After The Storm [Adaptación Supercorp]

Chapter 7:

Disclaimer: Ni Supergirl, ni sus personajes, ni esta historia me pertenecen.

En ese instante, Lena se arrepintió de haber convencido a Kara para que rompiera la costumbre de comer sola, que era mucho menos arriesgada.

Quizá Kara pudiera respirar cuando estaba con ella, pero ella se quedaba sin aire con solo mirarla.

Lo que cada vez estaba más claro era que si quería marcharse de esa casa con el corazón intacto, iba a tener que darse prisa en arreglar su apartamento. El problema era que no quería dejar aquella casa, ni quería dejar a Kara.

—He oído que hoy me has defendido —le Kara dijo de pronto sacándola de su ensimismamiento.

—No sé de qué hablas.

—¿Estás segura?

Vaya. Parecía que la encantadora Cat había oído más de lo conveniente.

—O sea que tus amigas y tú no habéis estado hablando de lo mucho o lo poco que yo había cambiado a lo largo de los años.

Lena dio un trago a su vaso de agua para ganar tiempo.

—Y nadie ha comentado que me había vuelto más rara...

—Nadie te ha llamado rara, lo que dijeron...

—Cuéntame que es lo que dijeron.

Lena dejó los cubiertos sobre la mesa y resopló desesperada.

—Ya sabes lo que ocurre, Kara. La gente no te conoce, eso es todo.

—Ni falta que hace que me conozcan —el gesto provocador desapareció de su rostro y en su lugar apareció la rabia. Había vuelto a perderla.

—A lo mejor sí, a lo mejor también a ti te vendría bien conocerlos.

—¿Por qué demonios iba yo a querer conocer a esa gente?

—Para dejar atrás el pasado, como debe ser —afirmó la azabache tajantemente y luego matizó— O al menos empezar a hacerlo. Kara, sé que eran unos niños estúpidos e ignorantes.

—¿Y ahora qué son?

—Ahora son gente normal con defectos, como todo el mundo, pero sin la menor intención de atacarte.

Al escuchar aquello Kara se echó a reír con amargura.

—¿Es que nunca te sientes sola aquí?

—No cuando estáis Nia y tú.

—Pero Nia y yo no estaremos aquí siempre —las palabras salieron de su boca sin que pudiera controlarlas y se quedaron flotando en el ambiente.

El momento de tensión se rompió cuando se oyeron los llantos de Nia y Lena tuvo que ponerse en pie.

—Voy a ver qué le pasa.

—Yo me encargo de recoger aquí —murmuró Kara.

Mientras se alejaba, Lena pensaba que tenía que quitarse de la cabeza la idea que la había obsesionado desde que la conoció; siempre había deseado poder curar las heridas de aquella chica y ayudarla a que saliera al mundo. Pero estaba claro que Kara Zor-El no deseaba ser salvada y Lena estaba convencida de que cuanto más lo intentara, más le costaría recuperarse después.

Nia solo necesitaba un cambio de pañal y que le dieran de comer, así que después de hacer ambas cosas, Lena se puso el pijama y se metió en la cama. Estaba todavía despierta cuando Kara llamó a la puerta.

—Pasa —respondió ella.

—Vendré más tarde —sugirió Kara al ver que estaba completamente despierta.