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Narra tn:

Llegamos al instituto, y todas las princesas nos miraron con desdén. No le dimos importancia y nos dirigimos a la oficina del director, tratando de mantener la compostura.

Las miradas de desprecio y los murmullos a nuestro paso eran evidentes, pero seguimos adelante.

—Hola, ¿quiénes son ustedes? No creo aver mandado a llamr a gebte de el pueblo—preguntó el director, mirándonos con curiosidad desde detrás de su escritorio.

—Bueno se equivica un poco ya que Soy t/n, princesa de Bosnia —dije, tratando de mantener la calma a pesar de las miradas inquisitivas.

—Yo soy Lisa, la princesa de Georga —añadió Lisa, con una sonrisa que intentaba ocultar su nerviosismo.

—Yo soy Jisoo, la princesa de Germanía —dijo Jisoo, con una leve inclinación de cabeza, tratando de parecer segura.

—Yo soy Jennie, la princesa de Abjasia —continuó Jennie, con determinación en su voz.

—Y yo soy Rose, la princesa de Candia —finalizó Rose, con una voz suave pero firme.

El director nos miró de arriba a abajo, claramente confundido por nuestra apariencia.

—lamenti mucho el malentendido señoritas, pero no me esperaba su llegada en una ropa un poco fuera de alcurnia —preguntó, frunciendo el ceño.

—si disculpe nuestra vestimenta, pero es un atuendo encantador,modesto y cómodo, pero dejando eso un poco de lado entenderá que, nosotras queremos pasar desapercibidas.

Asi que de la manera mas atenta, le pido que nos haga pasar como estudiantes becadas —respondí, tratando de mantener la compostura.

—Claro, que si si aldeza real—dijo el director, dispuesto a ayudarnos

—como ya le explique, nosotras queremos llevar una vida cómoda y placentera, sinque nadie se entere que somos las princesas de los reinos mas poderosos, asi que por favor mantenga esto en comoleta confidencialidad —pedí, con firmeza.

El director nos miró, claramente sorprendido por nuestra solicitud, pero finalmente asintió.

—Por supuesto, señorita. Haré lo que pide y esta en mis manos oara poder ayudar a sus aldeas reales —dijo, para levantarse de su escritorio y hacer una pequeña inclinación ante nosotras

—Gracias —dije, sintiendo un alivio momentáneo.

—Una cosa más: aquí están sus horarios. Les tocará en las mismas clases a todas —informó el director, entregándonos los horarios.

—Ok, gracias por su comprensión —respondimos todas, agradecidas.

—Ah, sí, sus uniformes —añadió el director, entregándonos los paquetes con nuestros nuevos atuendos escolares.

—Gracias —dijimos al unísion antes de salir de la oficina.

Narración de tn:

Salimos de la oficina, y por ir distraída, choqué con alguien. Levanté la vista y me encontré con los ojos severos del príncipe Jimin.

—¡Oye! ¿Qué diablos te pasa, campesina? ¡Fíjate por dónde vas! —gritó Jimin, con evidente desprecio en su voz.

—Lo siento mucho, príncipe Jimin. No fue mi intención —me disculpé, tratando de no parecer intimidada.

—¡Agg! Por eso odio a los campesinos, porque son unos inútiles —dijo Jimin, sin ocultar su desdén.

—Oye, ellos... nostros —corregí — también merecemos respeto e igualdad —respondí, sintiendo cómo mi ira empezaba a hervir.

—Uy, qué pena por ti, sucia criada. Te quedaría el puesto de princesa, pero solo eres una simple criada —dijo Jimin, con una sonrisa arrogante.

Estaba a punto de darle una bofetada, pero alguien me detuvo.

—Tranquila, tn. Él no vale la pena —dijo Lisa, sujetándome con firmeza.

—Ok, vámonos —dije, tratando de calmarme.

Narradora:

Todas salieron de allí, pero tnsalió hecha una furia. Se montaron en sus caballos y se fueron, dejando atrás la amarga experiencia. En el camino de regreso, las chicas intentaban animarme.

—tn, no dejes que ese idiota te afecte. Sabemos quién eres realmente —dijo Rose, con una sonrisa alentadora.

—Sí, estamos aquí juntas. No dejaremos que nadie nos derrumbe —añadió Jennie, con determinación.

—Gracias, chicas. No sé qué haría sin ustedes —respondí, sintiéndome afortunada de tener amigas como ellas.

Narra Jimin:

¡Vaya! Esa chica tiene agallas. Se enfrentó a su príncipe sabiendo que la podía hacer limpiar el castillo hasta que tuviera que limpiar sus propias lagrimas

—¿Quiénes eran esas campesinas? —preguntó uno de mis amigos, acercándose.

—No lo sé, pero parecen ser más de lo que aparentan, de echo puedo asegurar con firmeza que la he visto en algun lugar pero, sinceramente, no recuerdo donde —respondí, todavía intrigado por aquella pueblerina sin modales y poco etica.

Al día siguiente, las clases comenzaron temprano. Entré al aula y, para mi sorpresa, ahí estaban ellas, vestidas con sus nuevos uniformes.

—Miren quiénes llegaron —dijo una voz burlona detrás de mí.

—Las campesinas con suerte —añadió otra voz.

—Déjenlas en paz. Ellas también tienen derecho a estar aquí —dije, sin saber exactamente por qué las estaba defendiendo.

Tn levantó la vista y nuestras miradas se cruzaron por un momento. Vi una chispa de desafío en sus ojos que me hizo cuestionar todo lo que creía saber sobre ella.

Algo me decía que esta no sería la última vez que nuestros caminos se cruzarían. Y que debía recordar con exactitud en donde es que  había visto esa cara, esos ojos , esa boca, esa forma de mirar...

Simplemente, ¡¡DE DONDE LA CONOZCO!!

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Fak no recordaba lo difícil que era redactar jaja

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