterior no dormí muy bien por seguir investigando el por qué las golondrinas se siguen petrificando.
Una vez llegué a la puerta del club la abrí despacio, si no fallaba Senku debe estar poniendo el ala de una golondrina en la máquina y no lo quiero asustar así que dejé mi maleta en un cubículo y me puse una bata.
— Llegas tarde Saki –me miró
— Estaba ayudando al profesor de química –me puse a su lado y empecé a trabajar
Hablaba de vez en cuando con los chicos del club, aquí cada uno iba a su ritmo y les ayudaba de vez en cuando, con las chicas no solía tener mucha comunicación.
Acomodando mis coletas y mis mechones de enfrente para que no se manchen con la gasolina refinada la empecé a poner en tubos, estaba tan concentrada en que no se me caiga ni una gota hasta que llegó el gigantón de Taiju.
— ¡Escuchen, Senku, Saki! ¡Lo he decidido! Voy a decirle a Yuzuriha lo que he sentido en estos cinco años –este idiota, ¿Era necesario gritarlo?
— Pero que interesante, te animare hasta destrozarme las cuerdas vocales
— Y yo te animare hasta dejar mis pulmones sin aire desde este laboratorio –deje la botella a un lado
— ¿En serio? –se nos acercó muy animado– Gracias chicos
— Cállate, no haremos nada de eso, gigantón –Senku tomó la botella– ¿Y no has dicho nada por estos cinco años?
— Que ineficiente idiota –me miro triste– Pero te daré algo muy efectivo –Senku me paso la botella de gasolina– Es una droga que activa tu secreción de feromonas al extremo.
— Digamos que es una poción de amor. Tómala y estarás listo al 10,000 millones por ciento –ambos le sonreímos
Estaba segura que no se la tomaría no es tan idiota, su amor por Yuzuriha era tanto que no se atreveria a alterar sus sentimientos con una "poción" y dicho y hecho vertió toda la gasolina en el lavamanos.
— Gracias Senku, Saki, pero lo siento, no dependeré de sus trucos –y se fue, ojala esta sea la vencida.
— ¿En serio, Saki? ¿Es una poción de amor? –un chico castaño empezó a mirarme
— ¿Por qué ella tendría algo así? – mi mellizo prendió un fósforo, lo tiró en el lavamanos y prendió en llamas
— Es gasolina –le devolví la mirada– La refine con botellas de plástico, piensen en la estructura molecular del polietileno –me dirigí a otro lavamanos para remojar un paño y luego tirarlo encima de las pocas llamas que quedaban
