-¿Has estado siguiéndome? -Tus ojos se habían vuelto temerarios- ¡Levanta esa maldita visera!
A decir verdad, me pilló de sorpresa; decidí no darle más vueltas al asunto y me quité la gorra. Podía ver tus labios carmesí, tu nariz pequeña y puntiaguda, tus ojos café almendra, tus mejillas rosas por el rubor, y ese pequeño detalle que no era tan notorio, pero que al estar tan cerca podía notarse y hacer de tu cara una obra de arte; hablo de ese pequeño lunar en tu mejilla derecha, espera, te sigo observando y tienes otro en el labio. Vaya, por cada momento que te sigo mirando, voy descubriendo más detalles hermosos en ti. Tienes una hermosa cicatriz, no es muy notoria, está cerca de tu oreja izquierda.
-No te estaba siguiendo... -Miré a mi alrededor y vaya sorpresa, estábamos cerca de mi casa. -En realidad vivo por aquí, así que en teoría no estoy siguiéndote. -Vaya, de la que me he salvado.
Ah, pero si eres el de la cafetería; Logan, ¿verdad? -Pude ver como colocabas tu cabello detrás de tus orejas, ¿acaso... estabas nerviosa? ¿Yo te ponía nerviosa? ¿Te ponía nerviosa a pesar de que sólo nos habíamos visto una vez? Vaya, no esperaba que fueras alguien tímida, pero debo admitir que es algo adorable para alguien que se ve tan segura de sí misma.
-Sí, Logan, mucho gusto. -Estrechamos nuestras manos, tu piel es aún más blanca en tus pequeñas, finas y suaves manos, tienes uñas de longitud intermedia, se ve que son naturales, y se ven bien cuidadas. Decidí cogerla y besarte la mano. Si quiero conquistarte, lo haré a la antigua, no como algunos hombres de ahora que sólo buscan tener fotos tuyas desnuda a través de una aplicación de mierda. Vuelvo a mirarte, puedo ver tus mejillas sonrojadas por sobre el rubor de tu maquillaje.
-Hey, ¿quieres ir por un café? Sé que es tonto preguntarle eso a alguien que trabaja en una cafetería pero, necesito despejarme un poco, liberarme. Verás, la reunión de la que había hablado un poco, pues no resultó muy bien... -Lo sé, Astrid, estuve ahí, sé que trataron de pasarte a llevar, pero también sé que no toleraste que unos mugrosos cómo ellos te faltaran el respeto.
-Está bien, vamos por ese café. –Te colocaste a mi lado, al caminar me dabas pequeños empujones mientras sonreías con una cara de niña de seis años a la cuál recién le habían comprado una paleta.Luego de caminar por unos minutos, me contabas unos chistes, que a decir verdad eran muy malos, pero daban risa. Tu sentido del humor es algo extraño, ver como ríes por tus propias bromas es algo reconfortante, con sólo ver tu sonrisa puedes hacer que yo sonría.Luego de un rato llegamos a una cafetería grande, elegante, tenían muchas lámparas colgantes y libros en los mesones, ¿eran estas las llamadas cafeterías literarias? Tomamos asiento y pedimos un café con leche para ti y un café expreso para mí.
-Bueno, lo que pasó fue que, ah, de sólo recordarlo me enfurece. -Ya me lo imagino, si estuve ahí. -Uno de ellos comenzó a bajar su mano a mis piernas, o sea, ¿quién se cree qué es? Decidí largarme de ahí, ni loca iba a trabajar en una empresa con unos imbéciles como ellos... -Comenzó a sonar tu móvil, pero ¿lo estás ignorando? Luego de varias llamadas, tomaste tu celular y contestaste- ¿Qué quieres Luke?...Sí, pero estoy ocupada ahora... ¿Cómo que afuera...?-Vi como te giraste a ver por el ventanal con una cara de desagrado, luego de unos segundos un tipo se sentó a tu lado rodeándote con su brazo.
-¿Quién es este tipo, Astrid? Ella es mi novia. -Me miró, podía ver sus ojos muy rojos, su nariz estaba roja, se veían residuos blancos, ¿acaso era cocaína? Vaya, Astrid, ¿cómo llegaste a conocer a un tipo así?
-Y lo volviste a hacer. ¿No entiendes? Nosotros terminamos hace una semana, deja de seguir diciendo que seguimos siendo pareja, porque no volveré a caer. Acaso... ¿ya olvidaste esto? -Pude ver como subías tus manga derecha, podía ver una gran herida en tu antebrazo. ¿Acaso este infeliz te maltrataba? Yo nunca te haría eso, Astrid... nunca...
-Creo que debemos irnos, amor... -Vi como él te tomaba de la muñeca con un fuerte agarre, te comenzó a tironear hasta levantarte de tu asiento, esta vez no iba a dejar que te hicieran daño otra vez.
-Déjala. -Le quité su mano de tu muñeca y te puse detrás de mí- Que poco hombre, ¿maltratando a una mujer? Vaya marica...- Lo tomé del cuello de la camisa, sacándolo a tirones del local- ¿Ves que no es agradable que te traten así?- Astrid, te aseguro que este hombre no volverá a tocarte ni molestarte, ahora me tienes a mí, y lo sacaré para siempre de tu vida. Me dio unos cuantos golpes en el rostro, al igual que yo a él, pero terminó por rendirse. Se largó sin decir una palabra. Me giré a verte, te veías aliviada, me imagino, tu ex tóxico al fin se había ido, pero luego te volviste preocupada al ver mi mejilla izquierda sangrar.
-De verdad lo lamento, déjame ayudarte, vivo a unas pocas calles de aquí, déjame devolverte el favor curándote esas heridas.- ¿Acaso me acabas de tomar de la mano?, si esto es avanzar rápido, pues me está gustando.
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"Solo mía"
Mystery / Thriller"Ay el amor, sabemos bien qué es uno de los sentimientos más confusos, pero qué tal si te digo qué también puede ser el más peligroso,no sabemos a cuanto podemos llegar por amor..."