El elefante Quequi 3: El fin del mundo

7 0 0
                                    

Bonie salió del agua y se fue hacia donde el rey, pero no sabía nada, no sabía por dónde era el camino. Así que se fue por el sur y vio una gallina de monte.
Él le dijo—: ¿hacia dónde vas, gallina?
La gallina le contestó—: oye, yo me perdí, busco a mi mamá.
Bonie dijo—: ah, ya, yo también me perdí y busco a mi mamá, oye, podemos buscar juntos.
Y así Bonie se hizo amigo de la gallina.
Mientras tanto a Quequi lo llevaron al hospital y Quequi creía que si iba a morir y entonces le dijo a su mamá—: mami, si me muero, dime al menos por que me pusiste Quequi.
La reina dijo—: hijo, yo tuve otro hijo antes de ti y a él le puse Quequi, y se murió, y te puse Quequi por eso.
Y Quequi dijo—: ¿y no será Bonie?
Y la reina dijo—: tú sabes que quizás sí, voy a preguntarle a Bonie donde era su orfanato. Para ir a ver los papeles a ver que apellidos tenía. Tal vez sea tu hermano, Quequi. Pero primero tenemos que encontrarlo.
En eso dijo el doctor—: señora, su hijo se puede ir ya, ya se curó.
La reina dijo—: ay, muchas gracias doctor.
Y ellos lo llevaron a la casa.
Quequi dijo—: ay, mamá, no sabes cómo estoy de feliz.
Mientras tanto Cros y el tigre cumplieron su condena de la cárcel. Cros nunca supo que le pasó a Peti. Cros ayudó al tigre a vengarse de la novia, ellos la mataron. Los policías nunca supieron nada de la muerte de la novia del tigre.
Cros dijo—: ya te ayudé a ti, ahora ayúdame tú a mí , ¿oíste?
El tigre dijo—: claro, como lo acordamos, ja, ja, ja, ja.
Cros dijo—: quiero hacer algo muy cruel, ja, ja, ja.
Mientras tanto, Bonie vio un río de cocodrilos y la gallina de monte agarró una rama y pasó pero Bonie no podía pasar porque era muy pesado. En eso vio a un castor que pasaba por ahí.
Bonie le dijo—: oye, me ayudas a pasar.
El castor le dijo—: con una condición.
Bonie dijo—: ¿cuál condición?
El castor contestó—: que me des una gallina para freírla.
Bonie dijo—: okey.
El castor hizo una balsa con sus dientes de manera que Bonie pudo pasar el río, cuando llegó al otro lado agarró a la gallina y se la dio al castor.
La gallina dijo—: oye, Bonie, ¿qué haces?
El castor le dijo—: Bonie me ofreció una gallina a cambio de que lo ayudara a pasar el río. Ahora te voy a freír para que seas la cena de mi perro.
La gallina gritó—: me traicionaste, Bonie, no puedo creerlo.
En eso la gallina hizo un sonido raro, que en realidad era una alarma de aviso. El castor mató a la gallina sujetándola del pescuezo. Bonie se fue caminando y de pronto le aparecieron miles de gallinas de monte, eran miles, y a Bonie se le quedó la boca abierta.
Entonces todas las gallinas dijeron—: matar al elefante.
Bonie dijo—: oigan, miren hacia allá, hay muchísimo maíz.
Las gallinas miraron, pero era mentira, y Bonie salió corriendo espantado. Y todas las gallinas salieron corriendo detrás de él. Y hizo una maniobra y todas las gallinas excepto cinco cayeron al río y los cocodrilos las devoraron. A Bonie todavía le faltaban cinco gallinas, a una le tiró una roca y la mató, a otra el castor la agarró y se la llevó muerta. Bonie vio una culebra y le pidió ayuda, la culebra mordió a una y la mató. Quedarán dos gallinas, a una le apareció un tigre y la última se rindió y se fue.
Bonie se fue y dijo—: uf, estuvo muy cerca, casi se deshacen de mí esas gallinas.
Mientras tanto, la reina se dio cuenta de que solo había un orfanato en la selva y le dio ganas de ir a ese orfanato, ella fue y vio que la dueña era una elefante, y la reina le pidió los papeles de los niños que estuvieron en ese orfanato.
Ella le dijo—: claro, con mucho gusto.
Ella se los dio, la reina los revisó y se recordó que los padres adoptivos le habían puesto Bonie. Entonces buscó en la letra B, decía Benjamín, Bruno, Bernardo, Braulio, Benedicto y encontró el nombre de Bonie, pero su nombre anterior era Codi Alva Campos, y su nombre de ahora es Bonie Muco.
La reina dijo—: mi hijo se llama Quequi Alva Campos, guau, Bonie es mi hijo y el hermano de Quequi no lo puedo creer, es increíble.
Mientras tanto, la gallina que se rindió se fue a la cueva de emergencia y ella les dijo a todas las gallinas de monte que había—: oigan, un elefante es nuestro enemigo, tenemos que vengarnos a como dé lugar, su nombre es Bonie, ¿todas están de acuerdo?
Y todas las gallinas de monte estuvieron de acuerdo, en total eran como unas diez mil gallinas. Y todas las gallinas solo tenían un objetivo, matar al elefante, matar al elefante, y después todas se echaron una risa malvada.
Mientras tanto, el rey elefante andaba dando un paseo, de pronto su esposa lo llamó y le dijo—: oye, esposo, nuestro hijo tiene un hermano.
