Falling in love

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Everyday should be a new day to make you smile and find a new way of falling in love

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Llevaba casi 15 minutos despierta simplemente observándola e intentando encontrar la manera de poder levantarse sin despertarla. Desde que habían pasado su segunda noche juntas, años y años atrás, no habían podido evitar que sus cuerpos se enredaran bajo las sábanas de cualquier cama que compartieran. Era una bendición, casi siempre. Pero, en ese momento, era un obstáculo.

Respiró profundo, tomando coraje para realizar el previamente calculado movimiento para zafarse de los brazos y piernas de su esposa. En cuanto consiguió salirse de sus brazos y estar de pie junto a la cama, extrañó su contacto al instante. Pero tenía una misión y debía llevarla a cabo. Después de todo, adoraba las costumbres y no quería romperlas, y mucho menos esa.

Recogió su ropa del suelo, donde había quedado luego de su pequeña celebración unas horas atrás. Se vistió, fue al baño a asearse, y ya lista se encaminó en busca de sus ayudantes.

Salió de la habitación y cruzó el pasillo, pasando por el balcón de la escalera que daba al piso de abajo, levantando unos cuantos juguetes en su camino.

Llegó a su primer destino y abrió la puerta despacio, encontrándose con una tierna imagen a la que ya estaba acostumbrada pero seguía maravillándola. Alejandro dormía plácidamente sobre su cama, cubierto por completo por su edredón negro y amarillo de Batman, y su muñeco del mismo superhéroe en sus brazos, protegido por el como si fuera lo más valioso de su vida.

Sonrió enternecida y se acercó despacio, poniéndose de cuclillas junto a la cama, y acariciando su suave y castaño cabello. Depositó un suave beso en su frente antes de intentar despertarlo.

Para todos, Ale era la viva imagen de Juliana, excepto por su cabello casi dorado, aunque con el tiempo se estaba oscureciendo. Y, aunque también se parecía mucho a ella en su personalidad, había algo que sin dudas compartía con Valentina: su pasión por dormir.

Juliana siempre había tenido el sueño muy ligero, y no solía dormir de más. En cambio, su esposa podía quedarse en la cama un día entero si se lo permitían. Aunque debía admitir que muchas veces no le había molestado permanecer horas y horas abrazada a Valentina en la cama.

"Ale" dijo con suavidad, acariciando una vez más el cabello de su pequeño, quien a penas se removió un poco. "Ale, mi amor" repitió, esta vez sacudiéndolo con delicadeza, haciendo que se refunfuñara algo inentendible.

En su tercer intento, tuvo éxito, y se encontró a los pocos segundos con unos hermosos ojitos color café intentando mirarla.

"Hola, mi vida. ¿Listo para darle su sorpresa a mami?" Esas palabras parecieron despertarlo de manera instantánea. Alejandro sonrió y se incorporó, sentándose en la cama y restregándose los ojos.

Ale ya estaba acostumbrado a la pequeña rutina que habían desarrollado para el cumpleaños de Valentina. Pero ahora que los gemelos ya tenían 3 años, podían sumarlos a todo el ritual. Aunque Juliana estaba segura de que sería todo un desafío.

"¿Vamos a preparar hot cakes?" Preguntó el niño mientras caminaba de la mano de Juliana hacia la habitación de enfrente.

"Sí, mi amor. Pero primero debemos despertar a tus hermanos para que nos ayuden, ¿va?"

"No, mamá. Ellos no saben hacer hot cakes" Se quejó Alejandro mientras entraban al cuarto de los gemelos.

"Pues les enseñamos, ¿no? Pero aquí el chef oficial eres tu, ellos serán tus ayudantes, ¿te parece?" Aunque dudó unos momentos, sus palabras parecieron convencerlo y entró dichoso junto a su madre a despertar a sus hermanos.

Instantes - JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora