Princesa heredera.

[II]

-claude, querido, por favor -puso sus manos en su torso tratando de apartarlo mientras sentía sus labios en su mejilla.

-seremos esposos no tiene nada de malo.

-pero estamos ante la vista de todos.

Miro de reojo a las sirvientas que fingian hacer sus quehaceres en los pasillos cercanos al jardín pero en realidad los estaban espiando.

Era de mañana, los dos estaban tomando el té en el jardín del palacio garnet.

-no importa, como dije, seremos esposos es algo normal -acarició su mejilla y luego la besó dejándola sorprendida.

Pero poco a poco cerró sus ojos dejándose mimar por el frío emperador.

Eso era un acto normal entre las parejas pero...eso no era normal en Claude.

Y todo aquel que pasaba por allí se sorprendía al verlos tan acaramelados.

-aún no puedo creer que papá tenga una prometida y no me haya enterado en todos estos años -hizo un puchero la princesa.

-su majestad es algo...reservado con Lady Elizabeth -sonrió con una gotita lily.

Todos los que eran allegados a claude desde hace años sabían que él era sumamente mezquino con Elizabeth.

-es una mujer amable y hermosa -ante el halago de Lucas las dos mujeres quedaron con la boca abierta.

El mago estaba sentado frente a la princesa comiendo algunas galletas mientras veía con desinterés el pequeño berrinche de la princesa.
Lily estaba sirviendo algo de té mientras escuchaba a la rubia, en cuanto a Felix, él estaba cerca de la puerta escuchando todo con una sonrisa.

-estoy de acuerdo con el mago, princesa, Lady Elizabeth es una de las mujeres más hermosas del imperio, todos los hombres codiciaban su mano incluso yo lo hice -admitió sonrojandose levemente y dejando en shock a las dos mujeres.

-"si yo hubiese conocido desde hace tiempo a esa princesa también hubiera pedido su mano, aunque su belleza y divinidad es gracias a su poder y a sus genes....pero como persona también es hermosa".

El azabache se perdió en sus pensamientos al recordar cuando sintió la presencia de la primer princesa heredera llegar a obelia.

Era inevitable no sentir su presencia.

Todos los magos la sintieron, a excepción de claude que estaba tan centrado en su hija y en que nadie se acerqué a ella que recién notó a su prometida cuando hizo acto de presencia en el salón.

Apareció cerca de ella y se deslumbró por su belleza, admitía que era hermosa.
Mucho más hermosa que todas las damas que conoció, su belleza era digna de una diosa de la realeza.
Le hacía recordar a la belleza de las reinas, princesas y la emperatriz de hace 500 años.