El rey dijo—: ¿qué? ¡No puede ser posible!
El rey de inmediato cortó la llamada y se fue corriendo hacia donde la reina elefante, pero de pronto le apareció Cros.
Y le dijo—: hola, rey, tanto tiempo, ahora sí, dame la corona si no quieres que Bonie muera y sacaron un muñeco de Bonie.
Dijo el rey—: ni que fuera tan importante Bonie para mí, como para darte la corona, ni que el fuera mi hijo para yo darle mi corona a un par de ladrones. Y el rey se fue. Ellos le dispararon al muñeco de Bonie y exclamaron—: ¡uf!, nuestro plan no funcionó.
El rey llegó a la casa y le dijo la reina—: oye, rey, mira este papel.
El rey lo leyó y dijo—: no puede ser posible, no, no, no, no creo eso.
La reina dijo—: ¿por qué te asustas? Deberías estar feliz, tenemos un hijo.
El rey dijo—: oye, reina, yo debería estar en la cárcel. La reina dijo: ¿por qué? ¿Qué fue lo que hiciste?
El rey dijo—: yo me topé a Cros y me enseñó a Bonie, me dijo que le diera la corona y Bonie no moriría, y yo no se las di.
Dijo la reina—: no puede ser posible, no, no, no.
El rey se fue para la cárcel, y contó todo lo sucedido y lo metieron quince años en prisión.
Entonces el rey le entró una llamada de Cros y Vor diciéndole—: Nos dimos cuenta lo que pasó por el periódico, oye, tu hijo sigue con vida, nosotros iremos a visitarte y nos darás las corona, y a cambio te daremos a tu hijito.
El rey dijo—: claro, hago todo por tener a mi hijo de vuelta.
Ellos llegaron a la cárcel y les dijo el rey—: tengan aquí está mi corona, tengan.
El rey les dio su corona, ahora ellos eran los reyes de la selva. Ellos, a cambio le dieron el muñeco de Bonie. Luego huyeron de la cárcel con la corona oculta, el rey intentó perseguirlos, pero los policías no lo dejaron.
Mientras tanto, la reina se fue a una cabaña con Quequi. De pronto, Quequi escuchó que gritaban su nombre, y salió de la cabaña y siguió la voz sin decirle nada a su madre y estando en la selva se encontró con Bonie.
Quequi dijo a Bonie—: Bonie, por fin te encontramos, que alegría. Oye, para llegar a nuestra casa hay que cruzar un puente que abajo de él corre agua ardiente.
Bonie dijo—: ¿qué?
Quequi dijo—: oye, Bonie, todos te dimos por muerto.
La reina no le contó nada a Quequi de que él era hermano de Bonie, entonces Quequi no sabía nada. Entonces ellos llegaron al puente y les aparecieron todas las gallinas.
Bonie dijo—: ¿y ahora qué?
Mientras tanto, Cros tuvo una idea, él dijo—: Vor, oye, podemos mandar a hacer un cohete que destruya el sol o la luna.
Vor dijo—: sabes, no es mala idea, a mí nunca me gustó el sol, ¿a ti?
Vor dijo—: no, a mí tampoco me gusta el sol, siempre me encandila.
Entonces los dos se pusieron de acuerdo y construyeron un cohete que destruiría el sol. Y el próximo mes lo iban a lanzar.
Vor dijo—: genial.
Cros dijo—: estupendo cohete, dentro de un mes ya no vamos a tener que soportar la luz del sol.
Vor dijo—: no puedo esperar, pero, oye, Cros, al Cohete le falta la parte del interior. Cros dijo—: tienes razón, hay que construir esa parte. Entonces los dos empezaron a construir la parte de adentro. Y los dos se rieron mucho, ja, ja, ja, ja.
Mientras tanto, Bonie agarró un palo y mató a dos mil gallinas. Ellos iban a cruzar, pero Quequi se enredó y se cayó.
Él dijo—: huye, Bonie, déjame morir.
Y de las diez mil gallinas, solo quedaban ocho mil, y esas ocho mil iban a tirar a Quequi del puente. Pero Bonie les tiró una piedra y votó a las ocho mil gallinas, y Quequi se iba a caer pero llegó Bonie y lo ayudó a subir. La reina los abrazó a ambos. Luego regresaron a la casa.
Su madre les dijo—: ustedes son hermanos, hermanos de sangre.
Ella les explicó todo. Y ellos se abrazaron. Entonces ellos fueron a la cárcel y al papá lo soltaron porque Bonie estaba sano y salvo. Después de un mes Bonie contó su historia, pero nada contó de un tigre y un elefante malo.
Después fueron al trono y ahí estaban Cros y Vor esperando que el cañón despegara. Pero el rey elefante llamó a la policía y la policía vino y encerraron en la cárcel a Cros y a Vor. Pero el cañón despegó y dentro estaban Bonie y Quequi. Bonie vio un botón y lo iba a presionar. Pero Quequi le dijo: no, no lo oprimas. Y él no lo oprimió. Quequi oprimió el botón de apagar, y el cañón se apagó y cayó en picada, y cuando impactó contra el suelo explotó y causó un gran desastre en la selva. El rey y la reina los buscaron y los encontraron. Y el rey y la reina recuperaron su lugar como reyes de la selva, y desde ese momento fueron una gran familia feliz. Pero esta historia todavía no termina.

El elefante QuequiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora