Capítulo I parte II

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La cena de esa noche paso rápidamente, su padre llegó cansado por lo que, se dedicó a intercambiar algunas palabras con su cuñado y luego de cenar ser retiro a su despacho.

Dulce lo siguió, no podía esperar para arreglar los problemas que había con los comentarios de su tío.

- Papá, necesito hablar contigo, ¿Puedo?.- Carlo dejo su portátil y la miro a su niña.

-Claro que si pequeña.- Le sonrió tiernamente.- Pero me imagino que es por Nikolay. Y te aconsejo que seas paciente, es un tipo muy bueno pero fue criado así y toda su vida estuvo en ejército está acostumbrado a dar órdenes. Pero con el tiempo dejará esas actitudes, solo tené paciencia.

- Pero papi....- pero su padre la interrumpió.

- No Dulce, no voy a ceder en esto. Tienes que entenderlo y tenerle paciencia. Es un bueno muchacho.

Dulce grito bajo y arrugando su nariz como cuando hacía rabietas de niña, se fue del despacho. Subió las escaleras y a mitad de camino se cruzó con un torso desnudo, bien marcado, los bíceps y los pectorales eran una cosa de locos. Pero quitando la cara de babosa observó el rostro de aquel torso y volviendo a su cara de enojo le chocó el hombro a su tío y siguió subiendo.

Ya en su habitación tomo su pijama, ropa interior y se fue al baño, puso la tina a su gusto, con sus sales de baño y sus velas aromatizantes que la relajaban al instante. Cerro la puerta de vidrio de la ducha y se metió allí.
Estaba apunto de dormirse, el vapor que desprendía de su cuerpo y el agua había empañado las puertas del baño.

La música clásica que sonaba de su celular estaba a un volumen bajo y daba un ambiente perfecto para relajarse luego de un día de muchas discusiones. Sin embargo hoy era el día de molestar a Dulce, la puerta del baño fue abierta y entro un Nikolay muy tranquilo que bajo sus pantalones y como quien no quiere la cosa, levanto la tapa del retrete tirando a un lado la ropa de Dulce, comenzó a hacer sus necesidades. La rubia escucho un ruido por lo que asomó su cabeza por la puerta y vio el trasero desnudo de su tío. Al instante volvió dentro del agua de la tina y le gritó:
- ¿Puedes tocar la puerta antes de entrar?  En vez de simplemente entrar, ¡Ten más respeto! Te he dicho hoy que compartiremos baño.

Nikolay salto en su lugar y subiéndose los pantalones se giro encontrando la sobre de alguien tras las puertas de vidrio que separaban la ducha del resto del baño.

- ¡Niña! Tu podrías echarle seguro a la puerta ¿No crees?.- Y salió del baño cerrando la puerta muy fuertemente.
Estaba claro que hoy no era su día y que ya no podría relajarse en su baño de vuelta, por lo que se apuro a lavar su cuerpo y cabello, salió se vistió con su pijama y se fue a su habitación, seguramente si ya se dormia no iban a molestarla.

Que equivocada estaba cuando pensó que dormir esa noche seguro iba a ser más tranquilo.

Justamente a las tres y cincuenta y siete de la madrugada se escucharon una golpes y gritos en su pasillo, muy asustada Dulce salió corriendo a la habitación de su padre, entró y sacudiéndole el hombro despertó a su padre. Que al instante al escuchar esos ruidos entendió todo.

Tranquilizó a Dulce y le dijo que la esperara en su habitación que él iba a ver qué sucedía.

Carlo camino tranquilamente, el estaba avisado por  Nicoleta que seguramente su hermano sufriría de pesadillas y otras consecuencias producto de las guerras. Tocó fuertemente la puerta de la habitación de Nikolay para despertarlo, porque si entraba y lo despertaba el mismo podría lastimarlo. Al minuto un Nikolay adormilado y sudoroso abrio la puerta.

-Disculpa Carlo si los he despertado, no me he tomado mis medicamentos hoy. No volverá a suceder, lo lamento.

- No hay problema, yo no te he escuchado, asustaste a Dulce que fue corriendo a despertarme. No le había comentado tu situación, ya se lo diré para que se evite varios sustos de aquí en más.

DulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora