5. Carrera contra el tiempo

132 6 0
                                    

Las chicas pasaron la noche despiertas, buscando alguna solución, mientras la abuela y el pato dormían plácidamente.

Exploraron todo los sitios de brujería que encontraron en internet, durante horas y horas, hasta que sus ojos irritados no les permitieron seguir.

—Necesito un descanso—dijo Lyna, ampatándose de la computadora con un bostezo. Afuera ya se asomaban las primeras luces del día—. Podemos seguir en unas horas-continuó, tratando de ponerse cómoda en el resto de los almohadones que estaban dispersos por la alfombra.

—¡Lyna! ¡Mirá esto!—exclamó Meli unas horas más tarde.

Su hermana mayor se despertó abruptamente, con su cara de agotamiento que develaba que no había descansado ni siquiera un momento.

—¿Encontraste algo?—preguntó Lyna, sin muchas esperanzas.

—¡Todo lo que necesitemos!—respondió su hermana señalando frenéticamente la pantalla de la computadora.

Con sólo escucharla, Lyna olvidó que tenía sueño. Se incorporó de un salto y se acercó a Melina. En la pantalla pudo distinguir rápidamente una fotografía en blanco y negro de la extraña mujer que había hechizado a su abuela.

—¿Cómo la encontraste?—preguntó Lyna, asombrada.

—Estaba viendo videos es YouTube sobre pociones para juventud y de pronto me apareció un anunció de esos que son súper molestos, que no podés saltar, ¡y era ella! No entiendo cómo no nos aparecío antes.

—Supongo que estábamos buscando mal... Pero ¿qué clase de bruja se anuncia en Internet?—cuestionó Lyna.

—Una sin clientes...

Lyna envío a su hermana a dormir mientras ella continuaba con la investigación. Descubrió que la hechicera era un personaje sombrío en la historia de Tembleque: mientras la mayoría de la gente del pueblo creía que su historia era solo un mito inventado para generar miedo y que nunca había existido (o que, en todo caso, había muerto hacía siglos), otros afirmaban haberla visto vagar por las calles. La casa en la que solía vivir se encontraba en el centro del bosque que lindaba con el el pequeño poblado, y si bien se suponía que estaba abandonada, nunca nadie había tenido las agallas de acercarse para comprobarlo.

Unas líneas en el sitio web fueron las que más llamaron su atención... y la horrorizaron.

Magia online:

Según las creencias, Rubí no usaba su poder para el bien. Todas las pociones y hechizos que ofrecía tenían un efecto secundario que destruía a los pobres ingenuos que confiaban en ella. Así, la malvada bruja podía capturar sus almas para volverse inmortal. Se dice que nadie ha escapado de sus garras y no se conoce si hay cura para su maldición. Sin embargo, si alguien logra vencerla, liberaría todas las almas que tiene cautivas, y por fin la destruiría.

Tratar de derrotar a una bruja que se decía había sido invencible durante siglos era más de lo que Lyna podía enfrentar. Sin embargo, a pesar que estaba muerta de miedo, sabía que debía intentarlo por su abuela. Apagó la computadora y se fue a descansar un rato más. La causa era urgente, pero el cansancio no la dejaba pensar. Trazaría un plan con las energías recuperadas.

La abuela se despertó después del mediodía, pero las niñas todavía dormían profundamente. Rita llamó a sus nietas y, al ver que no reaccionaban, bajó del almohadón que compartía con el pato y comenzó a gatear hacia ellas.

—Lynita, tengo hambre, alimentame o tu pato va a ser mi cena—protestó.

Lyna se despertó abruptamente y llamó a su hermana hasta que logró despertarla también. Melina preparó un sándwich para cada una y un purecito para si abuela, mientras Lyna buscaba comida para el Señor Pato.

—Ahora que estamos todos juntos—comenzó Lyna—, creo que tenemos que hablar sobre la bruja.

—¿B-Bruja? ¿Qué bruja?—preguntó Rita, que no entendía nada. Lyna estaba ya tan acostumbrada a esa situación que no le hizo caso.

—Meli descubrió quién es la hechicera, y en internet encontré muchas historias sobre ella. Algunos dicen que murió hace años...

—Muerta no puede estar, la vimos bastante viva... Y además encontré el aviso en el que buscaba clientes—interrumpió Melina.

—Sí, bueno, da igual. El punto es que sé dónde vive—continuó Lyna, y desplegó un antiguo mapa del pueblo de Tembleque que la abuela siempre guardaba en uno de sus cajones—. Nosotros estamos acá—señaló—y acá está el bosque. Si tomamos el viejo camino cerrado, deberíamos llegar a su casa... O a lo que queda de ella.

—M'hijita, puede que yo ahora sea chiquita, y cada día más chiquita de hecho, pero ¿qué esperás yendo a la casa de la bruja?, ¿que nos invite a tomar té y seamos amigas?—intervino Rita en un momento de lucidez.

—La abuela tiene razón—dijo Melina.

—Tenemos que tratar de encontrar algo en su casa, alguna pista que nos indique cómo derrotarlo—explicó Lyna—. Y si no la cruzamos, mejor.

La familia se puso a pensar un plan.

Llenaron las mochilas con provisiones y todo lo que necesitarían mientras no estuvieran en la casa. Llevarían a la abuela Y al pato en una carretilla para no tener que cargarlos y partirían al mediodía para llegar a la casa de la bruja al anochecer.

—Estoy de en todo-reflexionó Melina—, excepto en la parte de llegar allá a la noche. ¿Por qué? Si podemos salir temprano y llegar de día y todo nos daría menos miedo. En las películas de terror siempre hacen cosas arriesgadas en la oscuridad y por eso terminan mal. No hagamos lo mismo, vallamos con luz del sol y seamos felices.

—Es que de día nos pueden ver, de noche nos podemos camuflar mejor—argumentó su hermana.

—C-c-creo q-que hay q-q-que hacer lo q-que dice...—dijo la abuela, con mucha dificultad, y se interrumpió,

—¿Lo que dice quién?—preguntó ansiosa Meli.

Pero una vez más, la anciana había perdido el habla. Comenzó a reírse como una bebé real.

—¿Justo ahora tenía que pasar eso?—se lamentó Melina, frustrada. Esa clase den episodios se estaban convirtiendo en algo recurrente. 

—Está bien. Si te da miedo, vamos de día—resolvió Lyna.


Una familia anormal *El misterio de la hechicera*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora