3: "Poesía de la existencia"

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El crepúsculo finalmente había caído y con ello la incertidumbre

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El crepúsculo finalmente había caído y con ello la incertidumbre.

Incapaz de pensar con tranquilidad debido al ágil músculo del chico buscando sus puntos más erógenos, dirigió las manos hasta su boca para dejar de parecer un perro jadeante, aunque sin mucho éxito en el intento.

Entonces en ese momento se preguntó a sí mismo cómo es que había llegado hasta ese punto con JiMin. Aquello lo remontó a la constante insistencia del mismo sobre querer "agradecer" de alguna manera su amabilidad. Simplemente no esperaba esa "manera".

En la habitación no había mucha luz, escasamente el fuego de una vela que alumbraba sólo una pequeña parte del lugar; del mismo modo, en un lugar tan escondido como ese era imposible que la luz de la luna entrara. A pesar de ello, y de la poca visión que tenía, se encontró con el hermoso detalle de que el color ocre que se esparcía por la celda había logrado realzar las facciones de JiMin, contrastando y armonizando especialmente con su piel trigueña desnuda y totalmente a su merced.

YoonGi creía que desnudarse frente a alguien representaba un nivel enorme de vulnerabilidad del cual no estaba para nada acostumbrado; o tal vez simplemente la sensación resultaba abrumadora porque estaba con él. Había decidido aceptar su ofrecimiento, y luego de contemplar la felicidad que reflejó la expresión de JiMin le hizo creer que quizás era lo correcto. Ahora ambos estaban al descubierto contemplando la perfección de la existencia del otro.

-Eres muy sensible, YoonGi -Susurró cerca de su cuello y sonrió al notar el estremecimiento que ocasionó la simple frase.

Normalmente JiMin tomaba el papel de dominante, sin embargo, jamás lo había disfrutado tanto justo como en ese mismo instante. El simple hecho de tener a aquel hombre debajo suyo temblando debido a sus toques ocasionaron en él una excitación descomunal.

A propósito dejó que sus largos cabellos rozaran las pálidas mejillas de YoonGi cuando se acercó a su rostro tan solo dejando unos cuantos centímetros. YoonGi miraba sus labios con deseo, ya que la libido había aumentado considerablemente al momento en que JiMin bajó sus caderas sentándose justo en su pelvis. La única prenda que evitaba el contacto directo de sus pieles era la ropa interior del guardia, aún conservada a petición de JiMin.

-Yo deseo... -murmuró YoonGi titubeante y con la voz entrecortada, se lamió los labios anticipando el anhelado beso que durante días evitó.

En ese punto no sabía siquiera qué estaba sintiendo, solo tenía una cosa en mente: tomar cada centímetro de él. Deseaba con fervor darle alivio a su sed del cuerpo ajeno, dejarse llevar por completo y de ese modo dejar de cuestionarse las cosas aunque fuera por un instante.

-¿Qué deseas, Yoonie? -luego de pronunciar la frase provocativamente, el balanceo de sus caderas desnudas comenzó sobre el genital cubierto. Las manos las apoyaba contra la pared, mirando de cerca el fino rostro de YoonGi hacer una mueca ante la fricción. Lo sedujo más con un corto y certero beso en la comisura de sus labios, y aún teniendo la sonrisa satisfactoria en sus labios pasó tentadoramente la punta de la lengua por el delgado labio inferior ajeno.

Bajo Llave - [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora