cursed; Kakashi Hatake [actualizando]

La Invocación

Se encerraron en sus respectivas habitaciones para seguramente dormitar, a excepción de un integrante, Nikkita, quien realmente de los cinco era el único que la estaba pasando muy bien, como si fuera su día de vacaciones, pues el chico no planeaba quitar su trasero de las relajantes aguas termales.

Alguien llamó a la habitación de Nashiro, quien recién había tomado una ducha y se encontraba secando su cabellera. Arrastró sus pies hasta la puerta para abrirla y encontrase con el peligris, quien estaba recargado en el umbral de la puerta.
La boca de Nashiro se entreabrió para decir algo, pero Kakashi fue más veloz. El Hatake bajó la máscara que cubría su rostro y capturó los labios de la albina entre los suyos, mientras la empujaba al interior de la habitación.

Estos dos no sabían que los estaban espiando y ni siquiera el ninja sensor iba a ser capaz de percibirlos, pues tenían camufljeados sus chakras.

La puerta se cerró a espaldas del peligris, sin dejar de besar los labios de Nashiro en ningún momento. Los brazos de la joven se enredaron en el cuello de Kakashi, mientras caminaban torpemente hacia lo más cercano dentro de la pequeña habitación. Las manos del platinado recorrieron todo el cuerpo de Nashiro, provocando que esta se estremeciera y soltara un pequeño jadeo. Kakashi estaba por perder los estribos, por lo que dicidio romper aquel beso a duras penas. Miró el sonrojado rostro de la chica, recostada sobre la cama y debajo de él. Su pecho subía y bajaba sin ningun control. Una sonrisita se dibujó en el rostro de la Tayori y llevó sus dedos al rostro de Kakashi, donde pasó suavemente las yemas de sus dedos hacia la suave piel de la cara.

— Vas a quedarte, ¿verdad? —le interroga ella mientras pasea sus dedos por la gris cabellera del Jounin.

— Esa es mi intención —objetó Kakashi volviendo a besar fugazmente los labios de Nashiro. Se apartó de ella y se deshizo de su polera, dejando al desnudo todo su torso. La joven se introdujo serenamente a la cama, cubriendo su cuerpo con las cobijas y después el peliplata copió su acción, la atrajo hacia su pecho, abrazándola hacia el. Cerraron sus ojos tranquilamente, hasta caer en un sueño profundo.

Una sonrisa de oreja a oreja se formó en el rostro de Orochimaru, mirando como cada uno de los shinobis se encontraban completamente dormidos.

— Asegúrate de que no puedan despertar, Kabuto —le ordenó el Sannin al peliblanco, quien hizo un sello con sus manos e invocó el jutsu de sueño, el mismo que había ocupado hace tres años atrás, en los exámenes chunin. Esto no iba a despertarlos, ni porque ellos quisieran.

Mientras tanto, Nikkita se encontraba saliendo del establecimiento de las aguas termales, frunció el ceño al notar que todo estaba muy tranquilo. Parpadeó un par de veces y sus ojos se achinaron cuando a lo lejos divisó como sus equipo de ANBU era extraído del hotel por varios hombres vistiendo mascaras Hannya. Su peil de erizó al instante, sabiendo al instante el origen de aquellos shinobis, era del Clan Tayori y estaban secuestrando a su equipo. Con su olfato pudo distinguir que esto se trataba de algún jutsu de sueño. Un gruñido escapó desde su garganta y se escondió en un estrecho callejón.

— Mierda —gruñó Nikkita e hizo un jutsu de invocación. Tres enormes lobos aparecieron con él, Akira, Sanemi e Inochi, todos eran lobos cenizos del bosque— Esto es un emergencia—habló con rabia y relamió sus labios, mentalizadose su siguiente acción— Akira-san y Inochi-san, ustedes vienen conmigo, les seguiremos. Sanemi-san, asegúrate de que no agredan a ninguno de nosotros, seguirás a esa gente sin que lo noten, ¿de acuerdo?

Nikkita espero el tiempo suficiente -una vez Sanemi inicio su recorrido-, hasta que consideró el tiempo oportuno como para comenzarlos a seguir, esta vez no dejaría que se salieran con la suya. Salió del callejón en el que se encontraba y gracias a su desarrollado olfato comenzó a rastrearlos.