Celebrando el mes del orgullo
.
.
.
.
.
Definitivamente, ese no era su ambiente y Juliana lo sabía. Habían pasado apenas unos meses desde que Valentina, la espontánea y valiente Valentina, había salido en televisión declarando abiertamente su amor. Y todo lo que había venido después había sido una absoluta locura.
Juliana no estaba acostumbrada a la exposición, de hecho, debía admitir que era todo lo contrario. Durante años, su única misión había sido pasar desapercibida. No hablar, para que el Chino no se molestara con ella. No hacerse notar, para que ningún hombre la observara en las resecas y calurosas tardes bajo el sol de Texas en el trailer park. No destacarse para que sus compañeros no la atacaran en la escuela.
Cuando llegó a México, era una más del montón. Otra mujer en busca de un futuro mejor en una enorme ciudad. Y había encontrado ese futuro en el lugar menos esperado. En la esquina de una calle desconocida, y un poco más tarde en la banca de un parque. Valentina había parecido en su vida de manera accidental. O al menos así lo había creído en un comienzo. Ahora, gracias a su novia, creía que había sido el destino. Que había un plan, trazado por una fuerza mucho mayor a ellas, que había decidido que pertenecían una al lado de la otra. Y, aunque Juliana era bastante escéptica respecto a esas cosas, una parte de ella siempre había soñado con vivir una historia de amor así, de esas que parecen sacadas de las películas. Y, aunque había crecido con la ilusión de experimentar algo así, jamás imaginó que verdaderamente le sucedería.
Pero el cuento de hadas ya había comenzado. Ya tenía a su hermosa princesa de cuento junto a ella. Ya todos sabían de su relación y, como el mundo entero conocía a Valentina Carvajal, también la conocían a ella. Y eso era lo único que realmente la incomodaba.
La fama de Valentina no era una molestia para Juliana. Sabía que su novia tenía muchos mensajes positivos y una hermosa luz que podía irradiar al resto del mundo. Y el ser una figura pública ayudaba a que eso se hiciera posible. Pero, en consecuencia directa con Valentina siendo una celebridad, estaba Juliana incluida.
Tenía miles de seguidores en sus redes aunque jamás las utilizaba. Algunas personas incluso las frenaban en la calle para pedirles fotos, consejos, o simplemente saludarlas. Incluso a Juliana sola, cuando no estaba con Valentina. Obviamente, no le pasaba tan frecuentemente estando sin su novia, pero seguía siendo muy extraño ser abordada por alguien que no conocía. Y mucho más, haberse convertido, sin desearlo ni planearlo, en un símbolo de la comunidad LGBT.
Esa última parte no le molestaba realmente. Había sido muy difícil para ella y Valentina superar los prejuicios de quienes las rodeaban, incluso de sus propias familias. Habían vivido en carne propia las consecuencias de la falta de captación a su sexualidad, como si amar a quien amaban tuviera algo de malo. Ambas habían tenido muy claro desde el inicio que nada de lo que sentían estaba mal. Pero, no podían transmitir eso a los demás. O al menos, no a todos. Entonces, cualquier cosa que pudieran hacer para ayudar a alguien más, ella estaba dispuesta a hacerla. Pero, las cámaras, las entrevistas, la exposición. Todo eso no era para ella.
Sin embargo, allí estaba. Luego de haber asistido a su primer desfile del orgullo con Valentina, en el propio camión del Grupo Carvajal, ahora una de las empresas que se había convertido en principal estandarte de la lucha por los derechos LGBT, estaban en una de las discos más reconocidas de todo México en una fiesta exclusiva de la comunidad Drag para reunir fondos para unas cuantas asociaciones benéficas.
Luces brillantes de neón de todos los colores resplandecían en las paredes negras del lugar, que estaba atestado de gente. A pesar de que Juliana adoraba bailar, no eran muchas las veces en que había ido a fiestas así con Valentina. Los lugares tan concurridos la ponían un poco nerviosa, y su novia estaba intentando mantenerse alejada del alcohol. Ya no bebía casi nada, excepto alguna que otra copa de vino en la cena o los fines de semana si salían a un bar o tenían algún evento. Pero esto era completamente diferente.
ESTÁS LEYENDO
Instantes - Juliantina
Fanfiction"La vida son instantes que se cruzan en el tiempo" Colección de one shots que retratan pequeños y grandes momentos de la vida de Juliana y Valentina juntas. Presente, pasado y futuro se mezclan a veces con sentido, y otras no tanto.